Jorge Mayet Lecho de mis raíces, 2009 / Paper maché, textil, estructura de hierro y acrílico
Robert RauschenbergParagraph III, 1996 / Lápiz, acuarela, collage y libreta de apuntes Watercolor, collage / 38,9 x 50,9 cm
Fernando BoteroCircus act, 2008 / Óleo sobre lienzo / Oil on canvas / 127 x 99 cm

¿Qué exhiben las ferias de arte? El cúmulo restante de aquellas obras de las “vacas sagradas” en las vanguardias históricas, que no entraron a los museos, a las grandes empresas y a las casas de subastas; el “relevo” exponente de las tendencias emergentes, promovido por el engranaje publicitario alistado a las galerías… En ese maremagno competitivo, se “filtran” los pocos íconos del arte latente de las periferias; pero al igual que las bienales cosmopolitas, las ferias no pueden evitar su presencia creciente, como tampoco pueden sustraer esos eventos de su connotación intercultural.

“Dichoso aquel lejos de los negocios” (Horacio: Beatus ille procui negotiis): así pensaríamos frente al difuso panorama de almacenes, centros comerciales, bancos y toda suerte de oficinas, que caracterizan a esa ciudad marina bautizada –tal vez irónicamente– por el poeta ex-origenista Lorenzo García Vega como “la playa albina”, hoy convertida –para no ser tan sólo el pórtico del “sueño americano” del éxodo latino, o el suelo soleado del turismo norteño–, en una fuerte plaza del mercado de arte internacional. Pero no nos apresuremos en juzgar –por las disímiles ferias y convenciones artísticas de alta frecuencia, y por la prolífera cadena de galerías establecidas en los principales distritos–, al condado de Miami-Dade como plataforma especulativa de otra vía mercadista cuya exclusiva finalidad sea la pecunia. Ninguno de los centros cosmopolitas de arte basa la política económica de sus eventos feriales, de sus subastas y de sus galerías, en la burda simplicidad de la oferta en términos estrictamente mercantiles: el producto de arte aún pertenece al santuario de la cultura estética y ha de tratársele bajo el manto de su rol público tal cual: un hecho cultural.

Art Basel / Miami Beach –eco y extensión de Die Internationale Kunstmesse Basel, Suiza, conocido a nivel de difusión como Art Basel–, supera desde su complejísima organización toda sospecha mercantilista, y deviene suceso artístico-social en torno al cual se concentran numerosos eventos paralelos. En diciembre, con provecho de la contagiosa y consumista atmósfera pascual, el sur de la Florida es también una kermesse de las artes plásticas.

Alojado en el espacioso Convention Center, Art Basel / Miami Beach aglutina en esta edición de fin del año 2009, doscientos veinticinco locales expositores, entre galerías capitales, firmas de pequeña empresa y estudios independientes. Dedica además una sección a cuatro instituciones artísticas –Art Loos Register, Foundation Beyeler, LAXART y Los Angeles Nomadic Division (LAND)–, y otra sección a las revistas especializadas (veintisiete) más la distribuidora Art Magazines Joint Booth, que representa a cincuenta y seis publicaciones del género. Cuatro divisiones temáticas encabezan el proyecto expositivo: Art Galleries, Art Nova (nuevas galerías, artistas y tendencias emergentes), Art Positions (propuestas específicas de artistas solos o en grupo) y Art Kabinett (manifestaciones históricas o de tesis), cuyas proposiciones implican un número considerable de activistas e intervenciones dentro y fuera del recinto, en locaciones próximas o distantes en el territorio.

