Probando un Peugeot 308
Viaje de ida
Como cada febrero, desde hace seis años, probamos un Peugeot en el marco de la Vuelta Ciclística. Esta vez vamos a bordo de un 308, un modelo que hace muy poco llegó a Cuba. Este que han puesto en nuestras manos viene con varios extras. La primera parte de la prueba es el viaje de ida, con partida desde Ciudad de la Habana y meta final en Baracoa provincia de Guantánamo. Sin embargo el viaje no lo hacemos de un tirón, sino en dos etapas: una primera desde Ciudad de la Habana-Bayamo (provincia Granma) y la segunda desde Bayamo hasta Baracoa. Con excepción al tramo del viaducto La Farola (entrada a Baracoa), se trata de un trayecto bastante plano, por lo que las pruebas de montaña serán a la vuelta en la Gran Piedra (donde no suben los ciclistas desde hace mucho tiempo) y Topes de Collantes. De cualquier manera la subida a la farola fue todo un éxito, con más del 70% de la escalada en tercera velocidad por encima de las 1 500 rpm. Aprovechamos la Autopista Nacional (de ocho vías) para probar la velocidad punta, que aunque no es uno de los fuertes de este modelo de Peugeot se mueve bastante rápido. Lo que más nos sorprendió fue que nunca llegó a las 4 000 rpm, punto a favor para el poco consumo de combustible, mínimas emisiones de gases tóxicos y la fiabilidad motor. Primero lo subimos hasta los 140 km/h y el tacómetro solo marcó, en directa (quinta velocidad), 3 000 rpm. Luego incrementamos la velocidad a 160 km/h, pero las rpm solo subieron hasta las 3 300 vueltas. Finalmente lo pisamos a fondo y alcanzó los 180 km/h, girando el motor a 3 800 rpm. Esta es una velocidad más que suficiente en Cuba, donde la velocidad máxima permisible es de 120 km/h.
Regreso
Viajar desde la Ciudad Primada hasta la Capital de la provincia más oriental de Cuba en un auto de turismo es un privilegio, mirar sus pasajes únicos y tan diferentes por tramos, es una experiencia inolvidable. No es la primera vez que lo hacemos y siempre nos parece maravilloso. En el interior del 308 se va muy bien, no solo por la sensación de amplitud que nos da su estructura, sino porque en realidad es muy cómodo, gozando de una magnífica visibilidad panorámica. El equipo de música, con su lector de CD en MP3 nos permite estar más del tiempo que podamos manejar sin necesidad de cambiar el disco; además, el sonido es excelente. Como las condiciones meteorológicas al principio del tramo fueron duras, con mucha lluvia y escasa visibilidad, pusimos a prueba los sensores de luces y limpia parabrisas, los que funcionaron a la perfección. También probamos en el descenso la tracción y el comportamiento del paso por curvas. Este fue muy similar al del 307 CC que probamos el año pasado, pero superior a la del 307 que usamos en 2006. Luego de la bajada y avanzar unos pocos kilómetros, el tiempo cambio. El sol se mantuvo fuera el resto del trayecto y la temperatura exterior alcanzó los 30 grados Celsius, en el interior teníamos 18. Viajamos a una velocidad promedio de 90 km/h. Esperamos entrar en la extensión de la carretera central que une estas dos provincias orientales para realizar las pruebas de recuperación en tercera, cuarta y quinta velocidades. Escogimos ese tramo, y no los 20 kilómetros de autopista, porque es allí donde hace falta una rápida recuperación para los adelantamientos. Sin embargo, la recuperación en quinta para alcanzar los 120 km/h la hicimos en el tramo de autopista a la entrada de Santiago. Todas las pruebas se hicieron con las ventanillas cerradas y el aire puesto, que tiene unos mandos muy cómodos en el panel central, con el que se pueden delimitar dos zonas de temperatura, un detalle que le aumenta el confort al 308. Estos test se realizaron a partir de las 1 500 rpm, un número de vueltas mínimas donde el motor responde con facilidad. La prueba de 40 a 70 km/h, en tercera, la hizo en un promedio de 6.41 segundos y en la de 60 a 90 km/h, en cuarta, medió 6.55 segundos. En la recuperación de 70 a 120 km/h promedió 16.20 segundos. La policía, que nos acompañó en todo momento, sugirió que lo probáramos de 0 a 100 km/h y en dos intentos promedió 12.6 segundos. Es justo señalar que todas las pruebas las hicimos cargados de equipaje, como cualquier familia que viaja recorriendo los caminos. Nos dirigimos a La Gran Piedra. Una elevación que desde que tengo uso de razón he escuchado lo peliagudo que es su ascenso en cualquier medio de transporte. Aunque pusimos a prueba la potencia del 308 en la subida al viaducto La Farola, con 600 metros de altitud, La Gran Piedra es otra cosa. Primero porque duplica la altura, 1 232 metros sobre el nivel del mar y, segundo, porque su inclinación es la mayor del País. La subida tiene un total de 14 kilómetros, unos 6 menos que La Farola; además, las condiciones de la carretera