En una amena conversación, donde no podían faltar la taza de café y el puro Cohiba, Adargelio Garrido de la Grana (Cárdenas, Matanzas, 1958) hizo un paréntesis para, sorbo a sorbo, ir desmenuzando la historia del más famoso de los tabacos cubanos.

El Director Jurídico, Secretario General de la Junta de Accionistas y del Consejo de Administración de Habanos S.A. y también Apoderado de Cubatabaco para los Asuntos de Propiedad Intelectual, es autor de un bello libro acerca del tema, que documenta la trayectoria de la afamada marca.

Garrido recuerda que “a principios de 1960, Bienvenido Pérez Salazar (Chicho), que pertenecía a la escolta de Fidel, recibió de un amigo, una vitola sin nombre que hacía para su fuma personal. Chicho comenzó a fumarlo, y en una ocasión le regaló al Comandante en Jefe este tabaco. “Estoy hablando del lancero, precisa Garrido. En su época fue algo novedoso porque era alargado y fino y entonces se veían más bien los tabacos de calibre grueso”.

El resto de la historia es bien conocida. “Como Fidel, que entonces fumaba, comenzó a obsequiarlo a compañeros, dignatarios de otros países y otras personalidades, pronto la fama del tabaco, todavía sin nombre, comenzó a extenderse”, precisa el investigador. Sin embargo, no fue hasta 1966 que comenzó la producción a gran escala de los tabacos, “porque es el momento en que Celia Sánchez Manduley, heroína cubana de la última guerra de liberación, se percata de la necesidad de que este tabaco merecía llevar un nombre”, explica Garrido.

Así fue como se decidió crear una escuela de torcedores, a iniciativa de Fidel y de Celia. “Esta escuela se instaló en la zona de El Laguito, en la capital cubana. Estuvo situada anteriormente en dos casas hasta ocupar la sede actual o casa matriz en la Avenida 46 de la propia zona”.

“En 1966, explica Garrido, Celia, que fue la gran estratega de marketing en los inicios de la marca, se percató de que aquel puro merecía un nombre. “Como era habitual en ella, por su alto sentido de la cubanía, de lo autóctono, comenzó a indagar en nuestra historia y localiza ese nombre, que fue realmente la primera denominación que tuvo el tabaco. “No se sabe si los aborígenes lo llamaban así al referirse a los puros o a la planta del tabaco. Es decir que Celia, como siempre, fiel a nuestras raíces históricas, afirmó: ‘Lo llamaremos Cohiba', quedando así bautizada la marca”.

Después de ponerle nombre al producto, comenzaría un arduo trabajo de construcción de la marca, que incluyó diseño y sobre todo formato, porque se comprendió que para convertirla en una marca de puros no bastaba un solo módulo, y es a partir de ese estudio que surgen las coronas especiales y las panetelas.

“El primer registro de la marca en Cuba se solicita en 1969, con su diseño original, asegura Garrido. Después ese puro, ya con nombre desde 1966, comienza a adquirir más prestigio, más fama, precisamente por todo ese trabajo de marketing indirecto, hablando en términos actuales, en el que se va gestando un estado de opinión, una idea, sobre algo que el Presidente cubano regalaba. Debido a esta notoriedad que fue adquiriendo la marca, se comenzó, primero en los 70, a comercializar en los diplomercados del país y en su mercado interno, y después en 1982 Cubatabaco decide lanzarla al mercado internacional”.

En un veloz recorrido por la historia de Cohíba en su aniversario 40, Garrido subraya que desde 1982 hasta la fecha, “todo es historia, pues como marca se va construyendo poco a poco y se comercializa internacionalmente. Además, se determinó modernizar la imagen y así surgió el tercer diseño de la marca, que es el que se conoce en la actualidad; y con ello se crea su imagen institucional. En 1989 se amplía su vitolario a tres vitolas más: robusto, exquisitos y espléndidos. Llega 1992 y se lanza la línea 1492. “Es decir, que en todos estos años, de 1966 hasta hoy, el Cohiba ha crecido hasta convertirse en el Habano más elitista del mundo”.

El litigio General Cigar, importante compañía de Tabacos en los EEUU, registró la marca Cohiba en ese país en 1978. Después de unos años de ventas insignificantes, a mediados de la década de los 80, General Cigar abandonó su uso de la marca por casi cinco años hasta finales del año 1992. La compañía reanudó el uso de la marca mediante la venta de pequeñas cantidades, inmediatamente después de que la revista Cigar Aficionado elogió a Cohiba como “la marca legendaria de Cuba, quizás el mejor tabaco del mundo”, y solicitó un nuevo registro a finales de 1992.

Al conocer Cubatabaco de la nueva solicitud y del reinicio no significativo de las ventas, decide iniciar su acción legal contra General Cigar, por lo que en enero de 1997, solicita a la Oficina de Marcas y Patentes de los Estados Unidos la cancelación del registro de General Cigar y, paralelamente, el registro de dicha denominación a su nombre (Cubatabaco). En septiembre de 1997, General Cigar realizó el “relanzamiento” de la marca en Nueva York y Miami, al parecer en respuesta al paso dado por Cubatabaco, por lo que se decide iniciar la acción judicial ante la Corte del Distrito Sur de Nueva York Después de una ardua batalla en los tribunales, en fallo de Primera Instancia en marzo de 2004, la Corte Federal de Distrito determinó que la empresa Cubatabaco y no General Cigar, tiene el derecho a comercializar puros bajo la marca Cohiba en los Estados Unidos. Este fallo reconoció al Cohiba cubano como marca “notoria” con derecho a protección especial internacional. Por tal razón ordenó, entre otros, la cancelación del registro de la marca perteneciente a General Cigar y emitió una orden prohibiendo a esta compañía vender puros bajo esta marca.

General Cigar recurrió entonces al fallo de la Corte Federal del Distrito ante la Corte de Apelación del Segundo Circuito en Nueva York, alegando, entre otros argumentos, que el fallo de la Corte del Distrito viola las disposiciones del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba. En el proceso de apelación, el gobierno de los Estados Unidos, actuando como amicus curiae, confirmó el fallo de la Corte de Distrito a favor de Cubatabaco. Sin embargo, según fallo de febrero de 2005, la Corte de Apelación del Segundo Circuito en Nueva York revocó la sentencia de la Corte de Distrito, desoyendo la opinión del propio gobierno de Estados Unidos. La Corte de Apelación declaró que la ley del embargo estadounidense privó a Cubatabaco de sus derechos sobre la marca Cohiba. Este fallo de la Corte de Apelación desconoce la aplicación del Convenio de París para la Propiedad Industrial, acuerdo internacional en el que Estados Unidos y Cuba son partes. Olvida, además, la reciprocidad otorgada por Cuba a marcas notorias de empresas norteamericanas registradas en su territorio.

No obstante, Cubatabaco apeló ante el pleno de la Corte de Apelación, cuyo fallo resultó también negativo y posteriormente recurrió a la Corte Suprema, que es la etapa en la cual se encuentra actualmente el litigio.