Una ciudad que se mueve
Describe la historia que fue entre los años 1514 a 1522 que se estableció el período de surgimiento y permanencia del primer caserío, en lo que se llamó la Villa del Espíritu Santo, primero Pueblo Viejo, compuesto por alrededor de diez casas y una ermita, a orillas del río Tuinicú.
El 4 de junio de 1514, desde el improvisado púlpito de la parroquia de guano y paja erigida a orillas del río Tuinicú, el cura sevillano Fray Bartolomé de las Casas, huésped de Don Diego Velázquez, pronunció su célebre sermón Pentecostés. Este hecho insólito para la historia del clero secular en tierras del Nuevo Mundo, marcó la fundación de la Villa del Espíritu Santo.
Sin embargo, las colonias de bibijaguas, —según cuenta la tradición oral—, provocaron el pánico entre los pobladores del lugar, lo que llevó al traslado de la villa en 1522 hacia su actual sitio, en los contornos del río Yayayabo. ?
Derivado de yaya, que es el nombre de un árbol silvestre que abunda en toda la isla de Cuba, el río Yayabo es un afluente del Río Zaza, que atraviesa la Ciudad de Sancti Spíritus, lo que le da el sobrenombre de la Ciudad del Yayabo.
Sobre este afluente se alza el Puente del Yayabo, el principal símbolo patrimonial de la ciudad espirituana, y la vía fundamental de comunicación con Trinidad y con los antiguos puertos de Tayabacoa y Tunas de Zaza.
Es el único exponente de su tipo que se conserva en el país, y los espirituanos ven en él uno de sus más valiosos bienes, pues se integra de forma perfecta a un bello paisaje urbano que identifica a la ciudad.
Después de haber resistido casi dos centurias, el Puente Yayabo, —único de la época colonial—, sigue siendo un mito para los pobladores de la Villa, quienes cuentan que este fue construido con leche de vaca, traída en grandes cantidades para humedecer la mezcla de cal y arena, y sin la utilización de cemento.
Con una altura superior a los nueve metros, y un largo de aproximadamente 85 metros, el puente luce cinco majestuosas arcadas, hechas de ladrillo, poseen un marcado estilo romántico. La estructura está en perfecto estado y conserva su encanto en el centro urbano que nació a la vida en la segunda década del siglo XVI.
Según investigaciones realizadas, las actas capitulares y otros documentos de la época colonial examinados arrojan otro elemento novedoso, y es que la construcción del puente Yayabo fue asumida por presidiarios de la región y no por mano de obra esclava como se pensaba hasta ahora.
La restauración de este antiquísimo puente se verá beneficiada a partir de ahora con las revelaciones sobre las técnicas y los materiales empleados en su fabricación.
La inexistencia de patrones de referencia imposibilitó precisar si, como afirma la tradición al mortero o mezcla, se le agregó también leche de cabra o sangre de toro, considerados materiales orgánicos.