Pues bien, diferentes estudios, como este de AlixPartners, indican que la cuota de mercado del diésel caerá alrededor del 50 % actual al 9 % en 2030. Un cambio radical, si tenemos en cuenta que faltan menos de 15 años.

Los fabricantes, según este estudio, tendrán que optar por sistemas de propulsión electrificados para poder cumplir con las normas de emisiones más estrictas. “Será un gran reto para los fabricantes de automóviles y proveedores, ya que tendrán que cambiar su infraestructura de fabricación del sistema de propulsión”, indican desde AlixPartners.

El estudio indica que en 2022 el número de plantas europeas que fabrican los modelos de gasolina y diésel se reducirá a 55 de 62 fábricas que había en 2015. Al mismo tiempo, las plantas que fabrican motores eléctricos y modelos electrificados llegarán a 40 ese año, por 26 actualmente.

Las consecuencias financieras serán grandes, “pero no prohibitivas”, según indican. De media, construir una fábrica que hace 400 000 motores al año cuesta 500 millones de euros, mientras que hacer una capaz de producir el mismo número de motores eléctricos cuesta alrededor de 50 millones y requiere aproximadamente una décima parte del espacio necesario (lo que luego reducirá también costes).

Estos son los pronósticos para 2030:
28 % - Híbridos de gasolina
25 % - Gasolina
20 % - Vehículos eléctricos
 18 % - Gasolina híbridos enchufables
 9 % - Diésel

Tres cimientos para el cambio

La consultora indica la increíble capacidad de aceleración de los vehículos eléctricos como elemento que ayudará al cambio. A medida que más gente descubra que los coches eléctricos distan mucho de los carritos de golf, irán aumentando las ventas.

Otro factor a tener en cuenta es la autonomía. En breve comenzaremos a ver coches eléctricos que homologuen 500 km, lo que resultarán autonomías reales de 300 km, más que suficiente para aliviar la ansiedad de autonomía en la mayoría de los clientes.

Además, las mejoras en el software harán posible incrementar significativamente el rango de un vehículo eléctrico en su ciclo de vida, algo que nunca se pudo hacer con motores de combustión interna.

Por último, está el gran desafío de las infraestructuras. Si no se apoya con puntos de recarga, los esfuerzos de los fabricantes de automóviles pueden ser en vano. Es sin duda “el gran reto en el desafío de electrificación”.


Different studies, like the one conducted by Alix Partners, point out that the market share of diesel will go down from the present 50 percent to 9 percent by 2030. A radical change if we take into account that it’s a 15-year period.

According to this study, automakers will have to turn to electric power systems in order to meet stricter emission regulations. The consultancy firm underlines the incredible acceleration capacity of electric vehicles as an element to favor the switch. We’ll soon begin to see electric cars delivering a 500-km range, and that’s another significant element. Moreover, software improvements will increase the electric vehicle’s range. Last but not least, infrastructure is a significant challenge. Charging outlets are an important support, since the efforts undertaken by car manufacturers would be to no avail without them.