Cómo nace un nuevo tabaco
Un largo proceso de selección y cruzamiento natural ha propiciado el surgimiento de nuevas variedades comerciales del tabaco negro cubano, sin perder las características únicas que lo hacen el mejor del mundo
Gracias al desarrollo de la ciencia cubana, los habanos no nacen ahora en los campos de Vuelta Abajo, sino en la asepsia de los laboratorios del Instituto de Investigaciones del Tabaco, donde se producen de forma natural todas las semillas de las variedades comerciales del tabaco negro cubano.
Con una red de Estaciones Experimentales, que incluye la de San Juan y Martínez, en Pinar del Río, y la de Cabaiguán, en Sancti Spíritus, el Instituto de Investigaciones del Tabaco ha logrado el milagro de obtener la docena de variedades de tabaco negro que hoy se cultivan en los campos de Cuba, y mantener a la vez su alta calidad.
A esto se agrega que gracias al entrecruzamiento de especies, todo de forma convencional y sin recurrir a manipulaciones genéticas, hoy las variedades son resistentes a enfermedades como el moho azul, la pata prieta, o la necrosis ambiental.
«El Instituto de Investigaciones del Tabaco se creó en 1985, por resolución del Ministro de la Agricultura, y unificó desde entonces el trabajo de las Estaciones Experimentales, que integraban entonces la Red Nacional de Investigaciones Tabacaleras», explica su actual director Vladimir Espino.
Según el especialista, quien además fue uno de los creadores de la técnica del tabaco en bandeja o semilleros flotantes, la principal función de esta institución, en coordinación con las Estaciones Experimentales, es la producción de las semillas original y básica de las variedades comerciales de tabaco.
No obstante, ellos también coordinan y desarrollan el proyecto de mejoramiento genético del tabaco cubano, el manejo integrado de las plagas, y el trabajo de fitotecnia de las nuevas variedades que se van introduciendo en la práctica productiva, asesorando a los campesinos en su cultivo, la densidad de plantación, los niveles de fertilización, el momento ideal de recolección, del botonado, la recolección o la fermentación, entre otros aspectos.
«Igualmente trabajamos para la industria, analizando sus diferentes procesos y desarrollando investigaciones sobre la fermentación, temperatura, humedad ideal y otros parámetros de la producción e incluso participamos en coordinación con Tabacuba y Habanos s.a. en la creación de nuevas ligaduras, el análisis de productos o las estrategias a seguir en el desarrollo de la industria del tabaco nacional», argumenta Espino.
PATRÓN ÚNICO Crear una nueva variedad de tabaco es un arte que requiere mucho conocimiento de su cultivo, pero también dotes especiales e infinita paciencia y perseverancia. Bien lo sabe Eumelio Espino Marrero, máster en ciencias, y subdirector técnico de desarrollo del Instituto de Investigaciones del Tabaco, quien fuera por más de 20 años jefe del programa de mejoramiento genético del tabaco en Cuba.
«Para crear una nueva variedad, ante todo es necesario un conocimiento preciso del cultivo del tabaco. En el caso de Cuba, por ejemplo, la calidad no es un problema, pues es la mejor del mundo. El rendimiento tampoco. El problema son las enfermedades. Eso quiere decir que las variedades que no sean resistentes a ellas no se pueden cultivar en el país».
Un largo proceso de cruzamiento y selección sucesiva de distintas cepas durante varios años, de forma completamente natural, es la única garantía para obtener una nueva variedad. Si la lograda resiste las enfermedades, tiene rendimiento y cuando se fuma mantiene la calidad organoléptica del tabaco cubano, entonces se somete a una prueba de extensión agrícola, cuyo éxito supervisa el Consejo Científico del Instituto de Investigaciones del Tabaco y el Comité Técnico de Tabacuba antes de su registro como una nueva variedad comercial.
«Hay que tener paciencia, dice convencido Eumelio, porque a veces al cabo de siete u ocho años, cuando uno cree que ha logrado la variedad correcta, si no fuma bien entonces se invalida, porque tiene que preservar las características organolépticas del tabaco negro cubano.
«El tabaco es un producto para satisfacer gustos elevados. Cada nueva variedad tiene que ser impecable. Por eso una comisión de expertos y catadores la analiza, y si no son capaces de distinguirla del patrón del tabaco cubano, de detectar la diferencia, entonces es que se aprueba la nueva variedad».