Henry Leland, modesta eminencia del automóvil de lujo americano
Henry Martyn Leland (1841-1937) fue el padre del actual automóvil de lujo americano. Hizo exclusivo a Cadillac y fundó Lincoln, las marcas más lujosas y antiguas de la industria automotriz de Estados Unidos. Empresario automotor, ingeniero, maquinista e inventor, nunca puso su nombre a ninguno de los vehículos que construyó, probablemente por ello sea poco conocido.
¿Quién que se precie saber de automóviles no conoce marcas tan emblemáticas como Ford, Dodge, Chrysler, Buick o Peugeot, Citroën, Ferrari? Quizá sepa también de Henry Ford, los hermanos Dodge, Walter Chrysler, Dunbar Buick, Armand Peugeot, André Citroën y Enzo Ferrari, sus respectivos creadores. Sin embargo, de Henry Leland, creador de Cadillac y de Lincoln, las marcas simbólicas de los grandes y ostentosos automóviles estadounidenses, es posible que tengan muy escasa información. Leland fue uno de los pilares de la naciente industria automovilística de los Estados Unidos en las tres primeras décadas del siglo XX. Como la mayoría de los pioneros del automóvil, era una persona con ideas y habilidades para la mecánica, que aprendió trabajando e inventando. Su contribución al desarrollo de la industria automotriz es mayúscula, fue el impulsor de fabricar las piezas de manera estándar para que sirvieran en cualquier auto de marca o modelo similar, defensor de la calidad y el confort, promotor de la tecnología punta. Es además, el inventor de la máquina eléctrica de cortar pelo que hoy usan los barberos e hizo también un juguete único: el ferrocarril tipo mono-raíl conocido como Leland-Detroit. Le mejora el motor a Olds (rediseña los puertos de las válvulas y le da mayor compresión), que ahora es más pequeño y potente, pero Ramson Olds lo rechaza. Así las cosas, a Leland le dan la encomienda de montar una factoría de autos con capital de la familia Cardellach, léxico que al ser transcrito fonéticamente al inglés, suena como Cadillac. ¿Qué familia es la Cardellach? La familia de origen francés Cardellach fue la beneficiaria de los blasones heráldicos de Antoine Laumet de la Mothe, sieur de Cadillac, y fundador de la ciudad de Detroit. Esta familia se ha enriquecido durante la guerra civil norteamericana a través de la venta fraudulenta de algodón desde Nueva Orleans, vía Texas, a las hilanderías norteñas, como si fuera un producto de origen mexicano. Los Cardellach tienen historial revolucionario, pues ayudaron a financiar al general venezolano Narciso López en su expedición anexionista a Cuba y contribuyeron con el derrotado ejército sureño. La heredera Cardellach decide invertir su dinero, el cual recibe Henry Leland de manos de Emilio Fortó, cuñado de la heredera Cardellach, para montar una factoría de automóviles. Las dificultades propias de una fábrica de autos en esa época, hacen que caiga en manos de Henry Ford. Leland queda como empleado. Luego Ford discrepa con sus accionistas y renuncia llevándose sus vehículos, aunque tiene que dejar las maquinarias. Sin nada que fabricar, los financistas planean liquidar las compañías Detroit Automobile Company y The Henry Ford Company. Entre los accionistas está William Murphy, quien pronto conoce a Leland y lo invita a mostrar su novedoso motor a los financieros. Estos quedan asombrados con el poco tamaño y la aceptable potencia. Entonces Leland los convence para que no vendan las maquinarias, las cuales puede servir para fabricar automóviles con su motor. Así, Murphy refunda la empresa el 22 de agosto de 1902, con el nombre de Cadillac Automobile Company, al tiempo que nombra a Henry Leland como su director general. ¿Por qué Cadillac y no Leland, quién a fin de cuentas será el constructor de los nuevos autos? Hay dos versiones: una que fue el propio Leland