Marca de los Juegos Olímpicos Río, 2016 (Brand of the 2016 Olympic Games in Rio) / Equipo Tátil. Estudios de Río de Janeiro y de São PauloTatil Team. Río de Janeiro and Sao Paulo StudiosEsta marca tridimensional será una de las de mayor visibilidad mundial en los próximos seis años. Lleva la firma de Tátil, una empresa brasileña de consultoría estratégica y gestión de marcas, que usa el branding y el diseño para crear conexiones sostenibles entre las personas y las marcas. Fruto de un proceso creativo
Jazz Sinfónica (Symphonic Jazz) / Rico LinsLos carteles para los conciertos de jazz de la orquesta sinfónica y sus invitados de música popular llevan impreso en el reverso el programa del espectáculo. La serie de carteles Jazz + 2006 terminó en exposiciones que, al final de la temporada, exaltaban el trabajo de la orquesta. Se inició en el Museo de la Imagen y el Sonido de São PaUlo, itineró luego por Brasil y terminó en La Habana, con un total de 27 carteles.
Identidad del Museo Exploratorio de las CienciasIdentity of the Exploratory Museum of Sciences Dirección de diseño (Design Director): Kiko Farkas / Máquina Estúdio Diseño (Design): Thiago LacazEl proyecto de basó en la acción de mirar –recurriendo a un conjunto de instrumentos que utilizan ese sentido– como elemento fundamental del descubrimiento exploratorio que propone este museo
Identidad visual de la galería de arte Nara RoeslerVisual identity of the Nara Roesler Art Gallery Dirección de diseño (Design Direction): André Stolarski e Sônia Barreto. Diseño (Design): André LimaEl principal foco de interés visual de una galería son las obras de sus artistas, pero ellas por sí solas no son capaces de generar una identidad visual. Es preciso analizar siempre las relaciones entre patrimonio artístico e identidad; en el caso de esta galería la noción de sistema visual fue llevada al

Hace algunos años, mientras leía un periódico junto al café de la mañana, me llamó la atención una noticia en la sección de deportes de uno de los mayores diarios de Brasil: “Metrópoli asusta a cazador de jacaré”.* Se trataba del viaje de Ediélson –un indio Karinu, nacido en la frontera de Brasil con Guyana Francesa– que no había viajado nunca en avión, ni pisado una ciudad grande. Había ido a visitar la ciudad más populosa de América Latina para tomar parte de un juego de fútbol de su equipo contra un equipo local.

¿Y qué tiene que ver el diseño con eso? Que en el diseño se manifiesta nuestra identidad, nuestra historia, y ese hecho ilustra muy bien cuán diversa y pluricultural es la sociedad brasileña.

Somos la mayor economía de América Latina, tenemos una extensión territorial de 8 511 965 km2, aproximadamente 7 000 km de línea costera, una población de casi 200 millones de habitantes, y una gran pluralidad étnico-cultural. A diferencia de algunos países donde existe mucha diversidad cultural pero poca permeabilidad, nos mezclamos, de manera que el eclecticismo religioso, el hibridismo, hacen una parte de nuestras vidas, dando lugar a una fusión interesante e inclasificable. En mi opinión, la mezcla es una clave de éxito en el mundo contemporáneo porque incluye la transculturalidad.

El diseño, como postulado de la industrialización y de la racionalización productiva, tiene sus raíces en la Europa de los años 30 del siglo pasado, específicamente en la Bauhaus, y después en la Hochschule für Gestaltung Ulm, de donde salieron los principales diseñadores que trajeron la enseñanza del diseño a América del Sur. Hoy se discute que los principios del diseño moderno, la disciplina en tanto ciencia y todo el conocimiento subyacente para su ejercicio práctico –como geometría, tipografía, etc.– se perderán en favor de un esteticismo americanizado (la famosa polémica diseño x styling).

En la década de 1960, época de inauguración de Brasilia y de un entusiasmo por el desarrollo económico, hubo distintos grupos de artistas y diseñadores a la búsqueda de una identidad brasileña como premisa importante en la práctica del diseño gráfico, tales son los casos de Aloísio Magalhães, Geraldo de Barros, Rubem Martins, Alexandre Wollner, entre otros. Fue un momento de prosperidad económica, con reflejos en el diseño, la arquitectura y el arte en general.

Le siguió un período negro, sin perspectivas, y fuimos invadidos, hasta ha- ce pocos años, por un complejo de inferioridad que nos hacía imitar lo que venía de los Estados Unidos o de Europa. Ganamos autoestima pero seguimos buscando, en este mar de diversidad cultural, posibilidades propias y particulares, expresiones de lo genuinamente nuestro, apropiándonos de bie- nes intangibles propios para construir nuestras riquezas.

Las imágenes de este artículo son una muestra pequeña de proyectos de identidad visual de los últimos cuatro años, ejemplos que intentan ilustrar algo de la diversidad del diseño gráfico brasileño, en busca hoy de su emancipación y de su expresión plural.