La miel está definida como una sustancia dulce, espesa y viscosa que preparan ciertos insectos, principalmente las abejas, con las materias que recogen en las flores que luego depositan en las celdillas de sus panales.
Sobre la miel y su dulzura se usan muchas frases comparativas: palabra de miel, suave como la miel, luna de miel, miel de caña, melaza, miel sobre hojuelas (en Ecuador sobre buñuelos) para indicar algo que cae muy bien sobre otra cosa, o quererse a media miel, que indica verse privado de algo antes de haberlo disfrutado por completo. Todo esto según el Pequeño Larousse Ilustrado.
El sabor de la miel varía dependiendo de la flor de la que haya sido extraída, así como su color.  Existen varios tipos de miel en dependencia, también, de qué insecto la haya libado, pero voy a centrarme en la que elaboran las abejas, la que usamos en nuestra vida diaria como nutriente o edulcorante en nuestras recetas culinarias y en la preparación de determinados cocteles.
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Como gran alimento, la miel constituye un magnífico reparador de nuestro organismo. Cuando hay desgastes excesivos de energía, enfermedades infecciosas, accidentes o intervenciones quirúrgicas, y sobreviene la extenuación, la miel contribuye a restablecer esas reservas que se encuentran en el hígado en forma de glicógeno y, por lo tanto, ayuda a neutralizar las toxinas que entran a circular en nuestro cuerpo.
Pero hay más. La miel constituye un verdadero tónico cardíaco, un antinflamatorio del aparato digestivo, es ligeramente laxante, antibiótica, y tiene un gran efecto en el crecimiento sano de los niños, aunque no debe administrarse en edades muy tempranas. Su uso tópico como emoliente o resolutivo, sola o mezclada con harina de cereales, se ha practicado con feliz éxito, de modo que ha tenido gran participación en tratamientos de belleza desde tiempos muy antiguos. Tersa el cutis y suaviza la piel, evita la inflamación y salida de ampollas en las quemaduras, y tiene un efecto muy positivo en el tratamiento contra el acné.
Tomada en buena cantidad antes de dormir, es un remedio eficaz contra el insomnio y muy conocido es su uso en las afecciones de la garganta, con acción comprobada sobre las aftas bucales y las enfermedades del sistema respiratorio, desde la afonía, la tos, la bronquitis, la laringitis y los catarros, hasta el asma.
Por su efecto fortificante y propiedades curativas, así como su capacidad para estimular el sistema inmunológico y promover una respuesta acertada del organismo ante virus, infecciones y producción de radicales libres, muchos han sido los remedios que desde tiempos inmemoriales se han preparado con miel. Del mismo modo ha sido utilizada en salsas, postres, ensaladas, viandas, frutas, como parte de una alimentación sana y balanceada. Asimismo, son muchas las mezclas y creaciones aportadas por los mixólogos del bar a las que ha contribuido la miel.
En estos tiempos de COVID-19 que tantas vidas ha cobrado, los gastronómicos y cantineros debemos recomendar el uso de la miel. Es el momento de que los mixólogos no solo recomendemos el uso mesurado del alcohol, sino el consumo de bebidas y mezclas alimenticias, energizantes, fortificantes y saludables.
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