Escrituras del arte argentino: entre investigadores/as y curadores/as
“La exposición es una puesta en escena de distintos saberes e implica una verdadera construcción de sentidos”. Con esta afirmación María José Herrera1 abre la presentación de una importante compilación (Exposiciones de arte argentino 1956-2006. La confluencia de historiadores, curadores e instituciones en la escritura de la historia) que reúne textos del grupo de investigadores del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), del cual comparte la coordinación con Andrea Giunta. Junto a estos ensayos, los de los participantes de las Primeras Jornadas sobre exposiciones de Arte Argentino conforman en el libro un corpus en torno al análisis de prácticas museales en relación con distintos discursos teóricos y artísticos en el lapso de medio siglo.
Si bien –como aclara la brillante compiladora– el trabajo de fondo de los investigadores fue un relevamiento minucioso de las exposiciones2 de las instituciones públicas y privadas de Buenos Aires, los trabajos presentes corresponden a una mirada más intensa y sujeta a los intereses puntuales de un cruce interdisciplinario entre investigadores y curadores.
Organizado en torno a temáticas generales, es la misma María José Herrera quien da la puntada inicial al analizar la acción de Romero Brest como primer curador argentino en el sentido contemporáneo de administrador de sensibilidades, una gestión “de profundo empuje modernizador”.3
El primer apartado “Instituciones y políticas curatoriales” está dedicado exclusivamente al decano de los museos argentinos, el MNBA, fundado en 1895 mediante el proceso de institucionalización que emprendiera la Generación del Ochenta “una generación de intelectuales que soñaba un país con escuelas de artes y museos”, que apostó a esta aventura pública como un factor modernizador y de crecimiento. Destinado a ser el depositario de los tesoros artísticos de la nación, su colección se fue constituyendo por la vía de las legitimaciones de las cuales el Salón Nacional de Bellas Artes era el galardón consagratorio. Este certamen instituido en 1911 se ocupó de marcar, a la manera europea, el “adentro” y el “afuera” del circuito del arte y el sendero de lo que podríamos denominar la “tradición académica” argentina.4 Por otro lado, las donaciones de colecciones privadas contribuyeron a acrecentar el patrimonio museal.
Las políticas curatoriales analizadas en el libro son las que comienzan a partir de la gestión de Jorge Romero Brest desde que asumiera en 19555 en carácter de interventor, y desarrollara un modelo de valoración y difusión que no regatea esfuerzos por convertir a la institución en paradigma de visibilidad del arte argentino a nivel internacional.6
A través del análisis de sucesivas gestiones se aprecian sus sesgos diferenciadores y los debates que sacuden el campo del arte argentino en más de tres décadas: las propuestas de percepción estética, los lazos con el poder, las tormentas generadas por los avatares económicos y políticos.7
En “Las exposiciones como institución del campo artístico” se analiza cómo las exposiciones son un formato de interpretación de los sentidos del arte y se establece un diálogo entre contextos institucionales y geográficos distintos. Aquí se profundiza en el papel jugado por Guido Di Tella, empresario y coleccionista, que comisionara a los más destacados arquitectos para construir el edificio “marco”8 de su colección de arte moderno y sede del Centro de Artes Visuales (CAV) del Instituto Torcuato Di Tella (ITDT), emblemático de los años 60 en la Argentina y dirigido por Romero Brest. Sobre la representativa figura de Brest volverán una y otra vez los investigadores, tanto para analizar su postura frente a la exposición de Antonio Berni, artista rosarino, “antiguo realista” y muy mayor para formar parte del juvenil grupo del ITDT, como para encontrar las tácticas que le permitan justificar una gran muestra retrospectiva del autor.9 Otro de los aspectos desarrollados en el capítulo es el papel del arte y la cultura en las relaciones diplomáticas con Brasil, país que configura un reconocido modelo en los 60 como potencia continental por su desarrollo de la cultura.10
El ensayo se introduce en los cruentos años setenta, marcados por la violencia y la censura, para describir las estrategias que desde los lenguajes estéticos forjaron los artistas para burlar las restricciones impuestas desde ámbitos oficiales. Como en muchos lugares de Latinoamérica, el cuerpo fue la metáfora de la sociedad, desgarrada, mutilada, torturada. Artistas como Juan Carlos Distéfano y Lea Lublin se apuntan como casos de búsquedas alternativas y resistencias al discurso hegemónico.11 Sobre la ausencia de las mujeres en la Historia del Arte, la construcción del discurso de la sexualidad, los mitos sobre el lugar de la mujer, sus roles y transgresiones trata el relato acerca de un ciclo de exposiciones cuestionadoras –Mitominas I, II y III–, un aporte de la reflexión crítica y de la inclusión de la temática de género en la agenda del arte.12
Otra contribución esclarecedora es la dedicada al problema del reconocimiento de artistas de ciudades de provincia, como Rosario en el nivel país, para lo cual necesitan primero legitimar sus instituciones en la “relativa autonomía del campo artístico”, y mostrar el valor de sus poéticas propias. La experiencia narrada es la de la exposición 34ARC (34 Artistas Rosarinos Contemporáneos) que implicó primero vencer resistencias de su propio entorno.13
Cierra este bloque de artículos un debate sobre los centros legitimadores de los 90 que se disputan la herencia del ITDT e intentan “reponer el aura de los 60” cuando su “eficacia mitológica” consiste en lo efímero de las acciones de esa “poética extremista de la intensidad”.14 Recoge la postura de dos curadores Gumier Maier del Centro Cultural Rojas y de Elena Oliveras, en la exposición 90-60-90, en la Fundación Banco Patricios, y la de la crítica especializada en dos medios de posiciones opuestas.
