Es cierto y me da igual que suene muy tópico, que nuestro planeta es un lugar bellísimo. A veces en nuestro caminar diario no levantamos la vista del suelo y eso nos hace no admirar las cosas pequeñas y grandes que pasan a nuestro alrededor.

Sin embargo, hay momentos en los que tenemos la suerte de que algo nos hace de repente cambiar la perspectiva y descubrimos que existen los árboles, los matices de colores, los atardeceres, el mar con sus mil azules, los pájaros, las flores…y todo cambia.

Nuestro espíritu se transforma y comenzamos a disfrutar, a soñar, a ver más allá. Empezamos a ser felices con cosas sencillas que siempre nos acompañaron y nunca valoramos, a pasar tiempo llenándonos el alma de riqueza que no cuesta.

Así es Puerto Vallarta, nuestra propuesta para este número, un pueblo completamente mágico en el que recuperar el amor por la naturaleza, por la gente, por el tiempo sosegado que nos permite contemplar al que tenemos enfrente y escuchar lo que nos dice.

Nuestra recomendación para este verano es encontrar un rincón, puede ser muy cerca de casa y practicar esta observación levantando los pies y la mirada del suelo, puede que lo que descubra sea algo milagroso que cambie su vida para siempre.

Consuelo Elipe