Los maravillosos autos eléctricos
¿Son nuevos los autos eléctricos? Pregunte a cualquier mortal de nuestra generación y es muy probable que diga: sí. Pero se equivoca, los autos eléctricos nacieron antes, incluso, que los de motor de combustión. Robert Davidson construyó el primer vehículo eléctrico 1828, el cual fue capaz de remolcar una locomotora a 6 km/h “sin usar carbón ni vapor”.
El vehículo de vapor no consiguió reemplazar al coche de caballos, pero al transporte “a sangre” le salió un nuevo competidor: el vehículo eléctrico. Tras los experimentos de Jedlik en 1828 y de Devenport en 1835, el primer carro eléctrico eficiente de Davidson salió en 1838. El primer carruaje de tracción eléctrica, de Robert Anderson, estuvo listo en 1839. Tenía una pila de energía no recargable.
Poco tiempo después se patentó la línea electrificada, pero solo para trenes y trolebuses, no servía para los automóviles. Pero en el año 1880 apareció la primera batería recargable y ahí puede decirse que comenzó entonces la posibilidad del auto eléctrico. Mejora en los caminos, construcción de carreteras, llega el siglo XX y es en 1900 que se produce el auge del automóvil eléctrico, los momentos donde son los más solicitados.
Los primeros autos eléctricos Ni los complicados vehículos a vapor ni mucho menos los “sucios, apestosos y ruidosos” carros de combustible, eran competencia de los “silenciosos, veloces y limpios” automóviles movidos por electricidad. Por cada 10 eléctricos, se vendía apenas uno “de los otros”. El auto eléctrico llamado “La Jamais Contente” implantó récord de velocidad: 100 km/h. Por primera vez en la historia un vehículo a 100 km/h. Fabuloso. Pero el auto de gasolina no estaba derrotado, solo había perdido los primeros combates, de los cuales se repuso rápidamente. Fue mejorando su eficiencia y ya en 1905, está funcionando la primera línea regular de autobuses en Berlín (proveedor de los ómnibus: Daimler). América, 1908, Henry Ford comienza la producción masiva del modelo “T” (Tin Lizzy). En 1912, se resuelve la puesta en marcha con la invención del motor de arranque. Sumado a todo esto, la construcción de carreteras ha extendido las distancias a recorrer y hay otro factor que define al “mejor vehículo”: su autonomía. Aparecen las casas abastecedoras de combustible (garajes), el precio del petróleo baja y también el costo del automóvil de gasolina. Muy mejorado en potencia y calidad, con mayor autonomía y menor precio, el automóvil de gasolina empieza a desplazar al eléctrico. La era del automóvil de combustión (gasolina o diesel) llega, imparable, hasta los años 70 del siglo XX. Los vehículos eléctricos fueron a parar al interior de las grandes industrias, tales como montacargas, grúas y otros equipos auxiliares. Prácticamente nadie fabricó “en serio” autos eléctricos para rodar por calles y carreteras, quedaron olvidados, desechados, arrumbados y desaparecieron, ya casi nadie se acordaba de ellos.
El renacimiento Dos acontecimientos dieron golpes demoledores al motor de combustión interna que usan los automóviles de gasolina o diesel: la contaminación ambiental y el precio del petróleo, ambos a inicios de los 70. Ahí empiezan a brotar los primeros atisbos de automóviles eléctricos, de los “carritos del golf” hasta los mini-coches para zonas urbanas, tales como el CityCar (de Sebring-Vanguard, del cual se fabricaron 2 000 unidades. La llamada “crisis del petróleo” es el detonante que explota la bomba del auto de combustión interna, la gasolina y el diesel suben de precio y toda la industria trabaja para lograr la mayor eficiencia posible en sus motores (ahorro). Pero a la crisis también le surgen alternativas y una de ellas es el motor eléctrico o, en el menor de los casos el automóvil híbrido: gasolina-diesel y electricidad. Surgen los primeros prototipos. A medida que el petróleo sube o baja, otra explosión (que ya amenazaba) estalla: la peor contaminación que ha conocido el hombre moderno y su consecuencia: el calentamiento global, corren los años 90 y ya está el primer prototipo de General Motors: el Impact, que es presentado en el Salón del Automóvil de los Ángeles, California, Estados Unidos. Precursor del auto eléctrico más famoso de la época: EV-1 (Experimental Vehícle-1). Algunos gobiernos exigen autos sin contaminación o “cero emisión de gases”. Estados Unidos fue el primer país en dictar una Ley: Zero Emission Mandate (1990) en California (uno de los Estados más contaminados), cuyos efectos comienzan en 1998. Las automotoras lograron la eficiencia jamás soñada, pero el petróleo estaba condenado porque, además, su existencia es muy limitada: se acaba (se prevé en los próximos años).
Siglo XXI De inicio la mayoría de los autos eran convencionales, transformados; solo unos pocos fueron desarrollados desde cero. Las grandes automotoras se apresuraron a poner a disposición del público vehículos de bajas emisiones, con prestaciones más o menos adecuadas, los cuales despertaron expectativas. Pronto los Estados de California y Arizona tuvieron sus pequeñas flotas de autos eléctricos. Los japoneses también se unieron: Toyota RAV4 EV, Nissan Altra EV, Honda EV Plus… Pero las compañías automotoras se reservaban la propiedad del vehículo, solo lo “rentaban” al usuario. Notorias figuras del cine se hicieron de su auto eléctrico: Tom Hanks, Mel Gibson, entre otros. Pero todavía las petroleras son poderosas y las baterías de muy poca duración (autonomía del auto) y tras una “curva del camino”, tomaron fuerza los híbridos. De todo el más famoso: Toyota Prius. Y casi todos los constructores de automóviles cogieron el “atajo” de los híbridos: gasolina o diesel y eléctrico. No se eliminó el petróleo ni tampoco todas las emisiones. General Motors excluyó el EV-1 y sacó el Chevrolet Volt y el Opel Ampera. Los fabricantes reclamaron sus eléctricos para desactivarlos o simplemente desguazarlos. Ahora casi todas las compañías fabrican algún híbrido: sedán, deportivo, utilitario. Sin embargo, como dije antes: el auto eléctrico terminará por imponerse como un vehículo seguro para el hombre moderno, porque el petróleo está en extinción (aunque dure un poco más) y el calentamiento global así lo afirma.