En el apartado “Las estrategias curatoriales: del guión científico a la instalación museográfica”, se plantea en cada artículo la relevancia del guión como constructor de sentidos desde un presente histórico y lo que sus estrategias comunicativas pueden transmitir.15 Aclara que cada recorte implica una lectura posible entre otras y cómo aportan a la misma el diseño, la iluminación, los textos, es decir el arsenal comunicativo que se despliega en función de acompañar al visitante.
En dos artículos del equipo de investigación del MNBA se aborda el guión museográfico crítico que aprovecha los recursos actuales para poner en valor la colección, sosteniendo que su identidad emerge de las condiciones en que se formó. La representación de las obras y artistas, requiere criterios eclécticos para abordar ausencias notables y rescates, como es el caso de la inauguración de una sala de Arte Andino Precolombino, legitimándola a partir del valor estético sumado a la documentación aportada por la investigación arqueológica.16
En “Más allá de la geometría. Un puente entre dos décadas”, la autora examina la exposición del mismo título curada por Romero Brest (alude al período 40-70) que configura un hito del proyecto de internacionalización del arte argentino. Aquí el guión es una toma de posición, justificada teóricamente desde el catálogo, y apunta a un mensaje tranquilizador en torno a las relaciones internacionales: la voluntad de orden implícita en la geometría, aunque los agitados tiempos que se vivían no parecieran revelarlo.17
El último artículo de esta serie plantea cómo las prácticas curatoriales constituyen lecturas de los objetos culturales que atraviesan una sociedad determinada. Y se pregunta por los dispositivos de exhibición para poner en escena un discurso lleno de las dificultades que implica trasladar al ámbito público experiencias pensadas para el espacio privado y no museable. La exposición Cosmococas, de Helio Oiticica (MALBA, 2005) le sirve para historiar esta gramática de los enunciados que se ponen en juego en cada exposición.18
En el capítulo “La voz del curador”, cuatro curadores relatan experiencias que plantean distintos desafíos y demuestran la importancia de las exposiciones en la escritura de la historia. Por eso se examinan distintas alternativas19 a la hora de tomar decisiones curatoriales: ¿cómo actualizar una experiencia estética? ¿recrear? ¿reconstruir? ¿cuáles son las condiciones que debe adquirir un relato? Los planteamientos de la museología actual implican evidenciar los marcos teóricos, y contar con el trabajo del equipo interdisciplinario de investigación como soporte para una puesta que revele una lectura de un fragmento de historia.
En “Apéndice: políticas culturales”, última parte del libro, se comparten documentos que explicitan los principios rectores de una política que considera a la cultura “un lugar habitable y compartido por los ciudadanos en igualdad de condiciones”,20 y donde es claro el paradigma que representa el MNBA, al que se proveyó de todos los elementos para su óptimo funcionamiento, con énfasis en la investigación y la curaduría y un diseño sujeto a nuevas premisas de comunicación. Un descarnado análisis de los museos emergentes en el siglo xxi revela también el sentido paradojal y positivo de lo que las crisis suelen representar en el mundo del mercado de arte, cuando sus objetos se convierten en “bienes refugio”. También el largo camino que queda por transitar en las provincias para lograr construir instituciones que se sostengan y avancen con criterios renovados.21
A lo largo de las 351 páginas, lo que se advierte en este libro es –exactamente lo que concluye María José Herrera en su presentación– la discusión “entre la investigación pura y los códigos de representación de la museología que el curador practica”, así como una manera de “poner en evidencia las diversas estrategias históricas, críticas y simbólicas involucradas en la construcción de la representación del arte argentino en las últimas décadas a partir de los diversos tipos de exposiciones producidas”. Que la edición la haya realizado la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes con el patrocinio de una empresa privada, habla de lo que éstas significan como aporte para la vida y salud de los museos.
Exposiciones de arte argentino 1956-2006. La confluencia de historiadores, curadores e instituciones en la escritura de la historia es, definitivamente, una importante contribución al conocimiento en un área que en Argentina recién se comienza a explorar, y una incitación a los investigadores de distintas latitudes a participar y producir conocimiento de las respectivas historias locales, estrategias de visibilidad, posibilidades y dificultades para verse incluidos en las zonas metropolitanas donde se asignan los lugares y distribuyen los sentidos.