Una de ellas es el “emplazamiento” en Oceanfront –espacio destinado a otras actividades: Art Conversations, Art Film, Art video, Art Perform–, y se debe al artista cubano Jorge Mayet (por la Galería Horrach Moya, de Palma de Mallorca), y consiste en una casa rústica –muy parecida a un bohío, apostada sobre las aguas y contra un horizonte oceánico–, cuyo título es “Deseo”. La imagen de la obra ha sido escogida para ilustrar las portadas del catálogo y de la revista editadas por Art Basel, lo cual significa el carácter emblemático dado a la instalación. ¿Por qué? Esta decisión directiva de la feria arroja sobre la obra más de una lectura: ¿la casa como nave al pairo, impotente para emprender viaje?; ¿la casa como isla, inmóvil y desierta, embargada por un aire anhelante de partir hacia un punto no divisable mar adentro? El tema de la migración ha sido frecuentado en la plástica cubana (Kcho, Pedro Pablo Oliva…) y los ojos foráneos han estado puestos en este discurso coyuntural de artistas del patio y de allende…

Aunque los ejecutivos de Art Basel deben observar una política de valoración equitativa hacia sus exponentes, se perfilan por voluntad implícita ciertos destaques, quizás a consecuencia de sondeos previos a la exhibición, y también por la mirada selectiva de la crítica concomitante. Ello se manifiesta en la recapitulación del magazine: artistas y sus realizaciones, espacios creativos, e incluso dealers, curadores y coleccionistas, están sobredimensionados. Y se da marcado énfasis a la inclusión este año de la inédita presencia de Escandinavia, Rusia, India y Medio Oriente a través de parciales participantes. Entre los resaltados individuales está el pintor argentino Guillermo Kuitca –representado por la galería neoyorkina Sperone Westwater en el evento– quien expusiera en la 9na. Bienal de La Habana 2006 (Dinámicas de la Cultura Urbana), su conjunto gráfico Orden Global, en cuyo “tratamiento pictórico hay algo que […] por no encontrar un nombre más justo, llamaré inacabado. La obra ha sido abandonada”. Preocupado por el tema de los espacios humanos –mapas, ámbitos crípticos, escenarios–, el trabajo de Kuitca, ligado por demás al teatro, al parecer se compulsa en la necesidad de sugerir, de plantear, de ahí esa característica de obra sin concluir, apenas bocetada, evidente en su retrospectiva en el Miami Art Museum.

Del área Art Kabinett, nutrida de proyectos (veintisiete en total), atrae la atención el stand de la Galería Continua, que alberga la instalación “Las joyas de la corona”, de Carlos Garaicoa (La Habana, 1967), incluida en su exhibición personal bajo la rúbrica La enmienda que hay en mí, presentada en el Museo Nacional de Bellas Artes (Colección Cubana), durante la X Bienal de La Habana (Integración y resistencia en la era global), entre marzo y abril del 2009. Una visión crítica de los sistemas de inteligencia y contrainteligencia a escala mundial. Otras propuestas de interés son la de fotografía experimental de los brasileros Geraldo de Barros (1923-1998) y Waldemar Cordeiro (1925-1973), revalorados por la Galería “Luciana Brito”; la de “Aspectos del Pop-Art” –con Tom Wesselmann, Robert Indiana, Jasper Johns, Ed Ruscha y Andy Warhol–, por la Galería Gmurzynska; la de obras tempranas de George Grosz (1893-1959), realizadas durante la República de Weimar como miembro del grupo Dadá berlinés; la del período surrealista del pintor Gunter Gerzso (México, 1915-2000), presentada por Mary-Anne Martin Fine Art; la de la etapa “ajedrecística” de Marcel Duchamp (1887-1968), explorada por Francis M. Naumann Fine Art (New York), y las de tantos otros galeristas, entre los cuales es ineludible mencionar Art Kabinett Kicken Berlin por la exposición de documentos inéditos de la Bauhaus y piezas maestras de Moholy-Nagy (1895-1946) y Walter Peterhans (1897-1960); y dado su singular significado, la proyección de quinientas imágenes sobre las primeras cien mil víctimas civiles iraquíes a causa de la ocupación militar norteamericana desde marzo del 2003, documento filmográfico debido a Vera Lutter, en parte elaborado con información obtenida del Iraq Body Count Project, y presentado por Carolina Nitsch Contemporary Art, de Nueva York. (Sin comentario.)

