Sería fácil pensar que con tanta diversidad cultural en la zona del Caribe y América la gastronomía debería ser sumamente heterogénea, Pero lo cierto es que –sin desdeñar las riquezas y aportes propios de cada nación– la comida criolla tiene más puntos en común que divergentes.
Pero quizás uno de los aportes más significativos del Nuevo Mundo fue cuando una expedición de Cristóbal Colón llegó a la Isla de Guanja o Guanaja, frente a las costas de Honduras, durante su cuarto viaje. Allí fue agasajada con semillas de cacao y con el “xocolatl”, una bebida que para los españoles tenía un  extraño sabor.
Nadie imaginaría entonces que el chocolate, el “alimento de los dioses”, persistiría miles de años  después de haber sido descubierto por los olmecas, en la Cuenca del Amazonas.  Y no solo se ha perpetuado, sino que ha seguido redescubriéndose y desandando los intrincados caminos de la fusión y postmodernidad, ya sea como apetitosa bebida, golosina, como un ingrediente esencial en los fogones, e incluso como remedio para cuidar el cuerpo y el alma.
En esta nueva edición de Excelencias Gourmet lo invitamos a  sumergirse en nuestras páginas, a degustar cada artículo cual si fuese un suculento bombón, y a sentir el sabor  de la cocina americana y caribeña que, como dijese el gastrónomo Hugo Tolentino Dipp, es una cocina revuelta, como a veces su mar, mezclada como su raza y, consecuentemente, mulata.