Michael Dweck. Mambo
Michael Dweck es un sensual documentalista, buen narrador de historias, y un gran admirador de la belleza femenina. También tiene algo de isleño en su espíritu, ya que fue criado en Long Island, Nueva York. De hecho, tiene un profundo sentido de ubicación y de comunidad. En su visión fotográfica estas cualidades le han sido de mucha ayuda. Su primer gran trabajo fotográfico fue publicado en forma de volumen como The End: Montauk, N.Y., y representa la comunidad de pescadores de Montauk y su subcultura surfista, al extremo de Long Island, a doscientos kilómetros de la ciudad de Nueva York. Constituye una evocación de un paraíso perdido: el paraíso del verano, la juventud, y lo posible, y de la comunidad y la camaradería en un escenario perfecto. Mezclando nostalgia, fantasía y documentación, las fotografías presentan un retrato irresistible de un lugar en el tiempo y de un modo de vida que se desvanece para ser inmediatamente reinventado.
Michael Dweck es un sensual documentalista, buen narrador de historias, y un gran admirador de la belleza femenina. También tiene algo de isleño en su espíritu, ya que fue criado en Long Island, Nueva York. De hecho, tiene un profundo sentido de ubicación y de comunidad. En su visión fotográfica estas cualidades le han sido de mucha ayuda. Su primer gran trabajo fotográfico fue publicado en forma de volumen como The End: Montauk, N.Y., y representa la comunidad de pescadores de Montauk y su subcultura surfista, al extremo de Long Island, a doscientos kilómetros de la ciudad de Nueva York. Constituye una evocación de un paraíso perdido: el paraíso del verano, la juventud, y lo posible, y de la comunidad y la camaradería en un escenario perfecto. Mezclando nostalgia, fantasía y documentación, las fotografías presentan un retrato irresistible de un lugar en el tiempo y de un modo de vida que se desvanece para ser inmediatamente reinventado.
La imagen principal de The End… es Sonya, Poles, una imagen de verano extático. En la foto, una hermosa joven en la gloria de la plena desnudez –su rubio cabello hacia atrás, sus senos al aire, una sonrisa de anticipación– salta a través de una playa resplandeciente con una tabla de surf bajo el brazo, hacia las olas que llegan. A lo lejos, en el margen superior de la imagen, olas y dunas, surf y matorrales marcan la franja del horizonte que divide su cabeza de su cuerpo. Su rostro se perfila contra el gran cielo, y su dinámico cuerpo contra la extensión plana de arena mojada. Todo el gozo de la diversión del verano y la promesa juvenil se resumen en su patada de tijera, reiterado por su sombra y su reflejo, una vivaz forma de v que se convierte en un diamante facético agrietado por la luz, y la forma blanca, como un misil, que forjará un lugar en la ola que sostendrá su espalda sobre la marea palpitante haciéndola emerger como diosa del mar.
The End: Montauk, N.Y., de Michael Dweck es un paraíso personal, evocado e imaginado a la vez. El entorno es un lugar para la recreación, la auto-invención, la celebración de la belleza física y el bienestar y las suaves tentaciones de la carne. Es un paraíso rústico de playa de una distintiva variedad americana, un verano sin fin –ese bendecido pero a la vez muy corto interludio que separa la edad escolar de la edad laboral, la niñez de la adultez. Y sin embargo, mezcla los anhelos y preocupaciones de la juventud y la edad, de la inocencia y la conciencia. Puesto que la temporada de sol, inevitablemente, debe pasar al otoño. La juventud y la belleza se ruborizan, destacan su dulzura, y ejercen su poder, pero luego desfallecen y se desvanecen ante la embestida de los años, bajo el dominante cielo empobrecido de ozono. Lamentablemente, el tiempo no está en nuestras manos, y es como si el aviso de desalojo estuviera atado a la puerta, incluso cuando uno entra al feliz recinto. La inquietud de ese conocimiento se cierne sobre la grata diversión. La dorada juventud de un verano, es el mundano veterano sabio o el anciano arruinado de otro. The End celebra la juventud y la belleza al mismo tiempo que constituye una elegía a la juventud perdida y una oda a los consuelos del arte.
Creciendo no lejos del mar, Dweck a menudo iba a pescar en la noche por la costa sur de Long Island y frente a Montauk. Fuera del agua, en las noches de luna, se quedaba intrigado por las formas y sombras de los peces al pasar rápidamente bajo la superficie, y se imaginaba que esas formas fugaces eran mujeres hermosas –el antiguo encanto de las sirenas. Y así, después de terminar su proyecto en Montauk, Dweck comenzó a explorar el tema del desnudo femenino sumergido en el agua. Comenzó fotografiando desde arriba a atractivas mujeres jóvenes en piscinas y en lagos poco profundos, sobre todo por la noche. Pero con el cambio de estaciones, voló hacia el sur, a Miami, Florida, y continuó a fotografiar en piscinas y cerca del océano. Sin embargo, no estaba del todo satisfecho y empezó a buscar un entorno que le permitiera fotografiar bajo el agua. En su búsqueda se encontró con Weeki Wachee Spring en Florida, cerca de la costa del Golfo, famoso por sus espectáculos de sirena, donde el agua es clara, pura, de un color azul-verdoso, y donde podía fotografiar desde un acuario construido en el banco del río del mismo nombre, o desde un tanque transparente parcialmente sumergido en el río, mientras nadaba con sus sujetos.
