En los últimos años, si una marca quiere vender en China tiene dos opciones: que sus coches tengan aranceles de importación o fabricarlos localmente para tener un precio más competitivo. Los principales productores de coches del mundo han elegido lo segundo.

Las leyes chinas obligan a cada productor extranjero a asociarse con fabricantes nacionales existentes para formar una sociedad conjunta (no más del 50% de la propiedad). De esta manera, las marcas de renombre tienen que compartir tecnología con sus nuevos socios, por lo que China está logrando una impagable transferencia tecnológica.

A fin de cuentas, la industria automotriz China es poco competitiva porque les falta conocimiento e ingenieros competentes. De hecho, en un mercado ultra saturado, con casi 400 marcas, los favoritos son autos extranjeros (más del 50% del mercado). En 2010 se sentó un precedente, Geely compró Volvo a Ford.

Los fabricantes de superlujo y alto prestigio como, por ejemplo, Ferrari, Lamborghini o Rolls-Royce, aún no han dado ese paso porque sus acaudalados clientes no les interesa precio ni impuestos. Además, ningún fabricante chino puede ofrecer un producto similar, por lo que ese tipo de autos no tiene competencias en el gigante asiático.

Otros fabricantes de gama alta como: Audi, BMW o Mercedes-Benz, quienes son líderes mundiales del mercado Premium, han establecido fábricas allí. Incluso han desarrollado modelos especiales para China, como las versiones de batalla larga de los segmentos D y E para los que no llegan a permitirse un segmento F. Fuera de China esos coches no existen.

Ahora bien, cuando un comprador puede permitírselo, elige una marca extranjera. Una de las razones es porque tiene mayor calidad frente a fabricantes domésticos. Pero eso no va a ser así por mucho tiempo.Los fabricantes domésticos están aprendiendo mucho de la generosidad forzada de conocimientos que llegan desde la industria foránea y no cabe duda que cada vez producirán mejores autos.


China’s Automaking Industry

In recent years, if a brand wants to sell in China it has two options: either that its cars carry import taxes levied on them or that they are built locally in order to have a more competitive price tag. Top automakers
in the world have turned to the second choice.

Chinese laws compel each foreign producer to merge with existing local makers in a joint venture with no more than 50 percent of ownership rights. By doing so, world-class brands are bound to share technology with their new partners, thus letting China have access to unpayable technology transfer.