ROTA VICENTINA: Naturaleza viva en Portugal
Más allá de la imaginación del caminante, existe un lugar perdido donde la naturaleza se abre paso hasta un espacio insospechado. Un área rural donde los ríos se hacen uno con el mar, configurando tras de si la orografía de un paisaje inolvidable.
Rutas magistrales se hacen hueco a lo largo de los siglos descubriendo a su paso las maravillas de las Costas Alentejana y Vicentina. Un Parque Natural que se extiende a lo largo de más de 100 km de una de las costas salvajes mejor preservadas del sur de Portugal. Sus 75 000 ha de terreno ofrecen al viajero la posibilidad de descubrir a lo largo de las múltiples rutas presentadas, un paisaje memorable difícilmente descriptible.
Este plan de desarrollo turístico bautizado como Rota Vicentina es una iniciativa fomentada por la Asociación de Casas Brancas en colaboración con la Asociación Almargem de la zona del Algarve Portugués.
El proyecto consta de una serie de rutas que parten desde la ciudad portuguesa de Santiago do Cacém hasta el Cabo de San Vicente, situado en el extremo sudoeste del país luso, pasando por ciertos poblados de visita obligada como Porto Covo, São Luis, Odemira, Vilanova de Milfontes, Almograve o Aljezur, entre otras, dominada esta última en la cumbre de su cerro por un castillo árabe del siglo X.
Preparadas para el caminante, estas rutas vicentinas están perfectamente señalizadas para que el viajero pueda recorrerlas sin perjuicio (siempre y cuando se le preste el cuidado que merece y la atención de las recomendaciones ofrecidas por los habitantes de la zona).
Especial mención merece la ruta que une las poblaciones de Cercal do Alentejo con São Luis, un paseo campestre sin especial dificultad, en la mayor parte de su recorrido, para los acostumbrados a las largas caminatas por el campo, y en donde a lo largo de sus 21 km de recorrido, el peregrino se sentirá empapado de las delicias de la fauna y flora del lugar.
Existe de otro modo diferente una ruta que exige, por la magnificencia de sus paisajes, playas y calas, la atención precisa por parte del viajero. Se trata de la Ruta de los Pescadores, entre Porto Covo y Vila Nova de Milfontes, un viaje de 17 km por senderos al borde de los acantilados formados al pie del océano Atlántico, mezclados en su recorrido con las maravillas de arena blanca de las playas del lugar, en donde el caminante podrá disfrutar (siempre con especial cuidado por la, en algunos casos, peligrosidad de los caminos), tanto de los baños de sus aguas, como de las vistas desde una posición privilegiada.
Para completar la ya de por sí maravilla de la zona, la Rota Vicentina ofrece a lo largo y ancho de su territorio y gracias a la asociación formada por los propietarios de alojamientos rurales de Casas Brancas, una oferta sin igual en cuanto a hospedajes se refiere. Casas rurales convertidas en maravillosos hogares en donde sus encantadores propietarios abren sus puertas como a invitados de honor a todas aquellas personas que buscan el lujo y la comodidad durante sus pernoctaciones en la zona. Herdade da Matinha, Naturarte Campo, Três Marias, Cerro da Fontinha o Herdade do Touril son, entre otras muchas estancias, compendio de amabilidad, comodidad y lujo en donde naturaleza y relax se unen para ofrecer la mejor oferta del bien merecido descanso necesario tras las horas de paseo por la zona.
En cuanto a la gastronomía portuguesa, el pescado rey de la región es el Bacalhau (bacalao), presente en gran número de platos y alimento predilecto (se dice que existen más de trescientas formas diferentes de prepararlo) y quizás el más sabroso de todo Portugal. Típico es también el uso del ajo y la cebolla; guisos y preparados con garbanzos, todo ello acompañado siempre de grandes cantidades de pan.
No lo olvide, si le gusta la naturaleza y disfruta tanto de las actividades relacionadas con el senderismo y la montaña, como con la playa y sus deportes acuáticos, ya sea el surf o la vela, la Rota Vicentina tiene todos los ingredientes necesarios para convertirse en unas vacaciones completamente inolvidables.