El SIDECAR
El origen de la palabra es inglesa, que traducida dice algo así como: “carro al lado”. Sin embargo, cuentan que lo inventaron los franceses. Las guerras lo han promocionado. Su gloria se vivió en los años 50. Hoy no se ven, casi nadie los fabrica. Son vehículos en extinción.
Montar un sidecar es una experiencia única, inigualable. No se parece a la una moto ni a la un kart, sin embargo, viajas junto a la moto, casi a la misma altura de un kart, pero sin dominar su curso. Se viaja cómodo en algún sidecar moderno (sin eufemismos), pero su utilidad ha caído en desuso. La moto con sidecar de pasajeros, cedió ante el auto pequeño, cuyo precio no es mucho mayor y el confort superior. No obstante, la moto con sidecar sigue teniendo sus parciales. Yo soy uno de ellos y el amigo Julio Cantillo es otro. Fui propietario de una MZ 250-1 con sidecar por un cuarto de siglo (1964-1989) y la disfruté muchísimo. Por diferentes razones, un aciago día, la vendí. Hoy me pesa. Por fortuna, el amigo Cantillo conserva la suya como nueva: una MZ ETZ 250 con sidecar. La idea de acomodar un tercer pasajero en la motocicleta, apareció en la última década del siglo XIX. Primero fue sobre un remolque, donde el tercer pasajero se “tragaba todo el humo del tubo de escape y el polvo del camino”. No sirvió. Luego se decidió acoplar, junto a la moto, un carrito. Así nació el sidecar. La compañía inglesa Oakleigh Motor Company, afirma ser la inventora del sidecar. Allá por el año 1900, cuando los innovadores aprovecharon un viejo remolque abandonado en el almacén de la compañía e hicieron el sidecar. ¡Pero! Dicen los franceses que cierto periódico local convocó a un concurso para montar a un tercer pasajero en la motocicleta. Según cuentan, el suboficial Nicoles Bertroux propuso “la implementación de una tercera rueda paralela a la posterior de la moto y en la barra que las une, un asiento suplementario” donde podría viajar el tercer pasajero. Si fue realmente así, el sidecar nació siete años antes (1893), fecha en que el periódico determinó ganador del concurso al suboficial Bertroux, con la publicación de su invento. La 1ra Guerra Mundial (1914-1918) aceleró notablemente el desarrollo del sidecar, pues resultaba muy efectivo colocar un franco-tirador en el carrito o montar un soldado más, de refuerzo. También la 2da Guerra Mundial (1939-1945) dio impulso al sidecar, ya que adquirió un nuevo puesto en la vida militar. Los beligerantes utilizaron ampliamente las motos con sidecar y algunos atornillaron ametralladoras pesadas sobre el sidecar. Las grandes fábricas de motocicletas de entonces, construyeron motos con sidecar para la guerra. Alemanas: Zündapp y BMW, inglesas: BSA y Norton, norteamericanas: Harley Davidson e Indian y la Italia Gilera con su modelo Marte (Dios de la guerra). Los años 50 fueron la “década de oro” del sidecar. El campeonato mundial de motociclismo instituyó la categoría de “moto con sidecar”. Eran dos “corredores” por moto: piloto y pasajero (casi siempre de poca estatura y peso). El del sidecar mantenía el equilibrio en las curvas y se acostaba en las rectas para no hacer resistencia al aire. Hoy ya solo se pueden ver en carreras míticas, como el TT de la Isla de Man. Para terminar, dejé esta nota que nos llegó hace poco. La “mejor y más moderna moto con sidecar”. François Knorreck convirtió en deportiva una moto Laverda 3LC de 1000 cc. Construyó el sidecar: chasis de aluminio y la carrocería de fibra de carbono y poliéster… ¿Quién duda que el sidecar se niega a desaparecer?