La temporada 2012, que finalizó con el GP de Brasil, ha sido una de las más emocionantes y reñidas de los últimos tiempos, un curso que nos mantuvo en vilo hasta la última vuelta en el trazado de Interlagos. Lo mejor fue que durante la carrera fueron alternándose el campeonato Vettel y Alonso (Ferrari). Sebastian fue quien más sufrió en Brasil, con trompo incluido en la primera vuelta que lo llevó al último puesto, resultado que lo hubiese dejado sin título. Pero Vettel remontó y acabó sexto, un puesto que le valió para mantener tres puntos de ventaja sobre el asturiano de Ferrari, quien fue segundo en la carrera y en la clasificación general.

Vettel, además de agenciarse el campeonato, fue el piloto más ganador con cinco triunfos. Su principal rival en ese renglón fue Lewis Hamilton (McLaren Mercedes), quien subió al cajón más alto en cuatro ocasiones. Alonso y Button (McLaren Mercedes) empataron con tres victorias per cápita; Jenson se lleva el aliciente de empezar y terminar ganando, mientras que Fernando el trago agridulce de ser subcampeón.

Pero hablemos del Golden Boy, Vettel, quien a sus 25 años de edad es el piloto más joven en la historia de este deporte en agenciarse tres coronas. Su mérito aumenta por conseguirlas de forma consecutiva y con la misma escudería. Y que sus detractores no cuestionen sus títulos alegando que los negoció con un coche superior, porque Webber ha contado con las mismas armas durante todo el campeonato y no ha sido ni su sombra, ni siquiera un buen compañero de equipo.

Sebastian, que no brilló en categorías inferiores, llegó a la F1 enfocado. Su primer equipo, en 2006, fue BMW-Sabuer que lo contrató como tercer piloto. Un año después y tras el espectacular accidente de Kubica en Canadá, vino su debut en carreras una semana después, en Estados Unidos. Allí terminó octavo, se agenció un punto y consiguió su primer récord en la máxima categoría, el piloto más joven en debutar puntuando (19 años y 349 días).

En 2008 consiguió un contrato de piloto oficial en la filial de Red Bull, Toro Rosso. El monoplaza, de muy bajo perfil y rendimiento, no fue obstáculo para que el ahora Golden Boy se agenciara su primera pole y victoria en el GP de Italia. De esa manera sumó dos nuevas marcas, el más joven en ganar una pole y una carrera en la F1.

Con ese aval se fue a Red Bull Renault en 2009. En el tercer GP de temporada, en China, consiguió la primera victoria para su equipo, la segunda de su carrera, y el subcampeonato. No se le pueden quitar los valores a Adrian Newey, creador del monoplaza de la escudería de la bebida energética y de todas sus mágicas evoluciones.

Al año siguiente Vettel se proclamó Campeón del mundo, un nuevo récord para su palmarés en una temporada que consiguió el liderato en la última carrera  y dejó sin opciones a un Fernando Alonso que tuvo a tiro de piedra su tercer título de por vida y el primero con Ferrari. Sebastian fue la pesadilla del asturiano ese año como lo fue este curso en la última carrera. Pero antes, en 2012, también fue campeón con una actuación aplastante al negociar once victorias en los diecinueve GP disputados.