Los artistas Fernando Longoria y Manuel Silva reconstruyeron el Museo de Arte de Gibara.

Otra vez Gibara, ciudad ubicada en la oriental provincia de Holguín, se viste de gala para recibir la restauración de uno de sus edificios con alto valor patrimonial, en este caso el Hotel Bahía del Almirante, que próximamente abrirá sus puertas siendo la cuarta edificación en la región restaurada por la cadena hotelera del Grupo Iberostar.
El hermoso pueblo de pescadores, fundado en el año 1817 y que se ha levantado sobre la textura de sus arrecifes para mostrar un cúmulo de producciones textiles y artesanales y hechuras de tabaco para exportación y para el consumo nacional, constituyó, quizá por la favorecida ubicación geográfica de su bahía, la ciudad más importante de la región norte oriental de Cuba entre el siglo xix y la primera mitad del xx, sosteniendo un esplendoroso comercio con países europeos y una extensa actividad turística asociada al flujo de comerciantes.
La ciudad, que merecidamente fuera declarada Monumento Nacional en el año 2003, hace distinción a su pasado como pequeña zona costera que se logró posicionar en el centro de la actividad económica de una época y se prepara hoy para una nueva etapa de crecimiento turístico proyectado desde la provincia de Holguín, donde figura como uno de los principales destinos dentro de las ofertas del sector.
Ante este valioso referente de antecedentes históricos y culturales merecedores del cuidado y la preservación, y aun sobreponiendo la voluntad a constantes ataques de fuerzas climatológicas adversas, se han llevado a cabo procesos de reparación y restauración con el ánimo de continuar el rescate de estructuras arquitectónicas y patrimoniales que muestren a visitantes de todas las regiones la majestuosidad de la denominada Villa Blanca.
El Hotel Bahía del Almirante, ubicado exactamente contiguo a la bahía que vio abordar al almirante Cristóbal Colón días después del descubrimiento de la Isla en 1492, y donde el conquistador conoció acerca de los secretos sobre el uso del tabaco mediante su primer contacto humano con los aborígenes que vivían en la zona, ha convocado a brigadas de constructores, artesanos, artistas, proyectistas e ingenieros para el adecuado tratamiento de los valores arquitectónicos, históricos, ambientales, simbólicos y de antigüedad que debe implicar la intervención a una expresión arquitectónica del primer tercio del siglo xx.
Manuel Silva, artista plástico responsable de la restauración de la fachada, afirma que es un inmueble fundamentalmente definido por el art déco; el valor patrimonial está dado en su mayoría por los capiteles, las cornisas, la balaustrada en el pretil, los balcones y las paredes de almohadillado.
Fernando J. González Longoria, artesano artista implicado en la restauración del Teatro Jibá, y actual responsable de la carpintería del Hotel Bahía del Almirante, comenta que existe gran valor arquitectónico en la cubierta de parhilera, colgadizos de madera y tejas criollas, en la carpintería de interiores hecha con tablero resaltado con lucetas en la parte superior y mamparas incluidas hacia el exterior de cada habitación. Además de las puertas y ventanas almohadilladas, con persianas francesas en postigos de ventanas y lucetas en la parte superior, hacia la fachada.
Longoria afirma que se rescata la carpintería de la fachada y en la parte del interior se ha intentado buscar la integridad de las características constructivas de la época. Menciona como aspecto relevante que se incorporará dentro de la obra arquitectónica un vitral autóctono de la ciudad de Gibara, como una forma de preservar valores patrimoniales de la región.
A decir de Manuel Silva, el trabajo en la fachada se está llevando a cabo con el máximo cuidado y respeto a las huellas existentes, en busca de una réplica de estructuras fidedignas al estilo al que pertenece la construcción y a su estructura inicial. Resalta que el edificio tendrá una «falsa historia», lo que se denomina a una fachada que da continuidad a otra no existente, en este caso con el objetivo de agrandar el futuro hotel, donde en su parte frontal se mantendrá en una sola planta y en la zona trasera contará con tres pisos.
El artista plástico considera que la restauración de este hotel significa el rescate de la historia, mostrarle al turismo que en este rincón de la Isla se respeta el patrimonio y se defienden las tradiciones y las riquezas arquitectónicas de siglos pasados.
Sin duda alguna, el Hotel Bahía del Almirante constituye un inmueble que, además de su valor arquitectónico y patrimonial, tendrá las condiciones básicas más modernas dentro del sistema de alojamiento sustentado por Iberostar en sus más de cien instalaciones hoteleras expandidas en más de dieciocho países. Será una sugerente propuesta de estancia, con treinta y una habitaciones acondicionadas para viajeros de todo el mundo y una edificación consecuente con las condiciones geográficas, socioculturales y medioambientales de su región. Su rescate significa un hecho trascendente para el desarrollo del turismo y de la localidad.