La muerte de Paul Newman dejó al cine sin uno de sus íconos imprescindibles, y al automovilismo sin un apasionado de las carreras, que legó inolvidables interpretaciones como piloto y un equipo bastante ganador en la extinta Champ Car.

El cáncer apagó el motor del actor estadounidense a los 83 años de edad, quien en 1968 interpretó a un piloto de la Indy en la película Winning, y jamás pudo apartarse de las carreras. En aquel revelador film hizo de Frank Capua, un conductor que rozó la gloria en las míticas 500 Millas de Indianápolis, y el ya célebre bribón del clásico “Butch Cassidy and the Sundance Kid” quedó prendado del fascinante mundo de la velocidad.

En 1972 disputó su primera prueba profesional en Thompson, Connecticut, y hasta 1990 fue un habitual con el equipo Bob Sharp Racing, sobre todo en carreras de Fórmula Nissan, logrando numerosas victorias y campeonatos. Entre sus éxitos sobresale el segundo puesto que ganó en las 24 horas de Le Mans 1979, compartiendo un Porsche 935 con Dick Barbour y Rolf Stommelen. La revista “Motor” resumió tal proeza con el título “El día que el ganador llegó segundo”.

Tenía entonces 53 años, y era el piloto más viejo pero más célebre del lote. Al final se impusieron Klaus Ludwig y los hermanos Don y Bill Whittington, pero el público los abucheó: todos querían ver a Paul Newman…

Su leyenda creció aún más a los 70 años, cuando su equipo logró una victoria en la Clase GT1 de las 24 Horas de Daytona de 1995, que corrió para promocionar su film “Nobody’s fool”. Nada desdeñable para quien por entonces acumulaba dos premios Oscar honoríficos y uno al Mejor Actor en 1986.

“Paul Newman fue una de esa pocas personas a las que el término ‘megaestrella’ no les cae exagerado. Realmente fue una leyenda de la pantalla, pero también un piloto fino, famoso por hacer el trabajo de sus dobles”, evoca Ron Dennis, dueño de McLaren. Paul disputó su última carrera como piloto en 2003, a los 78 años, pero ya llevaba cinco lustros de éxitos como dueño de equipo.

En 1978, fundó Newman Racing para el campeonato CanAm, series que desaparecieron en 1983. Entonces unió fuerzas con Carl Haas y ganó ocho campeonatos de la Champ Car con el rebautizado equipo Newman/Haas Racing. En ese lapso Sebastien Bourdais ganó sus cuatro coronas al hilo, y el ahora piloto de Fórmula 1 guarda entrañables recuerdos del astro: “Paul era un gran personaje, siempre dispuesto a divertirse en las carreras, siempre tratando de ayudar a los chicos y a cualquiera que estuviera cerca”.

Poco después se unió Mike Lansing al consorcio, que se bate ahora en el circuito IndyCar con el nombre de Newman/ Haas/Lanigan Racing. Opuesto al cisma del CART y la IRL, desde 2000 presionó para reunificar la categoría, un logro que alcanzó a ver, pocos meses antes de su muerte. Para mostrar su deleite, realizó un simbólico regreso a Indianápolis, la carrera que había ganado para la pantalla 40 años antes. Descansa en paz, Paul, automovilistas y cinéfilos te lloran…