LAS NUEVAS REALIDADES INTERNACIONALES EN LAS QUE SE DESENVUELVE LA MAYOR DE LAS ANTILLAS EXIGEN CAMBIOS PROFUNDOS EN LA MANERA DE PENSAR Y OPERAR EL TURISMO

 

Cuba crecerá poco más del 4% en su economía en el 2015. En contraste con el magro crecimiento de 1,3% del año  2014. Resulta una buena noticia, todavía más si este crecimiento del Producto Interno Bruto clasifica como el más alto de los últimos cinco años.

Destacan como elementos que han influido en ese crecimiento, primero: el impacto de las menores restricciones a las importaciones en el 2014; segundo: que aún sin el despegue esperado, la inversión extranjera sigue aportando al crecimiento y a las exportaciones; tercero: que el turismo ha recuperado una dinámica no experimentada desde

hacía más de veinte años.

Estimaciones señalan un incremento del 27% del intercambio comercial en los primeros ocho meses del año 2015, con crecimientos de China (76.6%), España (42.4%), Holanda (34.5%); Alemania (24.7%) e Italia (23.9%), y decrecimientos de Estados Unidos 42.1%, Brasil (-10.5%) y Canadá (-9.5%), en comparación con igual período del año anterior (1).

A pesar de que el número de nuevas inversiones anunciadas en la Feria de La Habana pasada deja un sabor agridulce (no más de 30 en total, ocho en el Mariel de los cuales dos son empresas nacionales y otros dos son inversiones que casi califican como pequeños negocios), la Inversión Extranjera confirma lo planteado hace más de un año acerca de su importancia estratégica.

Las cifras, no obstante, siguen siendo elocuentes, pues si bien el 66% de todas las exportaciones de bienes de Cuba tienen su origen en algún tipo de negocio con capital extranjero, solo el 20% de las importaciones totales del país

tienen como destino negocios con inversión extranjera. Ello deja unos 700 millones de dólares de balance positivo para Cuba (Gráfico 1).

 

EL TURISMO EN EL 2015

El 17 de noviembre de 2015 arribó a Cuba el turista número 3 millones, varias semanas antes que el año anterior. Canadá se mantuvo como primer emisor con más de 1 millón 110 mil viajeros (13% de crecimiento). Le siguen los principales mercados europeos que de conjunto, tienen un incremento superior al 25%. A estos se suman los países de mayor emisión en Latinoamérica que, en su totalidad, crecen más de un 20% (Gráfico 2).

Los visitantes procedentes de Estados Unidos (ciudadanos norteamericanos), han incrementado su presencia en un 53% y constituye hasta ahora el mayor impacto visible del inicio de la reconstrucción de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

En los primeros nueve meses del 2015, los arribos a Cuba han crecido a una sorprendente tasa del 18%. Es posible pronosticar un cierre de año con 3.4 millones de turistas o una cifra bastante cercana. Ello significa comenzar a salir del cuasi estancamiento, pues su ritmo de crecimiento anual en el periodo 2005 – 2014 fue de 2.9 %.

Algo relativamente nuevo es la irrupción con mucha fuerza en el mercado cubano de una cadena hotelera canadiense, Blue Diamond, vinculada a poderosos turoperadores de ese país. En cuatro años ha logrado suscribir

contratos de administración para 21 hoteles con 10 500 habitaciones en seis países como Jamaica, República Dominicana, Bahamas, Santa Lucía, México y Cuba. Su núcleo principal está en Cuba, donde administra 13 hoteles con 8 000 habitaciones. La entrada de la compañía canadiense no puede verse disociada del esperado y ya presente auge del turismo norteamericano.
El turismo ha sido el sector donde con mayor evidencia se ha plasmado la ventaja de la asociación con capital y empresas extranjeras. En el nuevo portafolio de inversiones lanzado en la Feria de La Habana aparecen nuevos proyectos de desarrollo en la modalidad de empresas mixtas en los polos de Cienfuegos, Las Tunas (Covarrubias), Holguín (Guardalavaca), Camagüey (Sta. Lucia) y Sancti Spíritus (Ancón), por un total de 9 222 habitaciones en instalaciones cuatro y cinco estrellas, con costos promedio por habitación que van desde los 165 000 hasta los 250

000 dólares, y una inversión total de 2,4 miles de millones de dólares.
El sector no estatal es el complemento necesario. Unas 18 000 habitaciones se rentaban de forma privada en el 2014 (22,5% del total del país), lo que convertía a este sector en la segunda mayor oferta de habitaciones. La capital, con más de 8 000 habitaciones y un 40% de la oferta total de habitaciones, adquiere un especial significado(2).

El aporte del sector, difícil de estimar (y también de medir debido a que aún los sistemas estadísticos no están  actualizados para esta nueva situación) no debe circunscribirse a los ingresos directos e indirectos que genera,

sino también al empleo (directo e indirecto) y a los ahorros en términos de inversión para el estado cubano (si tenemos en cuenta el costo de una habitación de un hotel 3 estrellas está entre 40 000 y 60 000 dólares).

A ello habría que sumar las ganancias de una red extra hotelera con más de 2 000 restaurantes privados, que hacen más competitivo al turismo cubano. Son, debido a sus características, quienes están en mejores condiciones de responder de forma rápida a un incremento abrupto de turistas procedentes de Estados Unidos, aun cuando sus estándares de calidad no puedan alcanzar, como media, a los de los hoteles de mayor rango de Cuba.

Los avances en las conversaciones con Estados Unidos pueden en el “mediano” plazo hacer más diversa la concurrencia en el mercado cubano. La aprobación de viajes regulares y la posibilidad para Cuba de usar un código

compartido que permita vuelos itinerantes de ambos lados del Canal de Bahamas, podrían tener un impacto positivo en el incremento de turistas norteamericanos.
De otra parte, en un escenario sin bloqueo, las cadenas hoteleras estadounidenses no pueden subestimarse. Hoy en día, son un segmento decisivo, principalmente en Cancún, las islas angloparlantes y las holandesas. En esos destinos es amplia la lista de hoteles Marriot, Sheraton, Hyatt, Best Western, Atlantis, Ritz Carlson, Divi.
El reto para Cuba, en términos de estándares de calidad, infraestructura, en especial telecomunicaciones y servicios aeroportuarios –sin desestimar autos de renta– es inconmensurable, y exige cambios profundos en la manera de pensar y de operar el turismo.
Cuba lo hizo ya una vez, a inicios de los noventa. Hacerlo una vez más, ahora con exigencias mayores y otro escenario relativamente diferente, es lo se requiere.

 

(1) Cubastandard, Econmic Trend Report, 2015, 3er. Cuatrimestre

(2) Perelló J. L. “El sector no estatal y su papel en el turismo cubano en un escenario de relaciones con Estados Unidos”, Miradas a la Economía Cubana; análisis del sector no estatal, Pérez O. Y Torres R. Compiladores,

CEEC, Editorial Camino, La Habana, 2015.