Ha muerto el Gordo Fernando
Lucía tranquilo, con su gorra de campeón adornada por sellos publicitarios. Siempre fue la figura más importante de cada evento, no importa quién lograra la victoria. No imaginé entonces que también estaba al borde la de muerte. A Fernando lo conocí cuando a ninguno de los dos nos había salido bigote. Organizadores natos: yo en la Patrullas Juveniles de la PNR, él en actividades deportivas, nos encontramos en una de aquellas primeras carreras de motos pequeñas establecidas por la recién triunfante Revolución, en 1959. “Más deporte y menos vicio”, decía nuestro lema. Él se burló de mi casco de juguete, yo de su desmesurada gordura, pero siempre hubo un gran respeto entre ambos. Creo que desde ese día, calibramos nuestras posibilidades. Nunca fuimos amigos, pero nos ayudamos y apoyamos mutuamente como si fuéramos hermanos. ¿Y qué hermanos no tienen, al menos una vez, algún serio disgusto? Fernando corría, pero su mole no cabía en una motocicleta de 50 cc. Y tuvo que pasar a cubicajes mayores (500 cc), donde logró sus victorias, aunque finalmente se dedicó a organizar y resultó mucho mejor que como corredor. Le tocó reformar todo el sistema competitivo del motociclismo cubano para hacerlo socialista, con motos estatales. Fue la época de oro del motociclismo nacional, con equipos en todas las provincias y participaciones en el Campeonato del Mundo. Probablemente Fernando haya tenido errores en su trabajo ¿quién no? Pero también manchas tiene el Sol y sin embargo, nada le impide brillar. Y vamos a extrañar la brillantez del Gordo, aunque siguiendo sus ideas, los deportes a motor pueden avanzar mucho más. Cuando numerosas firmas extranjeras se asentaron en la Cuba del Período Especial, se volvió a activar el deporte del kartismo, se hizo el nuevo circuito y una escuela infantil de pilotos. Y volvió Fernando como organizador. Embullando a todos, trabajando sin descanso, modelando el sistema cubano al karting internacional. Y se desarrolló el kartismo en Cuba como nunca antes, con participación internacional en los campeonatos cubanos y pilotos nacionales corriendo en el exterior. A todos los que nos gusta el motociclismo, el automovilismo, el kartismo y otras actividades de moto-velocidad, debemos dar las gracias a Fernando Méndez por haber dado ese incalculable impulso a nuestros deportes favoritos. No a todos nos gustan el fútbol, la pelota, el boxeo o el baloncesto, de ser así, el deporte y el ocio en general serían muy aburridos. A los muertos se les suele desear “Descansar en paz”, pero para Fernando solo pedimos paz, no descanso. Que su ejemplo siga trabajando con optimismo, justeza, imparcialidad, brillantez y armonía. Que no descanse su embullo contagioso, que no decaiga su deseo de hacer carreras, de desarrollar la escuelita de karting, de formar nuevos y mejores kartistas. Fernando, ten paz y sigue adelante…