quien propuso el nombre para honrar al fundador de la ciudad de Detroit, lo cual no es del todo descabellado, pues la otra marca que funda Leland, la llama Lincoln, en honor al insigne presidente de Estados Unidos. La otra versión, ausente de patriotismo y nobleza, es la del dinero: la familia Cardellach puso el capital. Puede que ambas versiones sean ciertas y que las razones de Murphy y de Leland coincidieran en Cadillac. De una u otra forma, Henry Leland ya es uno de los constructores de autos en los Estados Unidos. El primer Cadillac salió en 1903, con el motor de un solo cilindro y 10 HP, para constituir un gran éxito de inmediato. Hasta entonces, las piezas se fabricaban con una holgura considerable, de manera que los mecánicos la ajustaran a lima a cada automóvil. Leland tenía otra idea: las piezas intercambiables. La estandarización en el mundo del automóvil es un concepto muy novedoso y prácticamente desconocido en Europa. El primer auto que lleva Frederick Stanley Bennett, importador oficial de Cadillac para el Reino Unido, exige que sea “especial”. Un grupo de estándares se crean por el Royal Automobile Club (RAC) para los vehículos yanquis, entre los que destacaba: capacidad de intercambio de piezas. Leland puso manos a la obra e implantó sus ideas a los Cadillac. En 1908, tres de sus autos Cadillac realizaron una inusitada y pública prueba. Todos se probaron y alcanzaban 34 millas/hora. 2) Los tres se desarmaron y despiezaron completamente. 3) Todas las piezas se regaron y luego se escogieron, indistintamente, las 721 requeridas para armar cada auto, incluso intercambiaron algunas por nuevas, sin ningún tipo de ajuste. 4) Se ensamblaron otra vez los tres Cadillac y solo permitieron en el trabajo: llaves, destornilladores, martillos y pinzas, nada de limas ni herramientas de ajuste. 5) Todo listo, se procedió a la puesta en marcha: los tres arrancaron al primer “crank”. 6) Luego anduvieron sin parar 500 millas a una velocidad constante de 34 millas/hora. El asombro y aprobación fue general, no había entonces vehículo alguno capaz tan siquiera de igualar tal hazaña de calidad y precisión. El RAC británico le otorgó el preciado trofeo Dewar 1908 por “su condición perfecta”. Rápidamente creció la fama de Cadillac, ganó dos carreras en el ascenso a colinas y el Trial de las 1 000 Millas, famosa prueba de confiabilidad. Durante medio siglo (1903-1953) el Cadillac caminó 250 000 millas sin roturas, solo con los recambios programados y en 1953, Bennett (con el mismo Cadillac) volvió a realizar la misma prueba de las 500 millas a una velocidad constante, solo que esta vez fue más rápido: 42 millas /h. Cuando William Durant ampliaba su General Motors (GMC), Henry Leland negoció la venta de Cadillac, la cual se materializó por 5.6 millones de dólares, el 29 de julio de 1909, y se mantuvo al frente de esa división en la GMC hasta 1917. En esos años, Cadillac consiguió otro Dewar en 1913 por su sistema de arranque eléctrico, el primer automóvil sin crank. En 1917. Leland se fue de GMC por diferencia de criterios sobre la calidad de los autos y, ese mismo año, funda la Lincoln Motor Company para fabricar motores de aviación. Concluida la I Guerra Mundial, Leland (quien ha cumplido 76 años) y su hijo Wilfred reordenan la maquinaria para producir automóviles, cuya marca será Lincoln. Lujo y calidad exhiben los Lincoln en 1920. Pero en 1922, la compañía cae en bancarrota y Henry Ford, otra vez compra la factoría de Leland. El 10 de junio de 1922, un ejecutivo de Ford pidió la dimisión de Wilfred Leland y su padre renunció también a su cargo. Henry Leland tenía 81 años. Murió en 1937, a los 96 años, en Michigan. Tanto Cadillac como Lincoln se siguen fabricando como las marcas de lujo más antiguas de la industria automotriz americana.