Rudolf Diesel
Willy Hierro Allen
RUDOLF CHRISTIAN KARL DIESEL nació en Francia, allá por el año 1858, y pasó su infancia y juventud en la ciudad de París y sus alrededores. Fue hijo de inmigrantes bávaros. En 1870, ante la guerra franco-prusiana, la familia tuvo que regresar a Alemania. Con 12 años de edad Rudolf fue enviado a la ciudad de Augsburgo y en 1875 se convirtió en discípulo de Carl von Linde (inventor de la nevera) en Munich, tenía entonces 17 años.
Al cumplir la mayoría de edad, el joven Rudolf fue a París como representante de la empresa de máquinas frigoríficas de su maestro. En 1885, a los 27 años, Rudolf inició sus trabajos de laboratorio para crear un nuevo motor, diferente a los conocidos, que se extienden durante 13 años. A los 34 años de edad Rudolf Diesel obtuvo la patente de su motor de combustión interna.
En 1892 ya existe el motor diesel en teoría. Al año siguiente, el 10 de agosto de 1893, en Augsburgo, Alemania, se asoció a una firma que pertenecía al grupo Krupp, la MAN (Maschinen fabrik Augsburg-Nurnberg AG) para trabajar en su novedoso motor. Los experimentos continuaron hasta el 4 de octubre de 1897, momento en que el motor ya había logrado una eficiencia teórica y práctica de 75.6 %.
El motor ya era todo un éxito a pesar de las agudas críticas de sus detractores. Hay que tener en cuenta que con el motor de vapor solo se conseguía 10 % de eficiencia en esa época. El Instituto de Ingenieros Mecánicos le otorgó la Orden al Mérito por sus notables innovaciones, y para 1898 ya Diesel era millonario por la venta de franquicias a empresas europeas y de otras partes del mundo.
Originalmente el motor de Diesel quemaba como combustible el aceite de palma en condiciones de trabajo, luego fue aceite de cacahuete y por último petróleo por ser un combustible tan abundante como barato en esos tiempos. Su motor fue usado en oleoductos, plantas eléctricas y de bombeo de agua, minería, transporte marítimo y fluvial, así como en camiones, ómnibus y automóviles.
El motor diesel se apoya en tres puntos fundamentales: la transferencia de calor como proceso o ley física, el conocimiento y creatividad en el diseño mecánico y lo que se podría llamar necesidades sociales. Su proyecto fue concebido en parte para facilitar el trabajo a los pequeños artesanos y trabajadores independientes, reduciéndoles los costos a fin de que pudiesen subsistir junto a las gigantescas industrias que empleaban para producir las grandes máquinas de vapor.
Contra lo que pueda pensarse por sus detractores, Rudolf Diesel se consideraba a sí mismo un filósofo social aunque su libro Solidaridad, donde describe su visión de la empresa dentro de un sistema social, solamente vendió 200 ejemplares. Para Diesel, su motor, sus inventos y su aporte a las diferentes ramas de la economía social (como el transporte y la producción de bienes, por ejemplo), no constituían un fin sino el medio para mejorar la justicia social.
Falleció la noche del 29 al 30 de septiembre de 1913, durante un viaje por mar desde Francia a Inglaterra. Su cuerpo apareció ahogado en el Canal de la Mancha dos días después, fue encontrado por una lancha patrullera. Se le identificó por sus documentos y como solía ocurrir en aquella época, devolvieron el cadáver al mar. Su muerte está llena de misterio y de especulaciones.
Dicen que padecía de fuertes dolores de cabeza y que, desesperado, esa noche se lanzó al mar. Otros argumentan que estaba arruinado y se suicidó. No faltan las connotaciones políticas que argumentan que Diesel no era bien mirado por las autoridades alemanas de la época (antes de la Primera Guerra Mundial) y temían que sus inventos fueran a parar a manos francesas o inglesas, por eso lo asesinaron.
Ninguna de esas teorías ha podido probarse, algunas de ellas sufren de poco fundamento, lo único cierto es que Diesel “despareció” aquella noche fatídica del 29 al 30 de septiembre, porque incluso la versión del cadáver encontrado en el mar por la lancha patrullera, nunca fue probada y los documentos presentados pudieron ser sustraídos por un presunto asesino.
Sea como fuese su fin, Rudolf Diesel nos legó un importante medio para transportarnos: su motor. Y una vida en busca de mejoras sociales.