Junto a los constructores de vehículos automotores, en este empeño se encuentran también los grupos petroleros, requeridos de nuevos combustibles, lubricantes y demás, que apoyen esta empresa.

Para el fabricante BMW, el auto del futuro inmediato será esencialmente una versión avanzada del automóvil actual. No debe haber una revolución, sino más bien una evolución, con mayor seguridad y confort a bordo, gracias a las ayudas que se van instalando para la conducción y para la navegación. La tecnología impulsa las aplicaciones de las telecomunicaciones al vehículo y el conductor multiplicará su interacción con el entorno.

Cada día el automóvil se hace más «inteligente» y las ayudas a la movilidad son fantásticas,. Y lo que puede parecer de ciencia ficción ahora, también lo pareció en los años 80 del siglo pasado cuando Mercedes-Benz introdujo el sistema ABS en los frenos del vehículo.

La transferencia de tecnología en el universo automovilístico es una realidad que se desarrolla en bien del conductor, del tráfico y de la vida misma en cualquier parte del mundo. Muchos autos vienen con sistema anti patinaje, control de trayectoria o la ayuda a la frenada de emergencia, todo para mejorar la eficacia en términos de seguridad.

A ello se suman los estudios que se llevan a cabo en una de las mayores causas de accidentes: el cambio de trayectoria. La marca Citroën desarrolló un aviso al conductor cuando se efectúa cualquier cambio involuntario de carril en una autopista (AFIL): un botón en la pizarra se enciende al tiempo que una vibración fuerte sacude el asiento del chofer y se produce una señal acústica.

La emisión de gases contaminantes es otro avance esperado: cada día serán menos porque los fabricantes de autos hacen progresos notables. Los parámetros para medir el resultado de la combustión son cada vez más rigurosos. Los tubos de escape catalíticos, los circuitos de recirculación de gases, son ejemplos. Sin embargo, todavía quedan emisiones nocivas que contribuyen al efecto invernadero del planeta. Y ahí entran a jugar los grupos petroleros: nuevos combustibles, nuevos lubricantes…

En los últimos 35 años se ha reducido el tamaño de los motores porque se ha multiplicado su eficiencia, pero a pesar de que se utilizan materiales más ligeros en su construcción, los automóviles son cada vez más pesados: nuevos elementos se le agregan. La disminución de tamaño equivale a menos cilindrada y para conseguir la potencia requerida, por ejemplo, la marca Renault en su modelo R18 Turbo (en la década del 80) puso un turbo compresor. Resultado: el motor de 1 600 cc tenía la potencia de uno de 2 000.

Qué sucede: el motor pequeño gira más, su temperatura aumenta y para que el aceite pueda mantener la capa de lubricante adecuada y no se funda, necesita otro aceite más resistente. Por otro lado, los sistemas anti contaminación como el filtro de partículas en los motores diesel, incluyen las fases de regeneración del filtro y las partículas acumuladas son eliminadas por elevación de temperatura. El control electrónico de encendido quema las partículas indeseables, pero esta operación libera cenizas que tupen el filtro. Para aumentar la vida útil del filtro, los fabricantes de lubricantes desarrollan aceites que produzcan la menor cantidad de cenizas.

A pesar de todo, el automóvil con motor diesel tiene hoy día las dos terceras partes del mercado. Incluso con otra agravante: cada día la diferencia de precios entre los dos carburantes (gasolina y gasóleo), es menor. Cabe preguntarse qué será del motor de gasolina en el futuro.

La firma japonesa Toyota apuesta por el auto híbrido: gasolina/electricidad. El Toyota Prius combina ambos motores: el de gasolina para la carretera y el eléctrico para la ciudad, donde se viaja a menos velocidad. En fin, novedades en motorización para los constructores de automóviles y para las petroleras fabricar otros combustibles y lubricantes.