República Dominicana
Santo Domingo se renueva
Entre los acostumbrados anuncios de aperturas hoteleras en playas, nuevas inversiones en materia de golf o marinas y los progresos de destinos como Punta Cana, La Romana, Puerto Plata o Samaná, las autoridades de República Dominicana han anunciado su intención de convertir la capital del país, y especialmente su centro histórico, en uno de sus grandes atractivos para el turismo internacional en los próximos cinco años.
La ciudad primada de América, donde se conserva la primera catedral del Nuevo Mundo, el primer hospital y la primera universidad, debe dejar de ser un destino de segunda en la oferta turística de República Dominicana en unos pocos años; y comenzar a generar más visitantes, a partir de abrirse con mucho mejores condiciones a segmentos de público con ese interés. Todo esto se espera de un gran proyecto de restauración y recuperación física de la zona colonial de Santo Domingo, que además de centrarse en el remozamiento de sus monumentos y calles, reforzará la seguridad en la zona, creará facilidades para el comercio, espacios adecuados para el estacionamiento de autos y ómnibus, algunos programas de beneficio social y empleos, entre otros. La iniciativa apoyada por una línea de crédito ascendente a unos 30 millones de dólares, propiciará que República Dominicana avance en sus propósitos de abrir nuevos nichos de mercado complementarios al de sol y playa, para impulsar un turismo basado también en su patrimonio histórico-cultural, que genere arribos directos o atraiga a muchos más turistas de los que atrae hoy por concepto de opcionales o excursiones, desde Punta Cana, La Romana o Puerto Plata. La capital dominicana tiene un buen puerto en la desembocadura del río Ozama y a la vista del majestuoso Faro de Colón que es de hecho una de las principales terminales de cruceros en el Caribe, y cuenta con los aeropuertos internacionales de Las Américas y el de Herrera. Su Centro Histórico, Patrimonio de la Humanidad, es un magnífico conglomerado de monumentos y edificaciones cinco veces centenarias que cualquiera agradecería conocer.
El itinerario de rigor debe iniciarse por la Calle de Las Damas, donde se encuentran la mansión colosal de Don Rodrigo de Bastidas y la Santa Basílica Catedral de Nuestra Señora Santa María de la Encarnación, primada de América. Una parada imprescindible es el Alcázar de Colón –del siglo XVI–, situado cerca del Fuerte de Ozama y donde tuvo sede la Corte del Virrey. En la misma ruta aparece la arbolada Plaza de la Hispanidad; y más adelante, en los antiguos predios de los palacios de la Capitanía General y la Real Audiencia, el fabuloso museo de las Atarazanas Reales, con una excelente colección museográfica que abarca desde el siglo XVI hasta el XIX. De vuelta al punto de origen, lo mejor ahora es perderse por la vieja Santo Domingo contemplando sus ambientes a través del Paseo del Conde, que lleva al Parque de la Independencia. Atrás han quedado decenas de edificios históricos llenos de leyendas dentro del escenario abigarrado característico del urbanismo medieval; y joyas aisladas como las iglesias y exponentes castrenses, de los cuales resulta esencial La Torre del Homenaje, considerada entre las más viejas construcciones militares en pie del Nuevo Mundo. Esta iniciativa, también dirigida a favorecer la integración de la población de esa zona y de todo Santo Domingo al desarrollo turístico de la ciudad, ya se convierte en una invitación a disfrutar de la joya colonial con más primicias de toda América.