Bahamas: Las primeras tierras del "Nuevo Mundo"
Muy cerca de La Florida y por encima de las Grandes Antillas, una guirnalda de islas se extiende de noroeste a sureste, ocupando espacios privilegiados del Océano. Frente al mar, en la playa, se siente un espíritu particular, combinación sublime de las aguas turquesas, como esa historia que mucho tiene que ver con piratas y filibusteros.
Las Bahamas se pusieron de moda en los años 60, cuando el turismo como industria comenzó a florecer y hoy es uno de los reinos más significativos de este mundo, que tiene mucho que ver con cruceros, juegos de golf, baile hasta altas horas de la noche y, por supuesto, el disfrute del mar. El verdadero encanto de este país, compuesto por 700 cayos e islotes de los cuales sólo unos 30 están habitados, reside en el mar, en su naturaleza virginal, lejana de los moldes de los hoteles, porque el país cuenta con 220 casas de descanso, en un paraíso listo para gozar de todas sus bellezas.
Allí, se logra cualquier cosa a costa de unos precios de ensueño, pero siempre en espera de lo mejor, pues ésa es la preocupación del personal turístico, prácticamente la mitad de sus más de 200.000 habitantes.
LA primera industria, por tanto, es el turismo, y la segunda, la bancaria, con 300 bancos y firmas financieras que constituyen otro paraíso, esta vez fiscal y de la inversión extranjera. Por doquier hoy día crecen los condominios, las playas privadas y las áreas de los famosos. Allí tienen sus casas de recreo actores hollywoodienses como Sean Connery.
Al país llegan anualmente unos tres millones y medio de turistas, de los cuales el 80 por ciento provienen de los Estados Unidos, en viajes cortos, preferiblemente de fin de semana o un par de jornadas, para jugar en los casinos o pescar. Además de los norteamericanos, otros viajeros que constantemente acuden a descansar a estas islas son los británicos, los canadienses o los japoneses, que encuentran aquí un destino ideal. Oficialmente el país se denomina The Commonwealth of The Bahamas, pero se le conoce como las Bahamas. Cuenta, sobre todo, con excelentes puntos de buceo, acuarios como el de Crystal Cay y hasta espacios marinos para encontrarse libremente con los delfines.
Semanalmente, entran por lo menos cinco cruceros, que comparten un muelle muy cercano al Downtown, el sitio más pintoresco del país. Tiene casas de madera, estilo victoriano, muy coloridas y repletas de negocios, sobre todo tiendas, pues los habitantes naturales viven a las afueras. La huella de los antiguos pobladores aborígenes desapareció como tal, igual que en las vecinas Antillas, aunque persisten nombres como el "Arawak Cay", un lugar apropiado para comer platos típicos, acabados de sacar del mar.
Por estos lugares, el Almirante Cristobal Colón pisó por primera vez la tierra que después llamaría América (según refiere en su diario de navegación) al llegar a "una isleta de los Lucayos, que se llamaba en lengua de indios Guanahaní", el viernes 12 de octubre de 1492, a la cual bautizó San Salvador. Los españoles se abstuvieron de colonizar las Lucayas o Bahamas, las cuales permanecieron más de un siglo casi olvidadas. Los conquistadores buscaban recursos minerales que estas islas no tenían.
No fue hasta el siglo XVII que los ingleses establecieron sus colonias en las Bahamas. Muchos se dedicaron al comercio de contrabando, que floreció en esos islotes, convertidos también en refugio de corsarios y piratas.
Esos navegantes se ocultaron allí para asaltar los barcos españoles y apoderarse de las riquezas que transportaban de América hacia Europa.La disputa por estos dominios constituyó un capítulo importante dentro del escenario caribeño de los conflictos bélicos que mantenían las potencias coloniales europea en los siglos anteriores y, así, algunos cayos e islas pasaron más de una vez de manos de españoles, franceses e ingleses, que las tomaban o perdían, hasta que el Tratado de Versalles en el año 1783 confirmó la poseción de Gran Bretaña. Los británicos establecieron plantaciones de caña de azúcar e introdujeron el trabajo de esclavos africanos, cuyos descendientes son mayoría en la actualidad.
BUEN VIAJE
Hay muchos lugares que recorrer en Bahamas, por ejemplo, se puede participar en las excursiones a la Blue Laggon Island, o simplemente alquilar un bote para recorrer las cercanías de Isla Paraíso, donde se encuentra el espectacular Hotel Atlantis.
Los casinos ocupan parte importante del tiempo de muchos viajeros que desean probar suerte. Los más importantes son el del propio Atlantis, o el del Crystal Palace, en la placentera Cable Beach. Caminar por Bay St. (Calle de la Bahía) trae el embrujo de los relojes y la joyería en general. Se encuentran las más importantes marcas mundiales. Si usted va a comprar una joya, o un reloj de relieve, seguro lo encontrará un tanto por ciento más bajo de precio en Nassau que en Nueva York, por ejemplo. Una manera de estimular a los buenos bolsillos a visitar las Islas.
El Straw Market, por su parte, es el paseo más colorido, donde se pueden adquirir tres camisetas por 10 dólares, gorras u otras prendas, todas con algún lema distintivo de Bahamas.
Estos pasos lo conducen a la Torre de Agua, a 216 pies sobre el nivel del mar. Construida en 1928, goza de una vista panorámica excelente. Se accede a ella por medio de un ascensor por sólo 50 centavos de dólar.
Muy cerca se encuentran el Fort Fincastle construído en 1793 como fortaleza protectora de toda la ciudad, o la Escalera de la Reina, nombre dado en honor a la Reina Victoria, erigida en el siglo XVIII. También se pueden tomar fotos desde el Balcony House, una casa de madera que data del 1788 y es una de las más antiguas que se conservan. Estamos en un rincón del planeta ideal para descan sar y regodearse con las prácticas marineras. Nassau es conocida como el sitio de recalada de las grandes regatas, con sus magníficas posibilidades de atraque y abastecimiento.
También está en la ruta de los misterios del famoso Triángulo de las Bermudas, cuando muchos secretos son apreciados por pilotos y marineros que realizan el viaje entre estas islas y la Florida.
ESPACIOS NATURALES
Pero pese a todos los encantos creados por el hombre, en materia de hoteles y puntos de entretenimiento, su esencia se sigue encontrando en la naturaleza, en los espacios naturales donde ir a pescar o bucear, tan especiales como para detenerse en una orilla y observar una puesta de sol, allí, donde comenzó para los europeos "el Nuevo Mundo".