El Filin. El sentimiento del pueblo cubano hecho canción
"Filin era tener algo propio, un sello, una onda del tiempo y del gusto, del buen gusto de la época", aseguraba José A. Méndez.
Lo buscábamos cantar bien o cantar lindo, sino comunicar con belleza algo. Toda manera de interpretación que logra entregar un mensaje, una emoción, es una buena forma de cantar”, ha expresado uno de los pilares del filin, César Portillo de la Luz, autor de "Contigo en la distancia", una de las más bellas y conocidas canciones de este género. Estudiosos de la música cubana dicen que este estilo nace en los años de la década de los 40. En el filin se concentraron elementos que, surgidos de una manera de interpretar, llegaron a definir, por sí mismos, una especie o género folclórico urbano. Los "filineros" utilizan ciertas licencias en el tiempo, ciertas inflexiones de la voz a manera de portamentos finales, así como la adición de ornamentos melódicos y una tendencia de la canción dicha, conversada. En el filin lo que se dice debe ser acentuado por el giro melódico. En los años 40, la música cubana ocupó un lugar preponderante en el ámbito del Caribe. Existía una fuerte interrelación de los músicos cubanos con México. Hacia allá saltó el bolero cubano y se juntó con la canción yucateca de carácter romántico y sentimental. Influyeron fuertemente en los "filineros" ambas expresiones musicales e importantes compositores mexicanos como Agustín Lara (“Solamente una vez”) y Consuelo Velásquez (“Bésame mucho”), y tantos más. “Filin quiere decir sentimiento”, expresó poco antes de su muerte en 1989 José Antonio Méndez, uno de sus grandes creadores, muy querido y recordado por el pueblo cubano. “Uno podía tener la voz ronca, o incluso poca voz, pero si decía algo que llegara, tenía filin”. Y agregaba José Antonio: “Así surgió este estilo, cada vez que uno ponía una novenilla o una séptima, se decía, ¡ah, esa cosa tiene filin! Esta forma de música se debe cantar con honestidad, sobre todo, ponerle corazón e intelecto”, “ para nosotros, filin era tener algo propio, un sello, una onda del tiempo y del gusto, del buen gusto del época”.
EL GRAN SALTO La canción filin llegó a su cumbre en esa primera etapa –inicios de la década del 50- cuando el Conjunto Casino comenzó a interpretar sus temas. Empezaron con las composiciones que escribían los autores pioneros: César Portillo de la Luz y de José Antonio Méndez. La creación de una editora musical propia "Musicabana" fue otro paso importante en la difusión del filin. Según cuenta Rosendo Ruiz, hijo: “Teníamos nuestra propias ideas y buscábamos que las canciones que creábamos se oyeran”, “ contamos en ese momento con el apoyo de Lázaro Peña, conocido dirigente sindical, y su compañera Tania Castellanos quienes eran admiradores de nuestra música. Él explicó la necesidad de constituir una editora musical cubana con el fin de agruparnos y defendernos mejor. Nos reuníamos Lázaro, Niño Rivera, César Portillo de la Luz, Luis Yáñez, Jorge Mazón y Pablo Reyes, y fundamos la Asociación Editorial Musicabana”. Allí se dieron a conocer muchos nombres nuevos que surgieron en aquella época, como los grandes Piloto y Vera, Marta Valdés, Ricardo Díaz, Tania Castellanos y muchos más.
UN LUGAR EN LA HABANA Los principales compositores e intérpretes se presentaron en renombrados lugares de la época : el "Sherezada", cabaret del Capri, el Hotel Internacional de Varadero, en el Pico Blanco del Hotel St. John’s ... Por el ambiente y tradición creada, el Pico Blanco en 1981 pasó a ser un lugar exclusivo de este atractivo movimiento musical, el que llamaron el "Rincón del Filin". En una primera etapa fueron sus anfitriones José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz y Ángel Díaz, y en los últimos años, a partir del 92 continúa a cargo de Ángel, que es quien mantiene vivo y vigente el filin en este pedacito de cielo, en el Hotel St. John’s.