nunca han sido ni similares a las de La Farola, las cuales son muy buenas. Comenzamos escalando en tercera velocidad, por encima de las 1 500 rpm, pero no pasó mucho tiempo hasta que tuvimos que bajar a segunda velocidad, ya que el tacómetro bajó a menos de 1 500 vueltas. Aunque pudimos por momentos conectar, otra vez, la tercera. Fue la segunda la más utilizada en toda la escalada, calculamos un 70%. En tercera velocidad solo subimos un 20%, mientras que a diferencia de La Farola aquí si tuvimos que usar la primera por lo menos un 10% de la subida. De forma general el Peugeot 308 se porto guapo loma arriba, y en bajada probamos su sistema de frenos con discos en las cuatro ruedas y ABS, el cual se comportó de manera excelente. Este equipamiento garantiza la integridad del auto y sus tripulantes. Otro aspecto importante en el 308 es su insonorización. A pesar de tener un motor diesel prácticamente no se siente en el interior, más aún cuando se viaja en quinta velocidad entre los 90 y 130 km/h, donde el régimen de revoluciones oscila entre las 1 900 y 2 800 rpm. En ese rango el motor se hace prácticamente silente. Acelerando en primera y segunda velocidades se siente un poco, pero nada comparable a otros diesel que ya hemos probado. Nuestro Peugeot 308 puso el morro en dirección a Topes de Collantes, una empinada loma que se encuentra dentro del macizo montañoso del Escambray. Ésta es la peor escalada que realizan los pedalistas que compiten en el giro cubano, y será la última prueba de montaña que se realice. Viajar desde Sancti Spíritus hasta Trinidad es muy cómodo, las condiciones de la carretera, por circuito sur de la Central, son aceptables y hay muchos tramos de descenso que favorecen a la economía. En la pantalla situada en el panel central marcó, por momentos, un consumo puntual de menos de 4 l/100 km. Los paisajes, además de históricos son bellos. El valle de los ingenios, la Torre Iznaga y la Villa de Trinidad sobresalen del resto. Desde la misma entrada a Topes uno se da cuenta que lo que se avecina no es fácil, pero para el 308, curado de espanto en la Farola, no parece mucho. Subimos fácil, parte del tiempo en tercera, alrededor de un 35%, la segunda velocidad fue, como en la Piedra, la más usada, un 60%, mientras que la primera solo se usó un 5% en la escalada. Desde Cienfuegos tomamos rumbo a Arriete, un pequeño poblado enclavado dentro del territorio cienfueguero. La carretera no está buena y en ocasiones transitamos por terrenos no asfaltados. Esta es una ruta que frecuentemente hacen los turistas cuando rentan un auto y se van de aventura por toda Cuba. Sobre esos caminos probamos el 308. Aunque no está preparado para transitar off road, el Peugeot 308 pudo asumir el test sin dificulta. Pusimos a prueba el sistema de amortiguación y su comportamiento fue bueno, transitando suave por terrenos angostos en segunda y tercera velocidades. Pasamos por la cantera de Arriete, a unos cuatro km fuera de la carretera y luego llegamos hasta El Chorrito, un manantial de agua termal colindante con los pozos de Ciego Montero. De regreso a Santa Clara, esta vez por la Carretera Central, siguió nuestro Peugeot 308 muy sereno y seguro. Así rodamos hasta la provincia más occidental de Cuba, Pinar del Río. Fue un viaje por carretera plana, y el 308 llegó a la ciudad pinareña sin ningún problema. Como la última etapa no comienza en la capital de Vueltabajo, sino en San Cristóbal (un municipio más próximo a La Habana), decidimos regresar a la capital y desde allí esperar a los ciclistas el domingo. Así dimos fin a la extensa prueba que le hicimos al compacto francés durante quince días, y donde recorrimos todas las provincias de la Isla caribeña. En total recorrimos 3 714 km, con un consumo de combustible promedio de 15.6 km/l. Además del comportamiento del motor (1.6 HDi de 109 CV) que fue impecable, destacan en el Peugeot 308 su confort, la dirección y el sistema de frenos. Esta, es también la opinión de los periodistas y choferes profesionales que tuvieron la oportunidad de probarlo en diferentes tramos de la Vuelta. La capacidad del maletero, la comodidad de tres pasajeros en la fila trasera, la climatización por zona y las luminarias delanteras, son puntos destacados del nuevo felino que llegó a Cuba a finales de 2008. Resalta, además, su bello diseño, sobre todo en la parte delantera, que aunque por momentos nos hace recordar al 407 tiene un toque personal. Hemos probado la versión más interesante del 308, por su motorización diesel HDi de 1.6 litros de desplazamiento, que aunque es de muy bajo consumo, tiene buena respuesta. Esto lo hace muy fácil de conducir bajo disímiles situaciones. Si a eso sumamos su insonorización, lo convierten en uno de los compactos (en su segmento) más atrayentes del mercado.