En la punta de la bahía de Hicacos de la ínsula cubana se encuentra la Marina de Varadero, un megaproyecto que integra un puerto deportivo, un hotel, varios restaurantes y lugares de ocio. Entre todo este conglomerado de sitios de esparcimiento se encuentra uno de los mejores restaurantes de pescados y mariscos de Cuba: el Kike-Kcho.
Hasta este sitio llegamos unos amigos y yo hace unos días. Nos recibe amablemente el chef, Juan de Dios Serrano, gran cocinero español criado entre fogones en la ciudad de Toledo. Nos cuenta que después de aprender el oficio en el negocio familiar con sus hermanos mayores, se convirtió en un experto en la cocina de “cuchara”. Pero un buen día quiso dar un salto y viajó a Cuba, hace ya 17 años, aprovechando la oportunidad que le brindó un empresario canadiense que le propuso trabajar para él en la nación caribeña.
El destino empuja a nuestro amigo, quien decide comenzar su etapa gastronómica en la Mayor de las Antillas. Primero trabajó en el Restaurante Toro Steak-house, situado en la Villa Panamericana, luego en Cayo Largo, en la playa del Pesquero en Holguín y en muchos otros lugares hasta que finalmente aterrizó —y esta vez para quedarse— en el Kike-Kcho en Varadero.
Al referirse a su propuesta culinaria levanta la barbilla y —como un padre orgulloso de su hijo—presume que el restaurante fue decorado en su totalidad por el internacionalmente famoso pintor y escultor cubano Kcho, para ofrecer una gastronomía especializada de gran calidad a los posibles turistas que atraquen en la Marina. Fue así que se logró ese espacio armónico, diseñado con sus mesas con patas en forma de remo, al igual que las amplias sillas, aderezando la estupenda terraza.
El día de nuestra visita no acompaña. Hace mal tiempo, llueve y sopla un aire helado y húmedo que nos impide desgraciadamente comer al aire libre. Juan De Dios nos dice que el restaurante pretende llevar a la mesa un marisco y un pescado “sin maltratar”, es decir, del criadero de langosta situado allí mismo, y que en la actualidad tiene una población de 240 langostas. Estas van directamente a las brasas y al plato, sin cadena de congelación y sin añadidos que, como él dice, atentan contra el sabor auténtico de este preciado marisco.
Todo llega a la mesa lo más natural posible.  Los pescados frescos son traídos cada tres días por los barcos que faenan en las aguas caribeñas de la zona. El resto del marisco, como los centollos, las cigalas, las vieiras, las almejas, etc. se traen de España a través de la importadora de Gaviota. El marisco español proviene directamente de Galicia que —añade Juan de Dios— es el mejor de España. También traen merluza y otro tipo de pescado como el bacalao. Aunque el plato estrella del restaurante, que brilla con luz propia, es la langosta.
El menú degustación que nos ha preparado Juan de Dios comienza con unos espectaculares entrantes: ceviche, tartar de marisco, gambas al ajillo, surtido de quesos españoles y el maravillo pulpo al ajillo, el mejor que he comido desde que llegué a Cuba. Continuamos con el plato fuerte que, en esta ocasión, consistió en una parrilla de pescado y mariscos, donde el pargo y la langosta dejan atrás en esta competencia de sabores al resto de los compañeros de plato: cigalas, mejillones, sepia, camarones, zamburillas y patas de cangrejo. Por cierto, un consejo, es necesario que la casa proporcione a los comensales las pinzas para el marisco de caparazón duro. Terminamos con unos postres deliciosos, sobre todo los profiteroles rellenos de crema catalana y el milhojas de melocotón y manzana.
La carta de vinos es de las más completas que he visto en Cuba, y por qué no decirlo, en muchos lugares de la península Ibérica. Contiene el Ribera del Duero más buscado, de más calidad y más caro de España, fabricado por Peter Sisseck, de origen danés. Hablamos del  Pingus, que lo tienen en cosecha 2001 y 2003, por un precio de 2 100 dólares la botella.  También ofertan otros caldos menos ambiciosos, pero que cumplen su cometido de forma muy digna, como el Matarromera, Gran Reserva 2004 (315 CUC) o el Protos Crianza, un vino que sale muy airoso del value for money (60 CUC). Dentro de los vinos blancos nuestro chef recomienda el Viña Esmeralda de Torres (20 CUC) y, por encima de éste, el albariño Terras Gaudas de las Rias Baixas (95 dólares).
El precio por comensal, degustando la langosta, unos entrantes, un postre y un vino de precio medio es de 50 dólares por persona. Considero que es un precio justo y adecuado a la calidad de los alimentos que ofrecen y a la puesta en escena de este sitio, tan gourmet como natural.