La eclosión de actividad paralela de los medios artísticos que suscita la presencia de Art Basel / M.B., se manifiesta en el número de ferias colaterales y cadena de galerías que se activan en y durante los cinco días de permanencia del evento: Art Asia / Miami International Asian Contemporary Art; Art Miami; Aqua Art Faire; Focal Art Faire; Fountain Miami; INK Miami Faire; NADA Art Faire; NOBE 67 Faire; photo Miami; Pool Art Faire; Pulse Contemporary Art Faire; Red Dot Faire; Scope Miami Art Show; Verge Art Faire… reconocidas por Art Basel, más Design Miami (Design District); FO.CI. Art Miami; Graffiti Gone Global; Littlest Sister 09; Sculpt Miami; Zones Art Faire (Winwood), como espacios alternativos o en la red: Amaryllis Feria Fine Arts / Specializing on Latin American Art, o ArtDecemberMiami.com… Y entre las entidades dedicadas a comunidades de talleres o espacios expositivos para grupos de artistas: The Americas Collection; bac 23 (Bakehouse Art Complex); Art Center of South Florida…

Las visitas guiadas a colecciones privadas se suman a este laberíntico festejo de las artes visuales: Rubell Family Collection; The Margulies Collection at the warehouse (Miró, Noguchi, maestros de la escultura surrealista, George Segal, Hill Viola); Carlos de la Cruz Collection… Y los museos ceden salas transitorias a favor del auge artístico: Bass Museum of Art; Boca Raton Museum of Art (colección Enrique Martínez Celaya); Miami Art Museum (con Kuitca); Museum of Contemporary Art / MoCA; Museum of Art Fort Lauderdale (con Norman Rocwell); Naples Museum of Art (Pintura Latinoamericana); Norten Museum of Art (con William Kentridge: “Cinco temas”)…

Junto a las zonas de confluencia en la Florida de museos, galerías y “warehouses” para obras de arte –South Beach, Midtown, Winwood Art District, Design District, South Florida–, no podía faltar en este recuento sintético y a vuelo, el sector conocido por Little Havana (así aparece en la cartografía urbana) y su “famosa” calle 8, en la que convergen mayoritariamente artistas plásticos cubanos (fallecidos y vivos, residentes en el territorio o no), como es el caso en Leal’s Gallery: Marcelino Vizcaíno, Nelson Domínguez, Héctor Catá, Vicente Rodríguez Bonachea, Abel Quintero, Aisar Jalil Martínez, Andrés Retamero, Pedro Ávila Gendis, Kamyl Bullaudy y Zenén Vizcaíno integran la nómina de representados. Es de subrayar como dato significativo la exposición abierta entre el 30 de noviembre del 2009 y el 30 de enero del 2010 en la Galería Cremata, consagrada a la memoria del pintor Jesse Ríos, y titulada Abstractomicina –el arte abstracto como antídoto contra el seudoarte del figurativismo pintoresquista y mercantil que explota la nostalgia del emigrado–, colectiva que agrupa ochenta y dos (!) pintores y escultores cubanos, resultado del exhaustivo esfuerzo de su curador, el artista y activista Aldo Menéndez, quien supera con ello el reduccionismo maniqueo de la frontera por el amplio concepto de las dos orillas, condenado aquel a desaparecer en el futuro por la acción de la cultura.*

Puesto que la cultura –y en ella la plástica–, se sobrepone finalmente a las contingencias globales del mercado. La expresión de Sara Harrelson, editora en jefe de Art Basel / Miami Beach: “this year is a great time to buy”, parece flotar en una expectativa cuyo llamado optimista quiere ocultar el temor de la falencia recurrente en el market-place del arte. Mientras, podemos concluir –parafraseando al poeta Horacio–: “más dichoso es el arte lejos de los negocios”.

4 de marzo de 2010