El alfabeto occidental es probablemente la mayor convención que ha alcanzado nuestra cultura en su afán por sistematizar los códigos comunicativos de la visualidad. Su enriquecimiento y conservación se han dado históricamente en los grandes núcleos de desarrollo tecnológico y económico –dígase el centro de Europa, Inglaterra y, en la segunda mitad del siglo xx, también los Estados Unidos. De Gutenberg a nuestros días, el diseño de nuevos conjuntos de letras (o familias, como también se les denomina) ha tenido un recorrido aparejado tanto a la evolución de las técnicas de impresión, como a los saberes sobre la percepción visual humana y las modas. En años recientes, gracias a la difusión de softwares cada vez más accesibles, esta disciplina se ha expandido por el mundo, siendo Latinoamérica una de las regiones con mayor crecimiento en la producción tipográfica. Tal auge ha resignificado en varios aspectos el rol cultural del diseño de tipografías en el continente.

La Bienal Tipos Latinos debutó en Buenos Aires, de la mano del notable diseñador argentino Rubén Fontana, como una gran vitrina de creadores y tendencias de este sector tan específico y fascinante del diseño gráfico. Al cabo de dos ediciones puede afirmarse que ha permitido al público asomarse a la actualidad del saber tipográfico en Latinoamérica, con exposiciones similares y simultáneas en doce países de la región.