JOYAS DEL FILIN Existen piezas antológicas del filin reconocidas internacionalmente. Quién podría olvidar canciones como: "Tú, mi delirio", de César Portillo de la Luz. "En nosotros", de Tania Castellanos. "Tú me acostumbraste", de Frank Domínguez. "Duele", de Piloto y Vera. "Hasta mañana, vida mía", de Rosendo Ruiz Quevedo. "Tú mi rosa azul", de Jorge Mazón. "Tú, mi desengaño", de Pablo Milanés.
EL FILIN TIENE ÁNGEL
Me da tristeza contemplarte Triste,sola No queda ya de lo que fuiste Nada,nada...
Sólo se escuchan las notas íntimas y cadenciosas de "Rosa Mustia", interpretada por Ángel Díaz, esa cálida velada en el "Rincón del Filin", en el Pico Blanco del Hotel "St.John's", en La Habana. Cada noche, Angelito –como se le conoce en el mundo musical cubano- es el anfitrión de este lugar, donde ha cantado y lo hace actualmente junto a prestigiosos cultores del atractivo estilo melódico llamado filin. Este "filinista" empedernido declara con orgullo: "Yo amo el filin, soy un producto de él y siempre haré este tipo de música". Quisimos asomarnos a su vida y a la música que ama con pasión. P.- ¿ Dónde y cómo nace el filin? A. D.: El filin surge en mi casa, el Callejón de Hammel, entre Hospital y Espada, lugar donde todavía resido. Allí, a mediados de los años 40 vivía con mi padre, Tirso Díaz, seguidor de la trova tradicional y guitarrista. Mi hermano Tirso y yo éramos unos muchachos de 17 ó 18 años cuando escuchábamos y compartíamos con mi padre y los amigos trovadores que venían a casa, como los afamados compositores Rosendo Ruiz, Manuel Corona, Hilda Santana, María Teresa Vera, entre muchos otros. Llegaban los amigos a nuestra casa del Callejón de Hammel, nos reuníamos noche tras noche, con quienes compartimos las mismas inquietudes musicales, de cantar y crear canciones. Accidentalmente, en esos años, conocí a César Portillo de la Luz, a Justo Fuentes (ya fallecido) y con ellos y mi hermano Tirso, cantábamos acompañados siempre con la guitarra canciones de la trova o las cubanas de moda que eran actuales entonces. Teníamos contactos también con Dandy Crawford y Luis Yáñez, con quienes disfrutábamos mucho del jazz, íbamos a los muelles de La Habana y bailábamos la música de los marineros, como el boogie-boogie, el swing y todas esas cosas, pero al mismo tiempo entonábamos canciones de la vieja trova y los boleros del momento. De la fusión de todo ello, resultó esa forma de espontánea y coloquial que teníamos de componer y de interpretar. Le pusimos el nombre de "feeling", que significa sentimiento, palabra que en una oportunidad utilizó Luis Yáñez, y la seguimos nombrando. Nuestra casa era el cuartel de la gente del filin. Se formó un grupo importante que compartimos el placer por esta música y la amistad. A estos encuentros no faltaban por ejemplo, José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz, Ñico Rojas, Rosendo Ruiz, hijo,Omara Portuondo, Elena Burke y Moraima Sekada, y tantos otros más. Así nació el filin , en el 1108 del Callejón de Hammel . P.- ¿ Dónde radica su cubanía? A. D: El filin es enteramente cubano porque nació en el Callejón de Hammel, en pleno Centro Habana. Esa es la cubanía mayor que tiene. Además posee un ritmo muy nuestro que lo lleva, sin marcarlo tanto. P.- El filin ha ganado fieles seguidores ¿quiénes lo conforman? A.D: Al principio, en los inicios no nos entendían mucho. Decían ¿estas gentes cantan desafinados? ¡qué les pasa a estos tipos!. Ellos no escuchaban en nosotros la forma tradicional de cantar de los viejos trovadores. Y poco a poco fueron apreciándonos y nos ganamos a un importante público de esa época. Ellos nos siguen hasta ahora y también a los jóvenes de hoy les gusta muchísimo.