Contrastes CARIBEÑOS
Las huellas de las incursiones de colonizadores europeos en el Caribe, en algunos casos apenas visibles tras el paso arrollador del tiempo y los avatares históricos, como en el caso de Panamá Viejo, o preservadas en sus detalles más exquisitos, como ocurrió en Trinidad de Cuba, resultado del aislamiento geográfico tras alcanzar un período de gloriosa prosperidad, han conformado un entorno de extraordinarios contrastes, que hoy son su mayor atracción para visitantes de otras latitudes.
Al lado de vestigios de alto valor patrimonial, a mayor o menor distancia, las nuevas generaciones han seguido erigiendo sus propias obras y monumentos, con las técnicas y materiales de la era industrial, o incluso de avanzadas tecnologías que retan la naturaleza. Al borde del litoral, en otros tiempos impropios para edificar una vivienda, se elevan majestuosos edificios residenciales y hoteles, que permiten otear el horizonte desde alturas descomunales, a través de ventanales de vidrio tan resistentes como el acero.
Ciudades cruzadas por trenes subterráneos, rápidas autovías, electrificadas, dotadas de sofisticadas redes de telecomunicaciones, aeropuertos, centros financieros, comerciales y de convenciones internacionales, conviven al lado de sus predecesoras coloniales, incluso de aquellos rastros de civilizaciones existentes antes de la llegada de los europeos.
A ese maravilloso mundo de contrastes caribeños, en el que afortunadamente la naturaleza conserva intacta la vegetación original, las cristalinas aguas de playas que permanecieron vírgenes durante siglos, o por lo menos a una porción apreciable, dedicamos la presente edición de Excelencias. Somos testigos, como lo revelan algunos de nuestros reportajes, de que tanto los residentes como autoridades de la región se han impuesto convertirla en el destino ideal de clima cálido todo el año, líder del turismo sostenible.