Che Guevara: un Hombre que hizo El camino al andar
Como empeñado en probar que la vida es como un largo viaje, Che Guevara a los 39 años había dejado su huella en numerosos países que lo recuerdan como al mozo que trató de recorrer sudamérica en motocicleta y remontó en balsa el Amazonas, en otros como diplomático de nueva escuela y los más como guerrillero. Aunque usualmente sus biógrafos aluden a sus últimos viajes al Congo y Bolivia, el Che, comenzó a cruzar fronteras, motivado por el interés de conocer en profundidad la realidad del continente americano.
Como empeñado en probar que la vida es como un largo viaje, Che Guevara a los 39 años había dejado su huella en numerosos países que lo recuerdan como al mozo que trató de recorrer sudamérica en motocicleta y remontó en balsa el Amazonas, en otros como diplomático de nueva escuela y los más como guerrillero.
Aunque usualmente sus biógrafos aluden a sus últimos viajes al Congo y Bolivia, el Che, comenzó a cruzar fronteras, motivado por el interés de conocer en profundidad la realidad del continente americano. En diciembre de 1951, después de haberse matriculado en la escuela de medicina, inició un recorrido en motocicleta por América. Su itinerario se dirigió entonces al norte, a través de toda Centroamérica hasta Guatemala. Marcado por la situación del campesinado, los obreros, la población indígena con los cuales se codeó en sus viajes por la región, rápidamente tomó partido junto al gobierno democrático de Jacobo Arbenz. La posterior estancia en México lo enroló en la revolución cubana. Allí conoció en 1955 a Fidel Castro, por aquella época un joven abogado que preparaba una expedición armada contra la dictadura del general Fulgencio Batista. Por esa vía entró a la Isla, donde alcanzó el grado de Comandante guerrillero, y después del triunfo de la revolución en 1959, fue nombrado presidente del Banco Nacional y Ministro de Industrias. En Santa Clara, el centro de la nación antillana, dejó una profunda impronta al liberar esa ciudad a finales de 1958 en uno de los últimos y decisivos combates contra las fuerza de Batista. Además, allí conoció a su segunda esposa y madre de cuatro de sus cinco hijos, Aleida March. Los habaneros siguieron su trayectoria en el país y lo conocieron más de cerca como dirigente del banco y ministro. Una personalidad como la del Che Guevara no se realizaba con la hazaña de haber participado en la guerra que derrocó la dictadura militar en Cuba. Según su credo: “Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos..” Por ello, partió al Congo y luego a Bolivia, iniciando el más largo de sus viajes que lo llevó en los últimos 30 años a infinidad de rincones del mundo. El asesinato de Guevara hizo trascender su ejemplo a países dónde no pudo ir en vida, inspirando a sucesivas generaciones. Prueba de ese perenne andar del Che lo constituye el homenaje rendido en Cuba en julio pasado a su figura por más de 12.000 jóvenes de 132 países presentes en el XIV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Después de dos años de investigaciones en Bolivia, los restos mortales del Che fueron hallados y repatriados a Cuba, y reposan desde el pasado 17 de octubre en un memorial construido en su honor en Santa Clara.
Aleida Guevara: la hija del Che
“Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo”
La memoria del hombre es algo muy estudiado, pero todavía no comprendida. En mi caso personal es algo muy útil, pues sólo a través de ella puedo volver a vivir momentos muy lindos, momentos tiernos junto a uno de los hombres más completos que conozco, mi padre. Creo que si no fuese por los comentarios de sus amigos y compañeros y por las fotografías, no podría recordar casi nada. Papá trabajaba mucho, eran tiempos muy difíciles. Cuando estaba en Cuba llegaba tarde a la casa y ya dormíamos y los domingos iba al trabajo voluntario; poco tiempo para convivir, él lo sabía y creo que por eso intentaba impregnarnos de su amor, pero nunca dejó de ser un educador. Lo que recuerdo es una mezcla de ternura y de exigencia, como si quisiera mostrarnos el camino, es algo que todavía siento. Hablo de mi papá con mucho cariño aunque apenas lo conocí, porque tengo el privilegio de ser el fruto de un gran amor y mi madre quedó junto a nosotros procurando en todo momento que lo sintiéramos presente, conociéndolo en todo momento como hombre, como padre, como amigo. Ella logró transmitirnos su amor, su respeto y admiración. Papá siguió junto a nosotros, cada día, porque ella así lo quiso. Siempre puso en primer lugar las necesidades del colectivo y después, mucho después las suyas. A hombres como él se le mantiene vivo en el recuerdo porque así somos capaces de ser mejores seres humanos.