Con este corazón que no se pone ropa
Un acercamiento a la vida y obra de Carilda Oliver Labra propone Excelencias, para devolverla en estas modestas páginas desnuda y para siempre, con sus ilusiones y misterios. Sea esta cita corta con sus palabras recobradas, la justa evocación a una creadora que logró con la poesía la virtud sublime de hacer felices a los demás. Con la palabra como refugio entregamos esta selección de sus versos, gracias también a la colaboración de su esposo, el escritor Raidel Hernández. Descubra en ellos a la muchacha rubia sin ayer y sin prisa. Llévese su plenitud y guárdela por todo el tiempo de la eternidad
La Casa (fragmentos)
Qué bueno es en la noche fugitiva
comer una tajada de la muerte
y andar por entre sombras: vieja, fuerte,
como una soledad que sigue viva.
Qué bueno es asumir esta careta
donde he escondido el rostro del ayuno,
y absorta en sueños revivir alguno,
y hacer con el dolor una viñeta.
¡Qué bueno es naufragar por la saleta
en Calzada de Tirry ochenta y uno!
Qué bueno es despertar entre vitrales
con pájaros que abruman nuestro oído
y sola por el patio, sin vestido,
jugar con esperanzas y animales.
¡Qué bueno es abrazar todo el planeta
en Calzada de Tirry ochenta y uno!
Encuentro
A veces va una por la calle, triste,
pidiendo que el canario no se muera
y apenas se da cuenta de que existe
un semáforo, el pan, la primavera.
A veces va una por la calle, sola
—ay, no queriendo averiguar si espera
y el ruido de algún rostro que se inmola
nos pone a sollozar de otra manera.
A veces por la calle, entretenida
va una sin permiso de la vida,
con un hambre de todo casi fiera.
A veces va una así, desamparada,
como pudiendo enamorar la nada,
y el milagro aparece en una acera.
Una mujer escribe este poema
Una mujer escribe este poema
donde puede
a cualquier hora de un día que no importa
en el siglo de la avitaminosis
y la cosmonáutica
tristeza deseo no sabe qué
esperando la bayoneta o el obús
una mujer escribe este poema.