Louis Renault nació el 15 de febrero de 1877 en París y falleció en la cárcel en 1944. De los seis hijos que tuvo Alfred Renault, tres se dedicaron a la industria del automóvil: Louis (el cuarto), Marcel y Fernand (mayores  que Louis) y los tres, con su amigo Francois Pefaure, fundaron la empresa Renault Fréres en 1898. Así se inició una de las constructoras automotrices mayores del mundo.

Louis se enamoró del vehículo motorizado desde que tuvo uso de razón. Cuentan que de niño era asiduo a los talleres de Serpollet, donde se fabricaban automóviles, y pasaba horas observando como construían los coches; su sueño, montar uno. Un custodio que lo vio merodeando frecuentemente la fábrica, lo capturó y llevó con Serpollet. Cinco minutos de conversación entre ambos y Serpollet lo llevó a probar uno de sus autos.

En un cobertizo del jardín de la mansión familiar de los Renault, Louis montó su taller. Allí pasaba horas, no comía, no descansaba ni tampoco hacía sus deberes escolares. El padre lo recriminaba hasta que Louis creó un generador de vapor, el cual vendió a una fábrica de calderas a muy buen precio; cesaron los reproches y el joven Louis se metió tranquilo en el taller a hacer de las suyas. 

Es llamado al servicio militar donde rápidamente se crea fama de inventor, así construye un puente desmontable que es la admiración de sus superiores. Después de cumplir con el servicio militar, regresa a casa y, por supuesto, a su taller para llevar adelante todos los proyectos y, entonces, montar su propia empresa. Empieza de esta manera su carrera en el mundo de la automoción. 

Corre el año 1898 y la empresa Renault Fréres saca su primer auto, se trata del Renault Type A, del cual Marcel consigue doce solicitudes de fabricación. Han dividido las tareas: Fernand es el económico, Marcel el comercial y Louis el cerebro de la empresa. Al año siguiente patentan la caja de tres velocidades hacia delante y marcha atrás. Aparece el Renault Type B, con motor de 450 cc, refrigerado por aire. 

Ya se han construido 76 autos y la fábrica tiene más de un centenar de trabajadores. Se hacen muy populares los automóviles Renault producto de las carreras que ganan, los pilotos: Marcel y Louis. Desafortunadamente Marcel perece en 1903, durante un trágico accidente en carrera y su hermano Fernand fallece en 1907. Solo queda Louis, quien cambia el nombre de su empresa por Société des Automobiles Renault.

La nueva sociedad continúa su exitoso camino, los Renault taxis de París se usan en la I Guerra Mundial para llevar los soldados al frente, a la batalla de Marne. El Gobierno reclama la ayuda de Louis, quien ya trabaja en la producción de municiones, aviones y vehículos militares, incluido el primer “tanque de guerra”, el Renault FT-17. Francia lo reconoce con el título de Oficial de la Legión de Honor.

La paz entre guerras le da la oportunidad de volver a construir automóviles, el más famoso de ellos es el moderno modelo Juvaquatre. Sin embargo, Francia vive tiempos difíciles y Louis recurre a su ingenio para mantener a flote la empresa, fabrica, además de autos, camiones, maquinarias agrícola e industrial y motores de aviones. Pero vuelve la guerra con su estela de destrucción. 

A las puertas de la II Guerra Mundial, los amigos de Louis le piden que deje el país, que se marche antes de que los nazis tomen el control de Francia. Y se va a Estados Unidos en 1939, pero no puede vivir lejos de su terruño, él ha hecho las fábricas de Boulogne

Bellancourt y la isla de Séguin que ahora están abandonadas o perdidas dolorosamente, no puede más y regresa a Francia en 1940.

Los nazis alemanes lo reciben sonrientes, le devuelven todo, le ayudan a recomponer lo que no está bien, pero le exigen que produzca material bélico para ellos, Louis dice que solo fabricará camiones. Y eso es lo que hace, camiones para las tropas germanas en la II Guerra Mundial. Los alemanes lo complacen, pide comida y medicinas para todos sus trabajadores, quienes lo adoran. 

El 20 de agosto de 1944 los nazis huyen de la Francia ocupada, tropas norteamericanas toman París, se establece un Gobierno provisional francés que no ve con buenos ojos a Louis Renault, pues ha colaborado con los invasores: produjo material bélico para los nazis.  A diferencia de otros, Louis no huye, se queda en Bellancourt a esperar. El Fiscal de la República solicita la detención de Louis Renault por “colaboracionista”.

Trata de defenderse, los obreros lo apoyan, pero el país está en guerra (todavía no se ha terminado la II Guerra Mundial) y la ley es inflexible con “el enemigo”. Es encarcelado en la prisión de Fresnes y se le comunica que todas sus fábricas han sido confiscadas. Víctima de la desesperación, entra en una gran depresión y muere el 24 de octubre de 1944.