La visión fotográfica de la sirena de Dweck no habita en las ampulosas fantasías de fin de siglo ni en el arte de mal gusto de Hollywood. Dweck queda absorto con la figura femenina y por el movimiento del agua, por el juego de luces y sombras, la distorsión y la reflexión. En su visión de la sirena, invoca un aspecto de la vida que se vive naturalmente, sin corrupción, puramente. Independiente de las circunstancias de la vida, sus sujetos parecen miembros de un mundo especial. Ciertamente no escapan a los reclamos del mundo real, pero inmersos en el agua uno siente que por momentos sí lo hacen, aunque sea brevemente, sólo durante el tiempo que aguantan la respiración.
Fotografiadas bajo el agua, ya sea detrás de un cristal o de otro modo, las figuras flotan en el campo de visión, como si el frente y el atrás, arriba y abajo, y los lados cambiaran en todo momento. Sólo la luz proyectada o filtrada desde arriba orienta al espectador en cuanto a la posición relativa del cuerpo suspendido en el agua. Elegantes posturas, gestos y posiciones eróticas son asumidos inconscientemente con la misma facilidad. Los velos y bordados de agua, inmóviles y en movimiento, de sombra y luz, ocultan y distorsionan tanto como revelan. La encantadora forma de una joven puede transformarse en una masa bruta de músculo, como una pintura de Francis Bacon, o dar la impresión de una pose tan exquisita como una bailarina de ballet clásico. Torsos, extremidades y detalles se disuelven en un borrón de formas, como en las últimas pinturas de Willem de Kooning. Rara vez distinguimos sus rostros, sólo de vez en cuando una nariz o un pezón o un ombligo.
En la leyenda y la tradición, la sirena es un símbolo de seducción fatal. Representa el aspecto auto-destructivo del deseo, el encanto tóxico de lo inalcanzable. Sin embargo, el agua es la fuente de la vida, el medio esencial de la purificación y el lugar elemental de la regeneración. Las sirenas de Dweck son sensuales y atractivas, pero también libres y sin trabas, florecientes. Hay algo inquietante en las divagaciones somáticas del fotógrafo, en las distorsiones ópticas de los ágiles cuerpos que él captura a través de las aguas turbias: la crueldad de los ojos hambrientos del fotógrafo que, como las sirenas de antaño, es él mismo un depredador. Y el fotógrafo como depredador debe seguir buscando, permanecer en constante mo- vimiento, continuar fotografiando. Con varios proyectos en juego, será muy interesante ver lo que la visión de Michael Dweck ofrecerá después a nuestros propios ojos insaciables.
Dweck estudió Bellas Artes en el Instituto Pratt de Brooklyn, Nueva York, y comenzó su carrera en el campo de la publicidad donde luego se convertiría en Director Creativo de prestigio mundial, con más de 40 premios internacionales, incluyendo el codiciado León de Oro en el Festival Internacional de Cannes en Francia. Dos de sus piezas de televisión en formato largo forman parte de la colección permanente de cine del Museo de Arte Moderno de Nueva York. Habiendo asumido la fotografía a una edad temprana y habiéndola utilizado a lo largo de su carrera, abandonó la publicidad para dedicarse a tiempo completo a la fotografía. Su primer libro, The End: Montauk, N.Y., fue publicado en 2004 y presentado en las exposiciones y ferias de arte más importantes durante los dos años siguientes. El libro Mermaids fue publicado en 2008 acompañado de un programa internacional de exhibiciones. Las imágenes cautivantes de Dweck han aparecido en numerosas publicaciones de todo el mundo, incluyendo las revistas Vanity Fair, French Vogue y Esquire. Sus fotografías fueron exhibidas por primera vez en Sotheby’s, Nueva York, en 2003, en su primera presentación individual, y desde entonces se han expuesto ampliamente en todo el mundo, con muestras individuales en la Galería Staley-Wise de Nueva York, Maruani & Noirhomme en Bélgica, en la Galería Robert Morat de Hamburgo y en la Galería Blitz en Tokío. Su trabajo forma parte de numerosas e importantes colecciones privadas e institucionales, y también se muestra en Art Basel, la Galería Fahey/Klein de Los Ángeles y en Eric Franck Fine Art de Londres. Michael Dweck vive en la ciudad de Nueva York.
Dweck studied fine arts at the Pratt Institute in Brooklyn, New York, and began his career in advertising where he went on to become a world renowned Creative Director receiving over 40 international awards, including the coveted Gold Lion at the Cannes International Festival in France. Two of his pieces are part of the permanent film collection of The Museum of Modern Art in New York. Having taken up photography at an early age and used photography throughout his career, he left advertising to focus on photography full time, early on in the new millennium. His first book, The End: Montauk, N.Y., was published in 2004 and was featured in several major exhibitions and art fairs over the next couple of years. The book Mermaids was published in 2008 with an accompanying international exhibition program. Dwecks compelling images have appeared in numerous publications throughout the world, including Vanity Fair, French Vogue, and Esquire. His photographs were first exhibited at Sothebys, New York, in 2003, in their first solo exhibition for a living photographer, and have since been exhibited extensively throughout the world, with solo exhibitions at the Staley-Wise Gallery in New York, Maruani & Noirhomme in Belgium, the Robert Morat Galerie in Hamburg and the Blitz Gallery in Tokyo. His work is part of many major private and institutional collections and is also shown at Art Basel, the Fahey/Klein Gallery in Los Angeles and the Eric Franck Fine Art in London. Michael Dweck lives in New York City.