BUGATTI, altas prestaciones, belleza, arte y calidad (I)
Esta es la historia del hombre que hizo de la construcción de automóviles, un arte. Y puso alma, corazón y vida en cada proyecto para fabricar automóviles fabulosos, de tal calidad que hoy, todavía, la mayoría rueda perfectamente. A ello hay que añadir un lujo insultante y la tecnología más avanzada de la época. Por si fuera poco, también eran y son hoy, los más rápidos del mundo. ¿Quién fue este hombre? Ettore Arcos Isidoro Bugatti, quien nació en Milán, Italia, el 15 de septiembre de 1881 y falleció el 21 de agosto de 1947, pocos días antes de cumplir 66 años. Pasó una niñez acomodada con la familia, cuyo padre, Carlo Bugatti, era diseñador de muebles de alta calidad. Tanto él como su hermano, Rembrandt, cursaron estudios en la Academia de Artes de Brera. Ettore dedicó toda su arte a la construcción de vehículos motorizados y con apenas 18 años, fabricó un triciclo muy novedoso. Éste tenía dos motores de gasolina, cada uno acoplado a una rueda trasera. A pesar de lo extraño de su triciclo, logró con él sus primeros triunfos y reconocimientos. De esta forma, el joven Ettore entró a la naciente rama automotriz.
EL MUNDO DEL AUTOMÓVIL Debo aclarar que la entonces “rama automotriz” de la época, estaba muy lejos todavía de ser una industria, ya que la gran mayoría de los constructores de automóviles no eran otra cosa que “inventores” dotados de excelentes cualidades mecánicas y con incuestionables habilidades artesanales. Esas fueron las “claves” que lograron aquellos primeros fabricantes de vehículos. Bugatti fue (y aún hoy la marca que fundó: es) diferente. Más artista que artesano, su deseo mayor no era ser “fabricante de vehículos motorizados”, sino hacer de cada uno de los automóviles que construía, una obra de arte. Y ese auto debía ser una “obra maestra”, con toda la tecnología de punta del momento, alcanzar máximas cotas de velocidad y exhibir una belleza impactante. Ese fue el Bugatti que Ettore siempre propuso hacer. Pero el joven Ettore Bugatti no tuvo nunca una vida ejemplar por sus virtudes socioeconómicas. De vida disipada, extravagante, altanero y orgulloso, ninguno de sus detractores le negó jamás su reconocido buen gusto, su auto-exigencia desmesurada y la busca del perfeccionismo, a menudo más soñado que real. Tenía que ser muy requeté bueno para que la sociedad le “perdonara” tantos y tan grandes defectos. Además, la vida lujuriosa estaba reñida con cualquier intento de ahorro para materializar sus proyectos. Acudió al Conde Gulinelli para costear un nuevo proyecto: la construcción de un auto de cuatro cilindros. Ettore tenía 20 años cuando realizó este novedoso proyecto. Indudablemente era bueno.
TRIUNFO Y FAMA De inmediato ganó la Copa Ciudadana de Milán y, luego, la medalla de oro del Club de Automóviles de París. Se catalogó como el auto más rápido del mundo a inicios del siglo XX, pues alcanzaba 65 km/h. El éxito y la fama catapultaron el nombre de Bugatti a la cúspide automotriz mundial, de donde no ha bajado nunca más. A Ettore le llueven las ofertas y contratos en el extranjero. En 1902, con 21 años, Bugatti marcha a Alemania contratado por el adinerado Barón Eugenio de Dietrich. Ettore ofrece sus servicios y recibirá un pago extra por cada auto de competencias que construya. La fábrica estaba en Alsacia, entonces territorio alemán. Así salieron los modelos Tipo 2, 3 y 4 bajo la marca Dietrich-Bugatti. Trabaja con el Barón hasta 1906 que se independiza. Labora un tiempo en la Gasmotoren Fabrik de Colonia, como jefe de ingeniería, con vistas a desarrollar motores de combustión interna. Ya los autos que salen de la fábrica de Alsacia, son de marca Bugatti. Pronto los Bugatti se hacen famosos en los circuitos europeos y los vehículos de la marca son considerados súper deportivos. Ettore se va a vivir a Francia, en el hotel París, de Estrasburgo. Mientras desarrolla sus modelos de competencia, allí le sorprende la Primera Guerra Mundial (1914). Alsacia se convierte en zona de guerra. Tropas francesas y alemanas se enfrentan. La fábrica Bugatti “cae” en territorio enemigo y es atacada. Rápidamente Ettore recoge y se lleva su fábrica a Italia. Paradójicamente, los aviones franceses que bombardean Alsacia, tienen tecnología Bugatti.
PAZ PARA EL DESARROLLO Concluida la Guerra (1918) con el Tratado de Versalles y la derrota de Alemania, Alsacia pasa a ser ahora territorio francés. Se reinstala donde antes estaba, la fábrica de automóviles de competencias Bugatti. Pero tras la conflagración, la sociedad se polariza, los pobres se vuelven hambrientos y los ricos millonarios. El lujo se impone y los automóviles “costosos” están de moda. En esos tiempos, las marcas más cotizadas son Rolls-Royce e Hispano-Suiza. Bugatti se suma con su modelo Royale. La situación económica internacional cae en picada y en 1929 estalla la crisis financiera en Estados Unidos, que arrastra a la quiebra a todo el mundo. Apenas pudieron fabricarse y venderse seis unidades del modelo Royale. Ninguno es igual, todos son diferentes entre sí. Son únicos. Contra lo que pueda pensarse, la década del 30 fue “de oro” para Bugatti. El mundo entero reconocía a los automóviles Bugatti como verdaderas obras de arte, máquinas de gran calidad, eficientes y durables. Una prueba es la cantidad de autos Bugatti que atesoran los coleccionistas, a pesar de haber fabricado solo unos 8 000 vehículos en sus más de un siglo de vida. De esa maravillosa década para Bugatti, son los modelos Tipo 32, 35, 41 y 57, para muchos verdaderas joyas en la construcción de automóviles. Pero donde sí coinciden todos los especialistas del mundo, es en los modelos Tipo 41 Royale y Type 57 SC Atlantic Coupe, que catalogan como “los automóviles más exquisitos en la historia del mercado automotor internacional de todos los tiempos”. continuará.