Medinat al-Zahra: la ciudad brillante
Tras la declaración, hace año y medio, de Medinat al-Zahra como Patrimonio Mundial de la Unesco, el mayor yacimiento arqueológico de España ha duplicado sus visitas. Era de esperar: la antigua ciudad califal fue una de las más bellas y prósperas de su época, y la que mejor se conserva en Europa.
Medinat al-Zahra se construyó a mediados del siglo x por la dinastía omeya, como sede del califato de Córdoba, en una ubicación privilegiada, a ocho kilómetros al oeste de Córdoba, a los pies de Sierra Morena y sobre el fértil valle del río Guadalquivir. Pero su esplendor solo duró ochenta años: durante la guerra civil que terminó con el califato, entre 1009-1010, fue saqueada y sumida en el olvido, hasta su descubrimiento a principios del siglo xx.
Sus 113 hectáreas de superficie amurallada fueron declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) en 1923, aunque hasta la fecha, solo el diez por ciento del área urbana —alrededor de doce hectáreas— ha sido excavada, principalmente la zona del palacio fortificado y la Gran Mezquita.
Al haber estado oculta por casi un milenio, en Medinat al-Zahra no hay construcciones posteriores, y los restos arqueológicos que se conservan son más antiguos que La Alhambra de Granada o la Mezquita de Córdoba, representando completamente la civilización islámica y sus primeras fases e influencia cultural en la península ibérica.
En la época de mayor esplendor político, social y económico de la España musulmana, Córdoba era la ciudad más avanzada de Europa, y Medinat al-Zahra símbolo del poder de su califa. Desde el Gran Pórtico, partían las expediciones militares contra sus vecinos cristianos y del norte de África, y por allí entraban los embajadores y emisarios de otros reinos, que debían atravesar todo el recinto para, finalmente, ser recibidos en el Salón Rico (Sala de Abd-al-Rahman III), rodeados de columnas y capiteles exquisitamente labrados, de arcos que alternaban el rojo, el blanco…
La regia ciudad se construyó en tres grandes terrazas, cercada por fuertes murallas y ocupada por jardines, casas privadas, edificios públicos y militares y cuartos domésticos. En la parte más alta se encontraba El Alcázar, residencia del califa Abderramán III, «representante de Dios en la tierra y guía de la comunidad musulmana».
Luego estaba la zona oficial (Casa de los Visires, cuerpo de guardia, Salón Rico, dependencias administrativas, jardines…) y, finalmente, la ciudad y la Mezquita Aljama, separadas de las dos terrazas anteriores por otra muralla específica para aislar el conjunto palatino. Algunos de aquellos hermosos edificios, cuyos vestigios aún hoy podemos disfrutar, pertenecían a altos dignatarios, como la casa de Ya’far, chambelán de la corte, o la llamada Vivienda de la Alberca.
Contaba, además, con otras dos mezquitas, e infraestructuras como carreteras, puentes o sistemas hidráulicos, jardines y edificios con elementos decorativos y objetos cotidianos, que permiten conocer a fondo el esplendor de la desaparecida civilización islámica occidental de al-Ándalus.
Actualmente, uno de los mayores retos que tiene el monumento es encontrar un financiamiento adecuado, pues se mantiene solamente con fondos de la Junta de Andalucía. Una de las opciones que se contemplan
es subir el precio de la entrada, que es gratuita para los ciudadanos europeos y de un euro con cincuenta para los extracomunitarios.
La visita al monumento se hace de norte a sur, en sentido contrario a la estratificación social y física que tenía la ciudad. La idea es recuperar el acceso peatonal al yacimiento, a través de la desaparecida Plaza de Armas. También se trabaja en la restauración del Salón Rico, gracias a un convenio con la institución internacional de mecenazgo cultural World Monuments Fund.
Con la inscripción de la ciudad califal de Medinat al-Zahra, Córdoba se situó en la cúspide de las localidades con más sitios con esta condición. La llamada «ciudad brillante» se suma a la Mezquita-Catedral, su centro histórico y al Festival de los Patios, que se celebra cada año durante la primavera.
España ocupa el tercer lugar entre los países con más Patrimonios de la Humanidad del mundo, solo detrás de China e Italia.
Madinat al-Zahra: the shiny city
Following the declaration, a year and a half ago, of Medinat al-Zahra as Unesco World Heritage site, the largest archaeological site in Spain has doubled its visits. This was something expected: the ancient Caliphate city was one of the most beautiful and prosperous of its time, and the best preserved in Europe.
Medinat al-Zahra was built in the mid-10th century by the Umayyad dynasty, as the headquarters of the Caliphate of Cordoba, in a privileged location, eight kilometers west of Córdoba, at the foot of Sierra Morena and on the fertile valley of the Guadalquivir River.
Having been hidden for almost a millennium, in Medinat al-Zahra there are no later constructions and the archaeological remains that are preserved are older than the Alhambra in Granada or the Mosque of Cordoba.
Spain ranks third among the countries with the most World Heritage Sites in the world, only behind China and Italy.