Tur con Onda Retro
Uno de los más pintorescos es el llamado Ferrocarril Turístico de Trinidad, en la zona centro sur de la Isla. Trinidad fue una de las primeras villas fundadas por los españoles en Cuba, allá por el siglo XVI. Amorosamente conservada, la UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad y hoy constituye una joya arquitectónica como ciudad antigua.
El progreso de Trinidad, y de la zona que la rodea, que suma cuatro siglos, estuvo ligado al azúcar. Desde las primeras décadas del siglo XIX, el desarrollo de la industria azucarera cubana iría fortaleciendo la economía de la Isla hasta convertirla, en la primera mitad del XX, en el primer productor de azúcar del mundo, como se conoce.
A partir de 1837, fecha en que se comienza a construir el primer ferrocarril en Cuba (séptimo del mundo), los rieles empezaron a tejer su red por todo el territorio de la Isla Grande del archipiélago cubano. De los trapiches e ingenios a los puertos para exportar el azúcar, esa fue la primera ruta del ferrocarril isleño.
Y en el actual municipio de Trinidad, perteneciente a la provincia de Sancti Spíritus, se unen todos estos elementos: fábricas de azúcar, ferrocarril y puerto. A unos pocos kilómetros de la ciudad, está el valle de San Luís, conocido por el legendario apelativo de “Valle de los Ingenios”. Un viaje por este valle en un tren turístico tirado por una locomotora de vapor del siglo XIX es como retroceder en el tiempo.
El lugar está repleto de historias fascinantes, como la de los dos hermanos Iznaga, quienes tuvieron una porfía que decidieron dirimir de forma insólita: uno fabricó un pozo y el otro una torre para ver quién llegaba más lejos: hacia abajo o hacia arriba.
Todavía se conserva allí la torre, como mudo testimonio de esta extraña historia. Y hay muchas de los negros esclavos traídos de África, porque todo el valle es un gigantesco museo del régimen esclavista que se implantó en el Caribe hasta fines del siglo XIX.
El recorrido de alrededor de 30 kilómetros en tren, va por el valle, la ciudad de Trinidad y termina en el puerto de Casilda, adonde se transportaban las cajas de azúcar en que se exportaba el producto. Hay puentes, un túnel natural y tres estaciones en el trayecto: Trinidad, Iznaga y Guachinago, así como el acceso al puerto de Casilda.
Pero eso no es todo, existen otras posibles rutas ferroviarias para el turismo retro, cuyas bases son: en la región Occidental, el ferrocarril eléctrico del central “Camilo Cienfuegos”, que sale de la capital (Ciudad de La Habana) y llega a Matanzas, pasando por el complejo agroindustrial de ese nombre. Otro es el del Norte de la provincia de Holguín, en la región nororiental.
En la región Central hay dos: en el complejo agroindustrial “Marcelo Salado”, de la provincia de Villa Clara, y en la agroindustria “Mal Tiempo”, de la provincia de Cienfuegos. Asimismo, en la provincia de Ciego de Ávila, más al Este, está el de “Jardines del Rey”.
Pero el ferrocarril en Cuba tiene todavía más atractivos turísticos. Uno de ellos es el Festival del Vapor, donde se pueden ver varias locomotoras muy, pero muy antiguas y, lo mejor de todo, en pleno funcionamiento. También está el Museo Ferroviario, en la capital, donde un día funcionó la vieja Estación de Cristina.
De todo esto y mucho más podremos ver próximamente en nuestra sección especializada de Viajes.