- La foto tiene que reflejar lo que está ocurriendo
Arte por Excelencias tiene el privilegio de entrevistar a una de las mujeres más descollantes en el mundo de la fotografía.
Marisa Flórez se dedica a ser fotógrafa y periodista en una época en la que las mujeres prácticamente no salen de casa.
Marisa, eres una de las primeras mujeres que editan sus fotos en El País y a la vez una personalidad importante en la transición española. Háblanos de tu trayectoria.
La fotografía me ha gustado desde muy pequeña. Lógicamente no pensaba ser fotógrafa ni mucho menos, pero el cine me ha encantado siempre. Yo tenía una abuela que era cinéfila mil por mil; recuerdo desde los tres o cuatro años ir una vez a la semana al cine sí o sí, acompañándola. Desde muy pequeña la imagen ha estado muy presente en mi vida.
Con el paso del tiempo vine a Madrid, estudié aquí y conocí a una persona —con el que me casé al final— que era también fotógrafo. Me empezó a interesar el tema de la fotografía, aparte de lo que ya me gustaba a mí por conocer más su mundo. Y ahí es donde hice varios másteres, estuve estudiando, y al final empecé a hacer fotografías para Informaciones, un periódico de la última época de la dictadura, un periódico muy aperturista. Ahí comencé con Jesús de la Serna como director.
Al poco tiempo Juan Luis Cebrián, junto a un grupo de gente, sacó El País y me llamaron. Ahí comenzó mi carrera profesional, he colaborado prácticamente cuarenta años como fotógrafa, al principio en la calle, haciendo todo tipo de información, aunque es cierto que en aquellos momentos la política —en un cambio de régimen, una democracia incipiente— era primordial. El País fue un referente, y en los tres primeros años, las tres primeras legislaturas, hice la vida del diputado: pasé muchísimo tiempo en las cortes, estuve acreditada en la Casa Real —también hacía la información de la Casa Real—, y luego todo tipo de reportaje. Me interesaba mucho el reportaje social, ver el cambio hacia una sociedad que iba adquiriendo nuevos hábitos, una nueva forma de comportamiento y de vida donde todos estábamos aprendiendo: los políticos, los periodistas, la sociedad en general.
¿Con qué tipo de reportaje te sientes más cómoda?
No diferencio mucho: me interesan los reportajes en cuanto a que el tema sea interesante y pueda transmitir al lector. Aunque he colaborado en revistas nacionales e internacionales, el periódico diario ha sido la base de toda mi carrera. He pensado siempre mucho en el día siguiente, en el lector, en lo que le puede interesar…
En la primera página del diario.
Sí, claro, siempre.
O sea, ¡quiero mi portada para mañana!
No tanto la portada como que realmente puedas transmitir cosas diferentes, presentarlo y que el lector sea capaz de ver un poco más allá de lo que a simple vista vemos.
O nos cuentan.
O nos cuentan, exacto. Y sobre todo en un momento dado, donde había muchos periódicos. Ahí ya sí que es verdad que uno como lector puede diferenciar, elegir, o por lo menos tener una información mucho más amplia que un periódico solo o un medio te pueda dirigir. Eso me parecía fundamental e interesantísimo.
He visto fotografías tuyas en internet que son espectaculares. Por ejemplo, una imagen de la reina cuando estaba en un problema: es escalofriante esa fotografía, ¿cómo la conseguiste?
Esa fotografía de la reina —que saldrá próximamente en un libro que estoy preparando— fue el día del traslado a Grecia de los restos de su madre, que había muerto aquí en Madrid. Estaban los coroneles, el gobierno de los coroneles en Grecia, y hubo pequeños problemas a la hora de que los reyes pudieran asistir, y eso fue en Barajas antes de tomar el avión. Y lógicamente su rostro transmitía lo que en ese momento estaba pasando. Además, fue una muerte realmente repentina, imagino que un shock para ella en ese momento. Creo que la foto transmite ese momento de dolor y a la vez esa serenidad que tuvo en todo momento en correspondencia con el papel que le tocó y lo que tenía que mostrar. Y es una foto interesante.
Cuéntame alguna cosa de la época de la transición.
Es verdad que lo intentamos. Veníamos de un periodismo en años anteriores muy oficialista, de manos, de mesas con micrófonos, de señores puestos como en un equipo de fútbol. Yo siempre he entendido que la fotografía de prensa es una fotografía que no necesita acompañar, no sirve para acompañar un texto. La foto por sí misma tiene que reflejar lo que está ocurriendo, hay veces que se consigue y hay veces que no. Pero sí es cierto que yo en aquel momento —lógicamente no pensaba que estaba haciendo historia ni mucho menos— estaba viendo que ocurrían cosas diferentes a lo que venía pasando anteriormente. Intentabas que eso de alguna forma llegara al lector, y no llegara esa foto oficial, esa foto que en un momento dado lo único que sirve es para colgar o poner en una mesa porque le interesa al protagonista, sino esa que cuenta lo que pasa. Es verdad que en aquellos momentos ibas y trabajabas y no te planteabas qué estabas haciendo, había que informar. Hoy, con el paso del tiempo y con la perspectiva, me ha tocado vivir momentos que luego se han convertido en históricos en la vida de este país, como pudo ser el primer día de las Cortes Democráticas, cuando a La Pasionaria —que bajaba, porque tenía que ocupar la mesa de edad— la acompañó Alberti. En la foto se ve que no éramos nosotros solamente, porque eran mitos ya esos personajes y habían estado fuera del país muchos años, sino que incluso sus propios compañeros de escaño se daban la vuelta para mirarlos, aparte de que La Pasionaria era una mujer con un porte impresionante. O el día que Suárez empezaba ya a tener muchísimos problemas dentro de su Partido, los militares también estaban ahí, pues fue poco antes del golpe fallido —el intento de golpe de Tejero—, y él se quedó en un momento dado solo en el banco azul, y transmitía esa soledad de un presidente ante todo lo que le rodeaba.
Una de las cualidades más importantes que tiene que tener un fotógrafo es mucha paciencia. He intentado tenerla, aunque a veces la consigues y otras no.
Lo has conseguido por la cantidad de fotazas que has publicado. Hace un tiempo te concedieron un premio.
El Piedad Isla, un premio muy interesante, porque se concede en la Fundación de una fotógrafa de los años cincuenta, fantástica. En aquella época recorrió toda la provincia de Palencia, de pueblo en pueblo, transmitiendo cómo se vivía. Creo que ha sido una documentalista maravillosa, y sus fotografías están ahí. Es un premio que a mí me hizo muchísima ilusión, al ser concedido por una Fundación de una mujer que fue pionera en aquella época: con pantalones y una moto recorría toda Palencia.
Y Palencia en aquella época era Palencia, ¿eh?
Era España profunda.
Me cuentas que estás muy emocionada con tu libro.
Estoy contenta, sí. Una editorial de gente muy joven, con mucho prestigio y grandes periodistas: la Editorial Libros, lo sacará, y me pidieron material con una condición: dejárselo para que ellos hicieran una edición de parte de él. He estado casi doce años de editora de El País, muy acostumbrada a controlar mucho; lo pensé y me pareció muy interesante que alguien que conoce tu obra, pero no eres tú, pudiera hacer ese trabajo, ver cómo mis fotos, mi trabajo, lo iban a ver ellos. Con otra perspectiva, y con la distancia de estos años, me pareció muy interesante.