MG a de 1959 el legado de una familia cubana
La marca británica MG, creada en 1923, se dedicó casi exclusivamente a la fabricación de coches deportivos. Su permanencia de más de 50 años se debe a que sus productos reúnen, con su aspecto deportivo y clásico, cualidades de consistencia y fiabilidad a un precio moderado. A partir de 1945 la mayor parte de la producción de MG fue exportada y se calcula en 500 000 los ejemplares vendidos fuera de su país de origen en 30 años.
La producción en serie del MG A, que se puso a la venta después del TouristTrophy de 1955, obtuvo un enorme éxito: la carrocería esbelta y penetrante constituyó uno de los ejemplos más acertados y estimados de los británicos.
El motor, con una discreta potencia (72 CV en la versión definitiva y 68 CV en la inicial) le permitía obtener prestaciones deportivas y económicas. En la primavera del año 1958 hizo su aparición la versión Twin-Cam, con motor de 1.6 L y 2 árboles de levas en cabeza. Su potencia superó en 50 % la del modelo normal, y el coche disponía de frenos de disco en las 4 ruedas. En 1957, reducido a solo 1.5 L, pero sobrealimentado, fue probado en posición central en un vehículo de récord, el tipo EX 181, con el cual Stirling Moss superó los 394 km/h en Utah.
En mayo de 1959 los MG A de serie fueron dotados de frenos de disco en las ruedas delanteras y de un motor con cilindrada elevada a 1.6 L. Modelos como ese llegaron a La Habana y se exhibieron en la esquina de 23 y O, en el Vedado, en la agencia Willys Overland, distribuidora de los fantásticos MG de entonces.
Fue allí donde el padre de Manuel Alejandro, Manuel Martínez, a finales de la década de 1950 compró uno de estos pequeños bólidos y lo convirtió, sin proponérselo, en la herencia de la familia. Su hijo a los 18 años sacó la licencia de conducción y asumió su legado, un MG A de 1959. En él ha recorrido toda Cuba, se han realizado los matrimonios de amigos, familiares y hasta el suyo propio.
Con los años vino el desgaste y fue necesaria una reparación. La hizo con el motor, mientras que sustituyó la caja de velocidades. No es que estaba mal la original, pero el Nissan Vanetta de los ochenta tenía un motor idéntico con una caja de cinco cambios que acoplaba perfectamente. Igual mejoró los frenos y montó unos que su fabricante destinaba a vehículos Alfa Romeo. Por otra parte, solo se ha pintado una vez, cortesía de Paint Car, para su exhibición en la Feria del Transporte 2004.