La ópera de Beijing es catalogada como la quintaescencia de la cultura china, por lo que a menudo forma parte del intercambio cultural en el extranjero. Se conjugan en ella el arte escénico todo. Hay espacio para cantos, danza, oralidad, actuación y artes marciales. La fastuosidad de los trajes y los coloridos maquillajes también le imprimen un sello distintivo. 

Surgió hace más de dos siglos en la capital. En un inicio había varias óperas locales en el sur del país, denominadas Huiban, que tuvieron mucho auge en 1790. Tomando como base el Huiban, nació la actual Ópera de Beijing, que incluyó el mismo repertorio y cantidad de artistas profesionales y aficionados, y que desde luego ha continuado actualizándose. 

El repertorio relata fundamentalmente las historias de las antiguas dinastías Zhen y Tang, sus enfrentamientos militares, conflictos amorosos y leyendas. Las funciones se ofrecían fundamentalmente en el palacio imperial, en las viviendas de las familias aristócratas y también en el pueblo. Gracias al apoyo material de la corte y la clase noble, este arte musical se desarolló.

La segunda etapa de apogeo ocurrió entre 1920-1940, debido al surgirmiento de las diferentes escuelas, entre las cuales destacan las de Mei, Shang, Cheng y Xun, con Mei Lanfang (1900-1976), Shang Xiaoyun (1900-1976), Cheng Yanqiu ( 1904-1958) y Xun Huisheng (1900-1968) como iniciadores.

Cada una de estas formaron la cantera de actores que después trabajarían en la ópera. Uno de ellos fue Mei Lanfang, el más famoso. Su talento era reconocido tanto en la escena local como foránea. Trabajó desde los once años y fue gracias a él que la ópera se dio a conocer en el extranjero, específicamente en Japón, Estados Unidos y Europa. En el viejo continente sorprendió tanto que consideraron a la ópera como la escuela representativa del arte escénico del gigante asiático.

Otro hecho que la internalizó fue el estreno del largometraje Adiós a mi concubina (1993). Dicho filme rompió el mito de la ópera, develando los duros métodos de enseñanza en una época de turbulencias políticas y sociales que marcaron el país.

Cuando no está de gira, habitualmente se presenta en el Gran Teatro Chang’an. Además, se realiza cada año el Concurso Internacional de Aficionados de la Ópera de Beijing, el cual atrae a fanáticos de todo el mundo. También ofrecen funciones especiales durante la celebración del Año Nuevo Lunar Chino. A partir de 2008 la enseñanza de la ópera forma parte del programa de las escuelas. La Ópera de Beijing fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el 16 de noviembre de 2010 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y Cultura (Unesco). 

Hoy el repertorio tradicional incluye más de mil piezas, provenientes de relatos o novelas históricas sobre enfrentamientos políticos y militares. En las actuaciones de la ópera no falta ni el kung fu ni el suona, este último instrumento de viento nacional de China. Tampoco se ausentan el baile de manga de aguas, que resalta la belleza y elegancia de las bailarinas, y el cambia caras, técnica sorprendente en tanto revela las interioridades del personaje. 

Asistir a un espectáculo de la Ópera de Beijing es, sin dudas, descubrir la vasta historia y cultura chinas a través de este multicolorido arte escénico, así como validar que es la representación musical por excelencia de la nación.