Antiguas ruinas de La Costiera.
Pintoresca estampa en Vietri Sul Mare.
La Costiera. Vocación innata para el turismo Situada entre los golfos de Nápoles y Salerno, esta es una tierra repleta de panoramas inconmensurables, bellezas inesperadas, antiguos caseríos, playas, huertos, iglesias y restos arqueológicos, que se funden con los típicos olores y sabores de la cocina mediterránea. Angelo Villani, Presidente de la Provincia de Salerno, revela: «El turismo es el petróleo de nuestra tierra y la oferta que debemos proponer ha de ser competitiva y eficaz, capaz de hacer resaltar las especialidades del territorio y procurando que el turismo se distribuya a lo largo del año.» El proyecto Península Amalfitana y Sorrentina persigue mostrar al visitante mucho mejor las caras de la Costiera. Esta localidades, que son muy distintas en ciertos aspectos, en muchos otros resultan complementarias. ¿Qué nos ofrecen? Un sinfín de majestuosidades, como un patrimonio enológico y gastronómico de altísima calidad, paisajes espectaculares y, ante todo, amabilidad, cordialidad y, por supuesto, la exquisitez de un pueblo dispuesto a dar lo mejor de sí a los turistas. El encanto de sus parajes, del mar a la montaña, sus olores, sabores… invitan a turistas, tanto nacionales como de cualquier punto del planeta, a visitar esta tierra. La Costiera puede presumir de tener una vocación innata para el turismo. La tierra del signo de admiración, la costa sorrentina A vista de pájaro la costa sorrentina (de Sorrento, ciudad de la provincia de Nápoles) tiene forma de signo de admiración. ¿Casualidad de la naturaleza, quizás? ¿O acaso tienen algo que ver las emociones que los artistas han descrito en su música, sus poesías e, incluso, en sus pinturas inspiradas en la Divina Costiera? Un pueblo con una vocación turística; pero, ¿de dónde procede esa vocación? Indudablemente, de su historia. Los pueblos, el interior de esas murallas que albergan monumentos, iglesias, plazas… historias, secretos de las antiguas civilizaciones que allí residieron. La costa sorrentina está repleta de leyendas mitológicas, rastros y logros del hombre, en tiempos en los que en esta tierra de mar azul, islotes, frondosos bosques, ruinas imperiales, se dice que vivían las bellas y, a su vez, peligrosas sirenas. La gastronomía es otra de las especialidades de esta tierra. Gragnano es un pueblo mundialmente conocido por sus pastas. Puede que se trate de una casualidad pero, se asegura que su nombre podría derivar de una raíz romana que acertadamente significa «tierra del trigo». Por supuesto, en la «tierra del trigo» existe un museo dedicado a los macarrones y al resto de la familia de las pastas, donde podemos encontrar las maquinarias e instrumentos que han conseguido transformar la blanca harina en oro amarillo. Este encantador pueblo ha recibido en diversas ocasiones el sobrenombre de «La Suiza Napolitana» La exquisitez, el esfuerzo y la dedicación de los viticultores hace que esta tierra, dedicada también a la uva, tenga un vino de renombre admirado por muchos. La costa sorrentina cuenta con su propia denominación de origen: «D.O. Península Sorrentina». La península sorrentina es, en definitiva, un paraje de contrastes; bañada por la brisa del mar Mediterráneo y aderezada con pastas y vinos, cuyos orígenes y secretos guardan aquellas murallas que rodean a los pueblos y los islotes, que tiempos antaño fueron hogar de las sirenas. La costa amalfitana, significado de paraíso terrenal «Aquí está el jardín que buscamos siempre e inútilmente en pos de los lugares perfectos de nuestra infancia», escribió el poeta Salvatore Quasimodo. La pequeña costa amalfitana (de Amalfi, ciudad de la provincia de Salerno), de 42 kilómetros, encierra en esa poca extensión, mucho más de lo que podemos imaginar. En realidad, lo tiene todo: golfos profundos y estrechos, montes, playas de cantos blancos y, además, una maravillosa gastronomía. Positano ha sido, y es, un punto importante para el turismo internacional desde la segunda mitad del siglo XX, y su fama ha ido aumentando. Es un destino apto para todos los públicos y para todos los gustos: naturaleza, gastronomía, diversión, compras. Si se divisa desde el mar, se puede apreciar una cascada de coloridas y pulcras viviendas. Los pueblos de pescadores son lugares con encanto; y si lo que se busca es paz y tranquilidad, son idóneos. Este es el caso de Praiano, un pequeño y modesto pueblecito, pero con unos servicios que poco o nada tienen que envidiar a otros lugares más grandes o más conocidos. Este era el lugar escogido por los antiguos señores de la República de Amalfi para pasar sus vacaciones. Cuenta con una pequeña y preciosa marina, así como una playa que enamora. Arte, eso es Vietri Sul Mare (Vietri sobre el mar), mundialmente conocida por su cerámica. Este municipio de impolutas casas blancas, situado bajo la protección del Golfo de Salerno, es la puerta de entrada a la costa amalfitana. Un auténtico placer para la vista y el paladar, pero también para la relajación y el descanso.