Hungría no es solo Tokaji
La tradición vitivinícola más antigua de Europa Oriental desde el siglo XVII la posee un país como Hungría, pues con un modo de producción único ofrece al mercado del vino el ya conocido y no asequible Rey de los Vinos o también ponderado Vino de los Reyes: el Tokaji.
Como de reyes se trata, cuando hablamos del buen hacer de la industria vitivinícola cabe destacar que en ese país no solo se produce vino dulce, sino otros muy conocidos que suelen ser blancos de colores dorados y olores dulzones, como sus Tokaji licorosos y blancos secos, con una fruta aromática deliciosa, así como crece por día el interés por sus variedades autóctonas e igualmente la pasión por sus vinos tintos.
Hungría es algo más que eso, pues se distingue por cuatro grandes zonas subdivididas a su vez por 22 zonas delimitadas de producción vitivinícola.
Eger, Tokaj-Hegyalja, Sopron y Villány-Silkos son las cuatro grandes que nos darán ahora la posibilidad de entender el porqué Hungría no es solo Tokaji.
Allí se elaboran vinos con al menos once variedades de uvas, entre las cuales brilla por sus resultados actuales cepas autóctonas como Cserszegi Füszeres, Harslevelu y Furmint (blancas), Kadarka, Kekfrancos, Kekoportos (tintas) las cuales entran en relación mancomunada con las cepas nobles bien adaptadas al terruño húngaro como cabernet franc, cabernet sauvignon, merlot, chardonnay, sauvignon blanc, traminer y muscat.
En el uso de las foráneas blancas como la Sauvignon Blanc han establecido su estilo propio de producción, la Légli Sauvignon Blanc, caracterizada por su nivel aromático a fruta madura y su delicada acidez frutal, que persiste en paladar y nos recuerda a los vinos más modernos que se pueden obtener, por ejemplo, en una región milenaria como Balatón, en su subregión Balatón bóglar exactamente.
Cada zona se expresa, según su propio clima, estilos que vislumbran lo varietal o la mezcla como sello de cada particularidad. Así sucede con el Bikavér, el vino tinto de mesa más popular, destacándose como estilo el Egri Bikavér, que es nombrado Sangre de Toro con una tradición también muy antigua de hacer un vino de buen cuerpo y buena fruta, que envejece muy bien, para hacerlo acompañar con entrantes, jamón curado y carnes a la plancha.
Es necesario recurrir al hacer de una región como la Villány sureña y oriental, que produce el mejor vino tinto del país. Sus vinos son corpulentos y alcohólicos, sobre viñedos de origen celta con su cepa kadarka heredada de los turcos, en una zona que disfruta de un clima continental de influencia mediterránea, la cual facilita muchas horas de Sol con un promedio de 17,5 Cº de temperatura, con suelos calcáreos y arcillosos que permiten la obtención de excelentes caldos que se mezclan para dar una Cuvée apta para la crianza en roble.
El estilo algo bordelés de sus vinos trae al recuerdo aquellos a los que la guarda les hace mucho bien, que crecen en el tiempo para mejorar su ensamblaje, y expresan una calidad en ascenso en el abrazo amigable de las foráneas merlot, cabernet, con las de casa kekfrancos, kekopórtos.
En Víllany también se cultivan las blancas como Chardonnay, Olaszriesling y la tan gustada autóctona Harslevelu, de la cual ya florecen vinos blancos elaborados únicamente con esa uva y con una calidad probada en su obtención.
En el noroeste del país como la corona sobre su cabeza, está la tierra del Tokay, la primera región delimitada de calidad aprobada como Denominación de Origen.
Con un clima muy frío con igual latitud que la Champagne, sus suelos de roca volcánica, lava con capas de arcilla, ofrecen las condiciones óptimas para el crecimiento y desarrollo de sus cepas blancas.
Se elaboran varios estilos de vinos blancos secos, semisecos, semidulces y espumosos, hasta llegar a los licorosos ó néctar, producidos por la adición de cestos de uvas pasificadas por la acción del hongo Botritys Cinérea, y dadas las condiciones climáticas de humedad para que esa podredumbre noble ocurra y se vuelva miel el jugo de uva con que tendrá un final feliz el Rey de los Vinos, el Tokaji Azsú de 3 a 6 Puttonyos (cantidad de cestos de uva pasa), y su Tokaji Essencia con 7 Putts o el Néctar, la máxima expresión de este hacer tan antiguo.
También en esta zona se elaboran aguardientes de uva, para completar junto a sus espumosos la amplia, variada y prometedora carta de triunfo de un país que no aparece encabezando las listas de vino de algunos restaurantes... aún.