Ciudades patrimoniales en el Caribe y las Américas
Desde su aparición, en 1997, nuestra revista Excelencias Turísticas del Caribe y las Américas decidió rescatar los tesoros ocultos del inmenso patrimonio cultural de esta región y darle una presencia protagónica en nuestras páginas, como una de sus principales atracciones turísticas.
Las primeras villas coloniales atesoran inmensos valores arquitectónicos, históricos, religiosos, en cuya creación y desarrollo se fundieron la sangre, la energía y la creatividad de hombres y mujeres de las
más diversas procedencias geográficas. Hoy podemos imaginar, al observar edificaciones de cinco siglos o más, esa titánica obra de la fusión cultural europeoamericana, en la que intervinieron otros protagonistas étnicos procedentes de África y Asia, en un largo proceso de transculturación, según el concepto elaborado por el sabio Don Fernando Ortíz.
En el presente número incluimos un Reportaje Especial de la ciudad de Bayamo, con motivo de los 500 años de su fundación por el adelantado de la corona española Diego Velázquez. Fue la segunda villa fundada por los españoles en Cuba. La última década del siglo XV, marcada por los viajes del almirante Cristóbal Colón apenas dejó huellas en el continente. Fue a partir de la primera década del siglo XVI cuando, una vez definidos los objetivos de conquista y colonización de los nuevos territorios avistados por los navegantes europeos en el Caribe y más allá, hacia el norte y el sur, comienza el muchas veces doloroso proceso de implantación física y solo con el paso del tiempo aparecerán obras meritorias
por sus valores arquitectónicos o plásticos. Bayamo es para los cubanos todo un símbolo de esa larga andadura, como escenario de los primeros encontronazos entre los aborígenes taínos y los europeos, hasta el surgimiento en esta misma región –ya en el siglo XVIII- de las señales de una nueva identidad que comienza a pujar por la independencia, la soberanía y la autodeterminación, que se hará patente
con fuerza precursora a partir de 1868.
A lo largo de cada una de sus ediciones, nuestra revista ha puesto de relieve el valor de todo el patrimonio tangible e inmaterial creado por los pueblos del Caribe y las Américas como motivación de una especial corriente de viajeros hacia la región, incentivada por el afán de descubrir su cultura en el más amplio sentido de la palabra.
Además del testimonio visible en la arquitectura, las artes plásticas, obras de ingeniería y muchas otras
creaciones de los hombres y mujeres de estas tierras, desde tiempos inmemoriales, nos dimos a la tarea de rescatar historias, leyendas, tradiciones gastronómicas, costumbres, modas y modos de vivir, toda la creatividad de los pueblos americanos, y en particular caribeños, para darlos a conocer de manera amena, comprensible, atractiva, mediante textos apoyados en fotografías de la más alta calidad, sumando algunos de los mejores talentos de todos los países.
Personas de todo el planeta se asoman a esta otra parte del mundo durante sus vacaciones anuales, en cualquier época del año, para confrontar sus visiones y disfrutar de esa nueva forma de enriquecimiento
espiritual, que hoy algunos destinos turísticos ofrecen como la más valiosa retribución a sus visitantes. Si de algún modo contribuimos a ese intercambio, podemos sentirnos satisfechos.