Las banderas de un numeroso grupo de países se mueven agitadas por el viento contra un cielo intensamente azul. Es una imagen repetida cada primera semana de noviembre desde 1983, cuando se abrió la I Feria Internacional de La Habana (FIHAV), un encuentro que poco a poco ganó espacio para convertirse en la actualidad en una de las principales citas comerciales de la región.

El recinto expositivo de ExpoCuba, ubicado a unos 25 km al sureste de La Habana, acogió entonces a unos 60 empresarios de España, Panamá y Cuba en representación de 60 firmas y en un área expositiva de apenas 800 m².

Pero mucho ha llovido desde entonces y el pasado año, en la edición XXXVI de la Feria, en un área expositiva de 24 000 m², participaron más de 3 000 empresarios de unos 65 países, con la presencia adicional de los vicepresidentes de Venezuela, Rusia y Guatemala, así como de otros altos funcionarios.

Esas cifras, que pueden resultar frías, sin embargo ilustran el creciente prestigio de FIHAV, un espacio aprovechado en los últimos años por el Gobierno cubano para presentar la Cartera de Oportunidades de Negocios en Cuba.

Ese portafolio, en su sexta y más reciente edición presentada en 2018, incluye 168 nuevos proyectos, para un total de 525 en casi todas las áreas de la economía cubana, que suman más de 11 609 millones de dólares.

Pero hablar de economía siempre resulta complicado, sobre todo si se hace en Cuba, una nación pequeña, que a sus propias debilidades internas, derivadas de la falta de recursos naturales y de fallos estructurales, suma los efectos de la histórica hostilidad de Estados Unidos, expresada en un férreo bloqueo económico, financiero y comercial aplicado desde hace más de medio siglo.

Todos esos escollos han lastrado la marcha de la economía cubana, que el pasado año mostró un crecimiento del Producto Interno Bruto del 2,2 %, superior al 1,2 % estimado, y alcanzado a contrapelo de las restricciones financieras enfrentadas debido al recrudecimiento del bloqueo y al incumplimiento de los ingresos previstos por exportaciones, fundamentalmente en el turismo y el níquel.

En ese resultado influyeron los incrementos reportados en la construcción, salud pública, agricultura, ganadería y silvicultura.

Entretanto, durante el primer semestre de este año, aunque la cuesta siguió siendo empinada, se avanzó, y se alcanzaron producciones esenciales para el país, según explicó recientemente ante el Parlamento el ministro de Economía, Alejandro Gil.

Según lo expuesto por Gil se sobrecumplieron las exportaciones de servicios médicos, tabaco, ron, langosta, jugos concentrados y frutas frescas, así como carbón, entre otros rubros. 

Las importaciones de alimento humano y animal experimentaron cierta estabilidad y se logró que el pago de deudas supere la toma de nuevos créditos, asunto imprescindible para detener la espiral de endeudamiento.

Gil ratificó la estrategia gubernamental de defender la producción nacional, diversificar e incrementar las exportaciones, sustituir importaciones, fomentar los encadenamientos productivos, fortalecer la empresa estatal, avanzar en la soberanía alimentaria, potenciar el desarrollo local, así como cumplir con la Política de la Vivienda y poner la ciencia en función de resolver los problemas.

Para este año, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) pronosticó un crecimiento de la economía cubana del 0,5%, cifra similar a la prevista para la región debido a «un contexto internacional con mayores incertidumbres y complejidades y un débil comportamiento de la inversión, las exportaciones y el consumo».

Para cumplir con esas expectativas, las autoridades cubanas despliegan un ambicioso plan de inversiones «estratégicas», que tributen a la calidad de vida de la población.

Entre las de mayor impacto en la economía sobresalen las realizadas en la modernización de la industria nacional, el sector hidráulico, parques solares fotovoltaicos, equipos automotores, camiones colectores, producción de alimentos y turismo, aunque algunas otras áreas, como el transporte, se benefician con una inyección millonaria de capital. 

En junio último, Cuba y Rusia firmaron un acuerdo para la modernización de vías ferroviarias de la Isla por valor de casi 1 000 millones de dólares, que debe triplicar el flujo de mercancías en la Isla.

También, con un millonario crédito chino pagadero en 15 años, la Mayor de las Antillas acaba de poner en funcionamiento los primeros 80 coches ferroviarios, de un lote de 240 que llegará a La Habana a razón de 80 cada año desde 2019 hasta 2021.

El ministro Gil, quien abogó ante el Parlamento por acelerar el proceso de amortización de las inversiones, afirmó que el fortalecimiento del sector turístico y la estimulación de la inversión extranjera son pilares en los cuales se trabaja por su gran impacto en el desarrollo económico del país.

Precisamente, como parte de un amplio Plan de Desarrollo que tiene el Ministerio de Turismo (MINTUR) hasta 2030, en este año se prevé finalizar 3 805 nuevas habitaciones en todo el país y recuperar o mejorar otras 5 000 para su puesta en operación.

Actualmente, y según explicó a la prensa cubana el director general de desarrollo del MINTUR, el ingeniero José R. Daniel Alonso, se promueve la inversión propia y extranjera en materia de nuevas capacidades habitacionales.

«Lo estamos haciendo en polos importantes como Varadero, donde hay inversión propia de la Empresa Inmobiliaria Almest y también de la inmobiliaria del MINTUR», explicó Daniel.

Las inversiones propias para la construcción de nuevos hoteles tienen la intención de lograr una diversidad de productos por toda la Isla y aprovechar su potencial natural.

«Hoy estamos reevaluando nuestras estrategias porque cada vez es más demandado el producto de ciudad, patrimonio y cultura, y eso tenemos que equilibrarlo con ese otro producto por el cual somos reconocidos en el mundo que es sol y playa», señaló el directivo.

El MINTUR también trabaja con fuerza en la conectividad, un asunto que lleva adelante junto al Ministerio de las Comunicaciones y que prevé lograr un 100% de cobertura wifi en todas las instalaciones turísticas, a partir de una inversión este año de más de 11 millones de dólares.

La intención es que los hoteles, incluso en las áreas de playa, tengan la cobertura wifi, al igual que en los autobuses destinados a los vacacionistas en áreas del balneario de Varadero, en la cayería norte de la Isla y en La Habana. 

Para 2020 se pretende concluir más de 20 hoteles que incorporarían más de 4 200 habitaciones a la capacidad nacional de alojamiento.

El turismo, que este año planea recibir a unos 4 300 000 vacacionistas, sigue siendo el sector más dinámico de la economía cubana y el que más posibilidades tiene de motivar a la producción local para sustituir importaciones, por eso estará nuevamente presente en FIHAV, un encuentro anual convertido en la bolsa comercial más importante del Caribe.