Viajamos toda Cuba, de punta a cabo, en un 307 cupe cabriolet, llamativo descapotable que gustó a todos. Más de 5 000 km recorridos en dos semanas de dura prueba. Fue el debut del modelo en el país, que ahora se renta en la playa de Varadero. Subimos los tres macizos montañosos de la Isla Grande: oriente, centro y occidente, bajamos a los más famosos valles y rodamos por las interminables llanuras de la Autopista Nacional. Salimos de la capital una mañana, dos horas antes del amanecer, con el baúl cargado de ilusiones, planes y proyectos, y el auto repleto de efectos promocionales, incluidas dos cajas de la más reciente edición de Motor (No. 10). Dos días antes recibimos el auto “de estreno” en plena calle, frente a la casa matriz del importador Peugeot para Cuba (BDC International S.A.). Llegó encima de un transportador autogrúa desde Varadero, su base, y lo bajaron ante la mirada entre curiosa y atónita de más de una docena de curiosos. Evidentemente el auto impresiona por su atrevido diseño e incuestionable aerodinámica y es todo un espectáculo cuando “guarda” el techo duro en el maletero, especialmente para quienes amamos el automóvil. Esa madrugada tomamos la Autopista Nacional con techo, aire acondicionado y a 120 km/h empezamos a dejar atrás las luces de los barrios del Este habanero. A mitad de la provincia de Matanzas, una llovizna intermitente nos recordó que el frente frío del día anterior, seguía ahí, con esa temperatura tan agradable. El limpia parabrisas funcionó perfectamente por medio de su sensor (arranca y para según el agua que cae). Las luces en “automático” (también con su sistema de sensores), se apagaron al ver que los primeros rayos de sol nos sacaban de la penumbra del amanecer. Ya es de día y aumentamos la velocidad a 140/150 km/h. El auto rueda como “suspendido” en el aire, es una sensación maravillosa que ofrece su diseño y aerodinámica. El cupe cabriolet es 9 cm más bajo (especialmente el morro) que el 307 común, pero muchísimo más aerodinámico, su coeficiente es de 0.32 Cx. Con la Autopista despejada a esa hora, llevamos a cabo algunas pruebas. La aceleración de 0 a 100 km/h no es tan violenta como pensamos, sin embargo la recuperación de 80 a 120 y de 120 a 150 son magníficas. A 180 km/h llega rápidamente, sin dificultad, con solo “estirar” las velocidades hasta 5 500 rpm (revoluciones por minuto). Llevamos una caja manual de 5 cambios. Pero para viajar “cómodamente rápido”, lo mejor es ir entre 140 y 160 km/h, parece que vas sobre una alfombra mágica. Este 307 CC tiene un motor muy moderno, de gasolina, 4 cilindros en línea (4L), 16 válvulas (4 por cilindro), DOHC (doble árbol de levas en cabeza) e inyección indirecta. Es un 2 litros (1 997 cc) que da 140 caballos de fuerza (CV). Lo pisamos a fondo en un tramo bastante plano y poco a poco sube de 180 a 190, y más lento hasta 198/199 km/h. Llega a 203/206 y en un momento alcanzó 210, quizás un poquito más (probablemente un golpe de aire o un desnivel favorable), pero luego volvió a montarse encima de los 200 km/h, velocidad más que suficiente para el sistema vial nacional actual. Es admirable como a esa velocidad tan alta, el auto parece “pegarse a la carretera” (efecto suelo) mientras el Control de Estabilidad (Bosch 5.7) lo mantiene sin vaivenes ni oscilaciones, fuerte en su curso, seguro. También esa gran sensación de seguridad la produce en el chofer un puesto de conducción 40 milímetros más bajo. Es un conjunto de elementos bien pensados por Peugeot para esta “joyita”. Hay aspectos que son imprescindibles de resaltar. El Par Máximo o Torque es altísimo: 200 Nm a 4 000 rpm. Esto permite ir a 60/70 km/h en 5ta y acelerar rápidamente sin cambiar de marcha. Viajar a 100 km/h en un descapotable no es agradable, sin embargo, este Peugeot puede ir a 120 km/h sin problema alguno gracias a su extenso parabrisas y al ángulo que presenta. El tránsito por la Carretera Central, una vez dejada atrás la Autopista Nacional, resulta igualmente confortable. El sistema de amortiguación (un poco más “duro” que el normal), imprime seguridad en la conducción y esquivar un bache a 60/80 km/h no constituye una opción a vuelco porque el carro se aferra a la carretera como un verdadero León (logotipo de la Marca). Tampoco el pase de vehículos que viajan en nuestra misma dirección. Con solo poner 3ra el auto levanta rápidamente y se pueden viajar kilómetros detrás de cualquier vehículo pesado (camión u ómnibus) que tras sacar el morro para pasar, con solo acelerar un poco, se rebasa inmediatamente. Los frenos son otro de los atributos de este 307 CC. Discos en las cuatro ruedas (ventilados delante y macizos detrás) paran el auto lo que casi es unaburla a la inercia. El sistema ABS funciona de maravillas. Por primera vez subimos cuestas tan largas y empinadas como La Farola (para llegar a Baracoa, en el extremo nororiental de la Isla) sin siquiera poner 1ra. Los trechos más abruptos, de mayor ángulo, los subíamos en 2da y 3ra sin gran dificultad. El poderoso par motor permitía bajar hasta 2 000 rpm y trepar el tacómetro con solo presionar el pedal del acelerador. Se siente debajo del capó esa potencia que por momentos parece mayor de los 140 CV que dice tener. Por otra parte, la tracción delantera lo ayuda a subir. En Topes de Collantes (al centro de la Isla, en el macizo montañoso del Escambray), las subidas y bajadas son más cortas, pero también más violentas; y el 307 CC paseaba el lomerío con la pasmosa tranquilidad de un mulo de la zona (aunque mucho más rápido). El Peugeot 307 CC resultó finalmente un auto sensacional. Su figura felina, el depurado mecanismo descapotable de techo duro y, por qué no, su seguridad y potencia (amén de su belleza) se admiró de oriente a occidente en un viaje de más de 5 000 km. Para nosotros fue una prueba con calificación de excelente y para el carro, una exhibición maravillosa.