Los Habanos del Club Habana
Fumarse un habano en Cuba tiene doble connotación: por tratarse del país de origen de esa joya vegetal, y por la particular elegancia y variedad en el surtido que ofrecen las Casas del Habano, de las cuales sobresale la del Club Habana, un recodo especial preferido por diplomáticos y personalidades.
Un verdadero banco de exquisitos tabacos constituye este lugar, que como si fuera una institución monetaria, alberga piezas muy caras en bóvedas ocupadas por clientes franceses, mexicanos, estadounidenses, españoles, suizos, británicos, brasileños y de otras nacionalidades.
Franquicia mundial Sin embargo, esta institución no es la única de su tipo en Cuba, ni mucho menos en el mundo. La Casa del Habano constituye el nombre de una franquicia en poder de Habanos S.A., pero ese es solo el enunciado de un excelente espacio difusor de elementos de la cultura cubana que todos los fumadores agradecen, y a donde concurren para fumar, comprar y aprender. Además, son sitios donde se recibe información y se relaciona el tabaco con otros dos excelentes productos de esta Isla: el café y el ron.
En estos momentos existen más de 100 de estos establecimientos en todo el mundo, con Casas operativas en América del Norte, Caribe, Cuba -como país anfitrión y origen del habano-, Europa, Medio Oriente, África y Lejano Oriente. La primera de estas moradas comenzó a funcionar en 1990, en Cancún, México. En un primer período se crearon alrededor de 27 Casas que de manera señalada son reconocidas en la actualidad por la Cadena y la Dirección Franquiciadora como Tiendas Fundadoras.
La Franquicia no se ha mantenido estática en el tiempo. Conservando los elementos fundamentales que le dieron origen, en el decursar de estos años se le incorporaron elementos y conceptos para hacerla no solo una tienda especializada, sino el centro de relaciones públicas del Habano.
En el caso de la Casa del Habano del Club Habana, el lugar también posee condiciones muy especiales, con dos equipos acondicionadores, uno en marcha y otro en reserva por cualquier rotura, que garantizan una conservación perfecta por años. Esta maravilla se logra con una humedad relativa de entre 65 y 70 por ciento, y una temperatura de alrededor de 18 grados centígrados, parámetros ideales para conservar los puros, según explica Enrique Mons, quien de sus 63 años de vida más de cincuenta se los ha dedicado al tabaco.
El gerente de esta Casa del Habano, donde laboran además un vendedor, un torcedor y el jefe de almacén, todos con amplia experiencia en el sector, recuerda que el lugar quedó inaugurado solo un año después de haber abierto el Club Habana, el 5 de enero de 2000, cuando el proyecto fue aprobado por Abraham Maciques, director del Complejo Palacio de las Convenciones.
La nueva morada de humos prosperó inmediatamente. Uno de sus secretos es la sala de ventas bien suministrada de las mejores marcas y sus vitolas, así como un bar atípico, listo para la combinación del tabaco con rones, coñac y otras bebidas espirituosas. La Casa también posee un privado con taquillero de tabaco walk-in-humidor - casi el 50 por ciento de sus 72 espacios, con posibilidad de ampliarse- donde muchos clientes fijos conservan puros cubanos, algunos por más de diez años.
Otra clave del éxito consiste en que muchos clientes siguen a Mons, su gerente, adonde quiera que labore, debido a la atención personalizada que brinda y su gran experiencia en el tema.
Nacido en la occidental provincia cubana de Pinar del Río, cuna del mejor tabaco, a los diez años Mons comenzó a trabajar con su familia en el campo, en la cosecha de esa hoja, posteriormente se hizo torcedor, trabajando a lo largo de su vida en fábricas como Partagás, H.Upmann, La Corona, Romeo y Julieta, hasta llegar a laborar en el control y calidad por 18 años, en Cubatabaco y luego Habanos S.A.
En 1989 participó en la apertura de la primera tienda de tabaco en la capital, creada en respuesta a la creciente demanda de viajeros, hombres de negocio y turistas, interesados en los puros cubanos. Por eso, cuando se concretó el proyecto en el Club Habana, Mons pasó a laborar en este lugar, donde desde entonces se recogen los frutos de un trabajo esmerado y del prestigio de un establecimiento visitado por las más importantes personalidades del universo del tabaco, pues, unidos por un mismo gusto, fumarse un buen habano, ministros, ex presidentes, personalidades del arte, príncipes y políticos han visitado la Casa.