María José Herrera (directora-com- piladora): Exposiciones de arte argentino 1956-2006. La confluencia de historiadores, curadores e instituciones en la escritura de la historia, Asociación de Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes (AAMNBA), Buenos Aires, 2009.
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1 Licenciada en Artes de la Universidad de Buenos Aires (UBA), jefa de Investigación y curaduría del MNBA, presidenta de la Asociación Argentina de Críticos de Arte (AACA-AICA). En 2008 fue directora artística interina del MNBA. 2 El libro cuenta con un segundo apéndice (“Museo Nacional de Bellas Artes: Exposiciones temporarias: 1956-2006”), pp. 329-351, con datos que constituyen un tesoro para investigadores de otras regiones.
3 María José Herrera: “Romero Brest en el MNBA: la hora de los curadores”, pp. 15-28. 4 Fabiana Serviddio (UBA): “La exposición 150 años de arte argentino. MNBA: 1960-1961. Academia y cosmopolitismo en la contienda por el relato de arte argentino”, pp. 29-44. 5 Es la época de la denominada Revolución Libertadora, golpe militar que derrocara al gobierno de Juan Domingo Perón en septiembre de 1955. Una máxima tensión política de la época prohíbe nombrar al líder de la “Dictadura derrocada”. Jorge Romero Brest es una de las figuras más notorias de la oposición intelectual al “Régimen depuesto” y, desde la revista Ver y Estimar fundada por él, a la vez que fustiga, propone estrategias modernizadoras.
6 María José Herrera: ibídem. 7 F. Serviddio: “Samuel Oliver al fren- te del Museo Nacional de Bellas Artes (1964-1977) nuevos sentidos para el proyecto modernizador”, pp. 45-62; Mariana Marchessi (CONICET-UBA): “Entre el desarrollo y la crisis institucional exhibiciones, patrimonio y proyectos del MNBA en los 70”, pp. 63-80; Viviana Usubiaga (CONICET-UBA): “Sobre lo temporario de la exposición permanente de arte argentino en la historia reciente del Museo Nacional de Bellas Artes”, pp. 81-96. 8 Silvia Pampinella (UNR): “El marco invisible. Las estrategias expositivas de Guido Di Tella en los primeros sesenta”, pp. 99-112.
9 Silvia Dolinko (CONICET-UBA): “Un antiguo realista en el centro de la vanguardia: Antonio Berni en el Di Tella”, pp. 113-122. 10 María Amalia García (CONICET-UBA): “La brasilidade de la gestión Romero Brest en el MNBA”, pp. 123-136. 11 Paola Melgarejo y Florencia Ballarino (MNBA): “El discurso del arte entre la estética y la censura”, pp. 137-148. 12 María Laura Rosa (UCM): “El rol de las exposiciones en la escritura de la historia. Mitominas y el origen de la relación arte-feminismo en Buenos Aires”, pp. 149-158.
13 Pablo Montini (UNR): “La batalla entre novedad y tradición: 34ACR en la modernización del campo artístico rosarino contemporáneo”, pp. 159-170. 14 Cecilia Rabossi (UBA): “¿Transgresión y contenido social en los 60? ¿Tolerancia y preservacionismo en los 90? Debates sobre una muestra”, pp. 171-182. 15 María Florencia Galesio, María José Herrera y Valeria Keller (MNBA): “Nuevo guión curatorial y museografía de las salas de arte argentino del Museo Nacional de Bellas Artes”, pp. 211-224.
16 , y Mariana Rodríguez (MNBA): “El arte precolombino andino en el Museo Nacional de Bellas Artes”, pp. 201-210. 17 Cristina Rabossi (UBA): “Más allá de la geometría. Un puente entre dos épocas”, pp. 185-199.
18 Teresa Riccardi (CONICET-UBA): “Dispositivo de exhibición y estrategias de visibilidad. Del Cosmococas a Helio Oiticica / Neville D’Almeida”, pp. 225-240. 19 Raúl D’Amelio (Museo de la Ciudad de Buenos Aires): “La exhibición como construcción colectiva”, pp. 243-2549; Tomás Ezequiel Bondone (Esc. Sup. de Bellas Artes “Dr. Figueroa Alcorta”): “Una historia, una colección. Memoria de una exposición”, pp. 255-266); María José Herrera: “Estrategias curatoriales en la exhibición En medio de los medios”, pp. 267-286; Ana María Ba- tisttozzi: “Escenas de los 80, la cultura del retorno a la democracia”, pp. 287-298.
20 Américo Castilla (DNPM / Fundación TyPA): “Notas para: Una política cultural para los museos en la Argentina”, pp. 301-308. 21 Andrea Giunta (CONICET-UBA / IDAES-UNSAM): “Crisis y Patrimonio”, pp. 309-328.
María José Herrera (directora-com- piladora): Exposiciones de arte argentino 1956-2006. La confluencia de historiadores, curadores e instituciones en la escritura de la historia, Asociación de Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes (AAMNBA), Buenos Aires, 2009.