Todos los años, en cuanto ceden en su pertinaz frecuencia los vientos y el oleaje de los frentes invernales que azotan durante algunos meses la costa norte cubana, ocurre un día u otro que uno se encuentra en alguna calle de La Habana próxima al mar, a algún pescador que lleva atravesado en su bicicleta un hermoso pez de pico.

La pesca de la aguja por métodos deportivos es una suerte de aventura con la que mucha gente dice que sueña, pero se ha visto que en verdad sólo unos cuantos se apresuran y obstinan en llevarla a cabo y no una, sino todas las veces que su tiempo y su bolsillo le permitan. Es como un encantamiento que dura todos los minutos u horas que permanece el pez en el agua, unido al pescador por una fina línea, en uno de cuyos extremos habrá un anzuelo (entonces en la boca de la aguja) y en el otro una vara y un carrete.

La resistencia de esa línea es tal, que el peso del pez puede sobrepasarla dos, cinco o más veces y sólo la adecuada graduación del avío y la habilidad del deportista, combinadas con la experiencia y pericia del patrón de la embarcación, posibilitan que la captura se complete antes de que la línea estalle o una aguja demasiado grande haga saltar los avíos sobre la borda.

Cuando se pesca al curricán, navegando con varias líneas o sedales a remolque, el momento de lidiar un pez es el más importante de toda la jornada de pesca. Ese clímax puede llegar apenas se ha salido de puerto (ha sucedido en Cuba a unos cuantos afortunados), pero es más frecuente que transcurran horas durante las cuales toda la acción a bordo será la espera.

Hemingway cruza el estrecho El novelista norteamericano Ernest Hemingway, apenas se estaba escapando hacia la fama cuando en 1932 cruzó el estrecho de la Florida en la lancha de un amigo y vino a La Habana a correr su primera temporada de agujas. Una habitación en el hotel Ambos Mundos, a pocas cuadras del puerto, se convirtió en la base de operaciones del novelista y su grupo.

Ese año cobró una veintena de agujas y fue cautivado para siempre por las aguas que bañan la costa noroccidental cubana. Los peces de picos se habían convertido en la obsesión de Ernest Hemingway desde una conversación que tuvo cuatro años antes en Dry Tortuga con el patrón de pesca cubano Carlos Gutiérrez.

La relación de la fuerza de la corriente marina, los vientos y otras variables meteorológicas con la disposición de los peces a tomar la carnada, fueron recogidos por Hemingway en el capítulo “Marlin off Cuba”, que aportó en 1935 al libro American Big Game Fishing.

¿Cómo se pesca? La pesca propiamente deportiva se realiza en embarcaciones a motor, dotadas en la actualidad de largos outriggers, especie de extensas pértigas que ayudan a desplegar los sedales a ambos lados del yate. Avíos de vara y carrete, del sistema denominado trolling, son usados para pescar con líneas de 30 a más de 100 libras de resistencia. Los peces, en ocasiones, pesarán cinco o diez veces más.

Como carnada, lo más usual en Cuba es el agujón. Se sacan ambas bandas del pez, se les rebaja la carne y se ata cada una al anzuelo, cortándoles dos puntas al extremo libre para que aleteen en la superficie cuando se lleven a remolque. Cuando una aguja toma esta carnada, o el señuelo artificial parecido a un calamar multicolor que cada vez se usa más, la línea se desprende de la presilla que la retenía en lo alto del outrigger y comienza a escapar del carrete con un zumbido intraducible pero que uno no olvidará una vez que lo escuche.

La regla básica para capturar un pez grande es mantener la caña en alto, fuertemente sostenida, cuando el animal hace su corrida y cobrar línea haciendo girar la manivela del carrete mientras la vara se hace oscilar rítmicamente en un movimiento de bombeo; sus músculos trabajarán. El desenlace depende de muchas cosas (incluso de la suerte), pero en todo caso su trabajo termina cuando el pez se encuentra junto a la borda.

Pescar agujas en Cuba Hay unos cuantos sitios por donde se puede salir a pescar agujas en Cuba, pero la zona de mayores posibilidades sigue siendo la corriente del Golfo a la altura de la costa noroccidental de la Isla, desde Bahía Honda hasta algo más al oriente de la población costera de Santa Cruz del Norte. Esto hace un corredor de unas 75 millas, a lo largo del cual el pez aparece sin apartarse demasiado de la costa.

A lo largo de ese tramo de litoral hay unas cuantas localidades cuyos aficionados conocen y practican la pesca de la aguja, entre ellos Cojímar, el poblado que Hemingway hizo famoso y que hoy día tiene la mayor flota de embarcaciones de pesca deportiva en el país.

Si usted viaja a La Habana como turista tendrá todas las oportunidades que quiera de pescar una aguja, no importa el lugar de la ciudad donde se encuentre su hotel. Hay dos marinas, cada una con su flota especializada, sus guías y capitanes experimentados, ofertas de alojamiento y gastronomía, además de varios torneos en los mejores momentos de la temporada de pesca. Uno de esos puertos turísticos habaneros es la Marina Hemingway. Hace medio siglo lo nombraban Barlovento y luego Marlin Village -La Villa de la Aguja-. Hoy cuenta con cuatro canales de diseño anticiclón y 8 600 metros lineales de muelle. Hay allí un centenar de atraques habilitados con servicio de agua potable, electricidad, teléfono y custodia, aunque dichas facilidades son sólo una pequeña parte de las que son factibles de poner en servicio en tal instalación.

Esta marina es la sede del Club Náutico Internacional Hemingway de La Habana, que ha introducido en Cuba la modalidad de tag & release (marcar y soltar) en las competencias de pesca de agujas. El comodoro de esta asociación, José Miguel Díaz Escrich, es representante en Cuba de la International Game Fish Association, IGFA.

Dicho Club cuenta con algo más de 1 000 miembros de medio centenar de países y es el organizador del clásico Torneo Internacional de la Pesca de la Aguja Ernest Hemingway, celebrado siempre en primavera. Otro certamen de esta marina es el del Blue Marlin, nombre inglés de la aguja de casta. A las puertas del invierno tiene lugar un concurso de pesca del peto (wahoo). En octubre realizan su cita élite, el Torneo de La Hispanidad, y cada verano el titulado "El Viejo y El Mar".

Pescar en Cuba es bien fácil para el turista. Si arriba en su propia embarcación, anuncie su llegada por las frecuencias radiales 16 y 72 de VHF y 7462 de single side band, para comunicar con la Marina Hemingway; una visa temporal, prorrogable, puede ser tramitada a su llegada. La agencia local ESICUBA ofrece seguros a embarcaciones de placer: solicitudes al fax (53-7)551457 y vía e-mail a giraldo@chsic.get.cu.

Puede rentar embarcaciones adecuadas para la pesca mayor en Marina Hemingway, donde la oferta por jornada de cuatro horas y hasta cuatro pescadores, tiene un costo de entre 300 y 400 US dólares. En Marina Tarará es de 230 US dólares, el mismo tiempo de pesca, y en ambos casos se incluye tripulación, avío y carnada. Más detalles pueden ser obtenidos en una visita a los sitios www.cubanacan.cu y www.puertosol.net.Buena pesca.