Mercury de 1946 a 1948
Concluida la II Guerra Mundial comienza, para la industria automotor norteamericana, un período de esplendor gracias a la privilegiada posición obtenida con toda Europa y Asia devastadas.
Los fabricantes norteños se disponían a restablecer su producción de cara a un mercado ansioso de disfrutar los beneficios de la victoria, luego de años de privaciones. Este marco sería aprovechado por Mercury para llegar a su mayoría de edad, y comenzar su vida como una División independiente dentro de Ford Motor Company. Así, la importancia de esa serie de posguerra de Mercury no está en las novedades técnicas, ni en su estilo de vanguardia, sino en el simple hecho de marcar la mayoría de edad de esta marca, por tanto tiempo considerada como un «Ford más bonito». La aparición de la División Mercury fue en 1945 - en verdad sería la Mercury-Lincoln Division- de cara a presentar en 1946 los primeros autos de posguerra, los cuales serían los mismos modelos en producción en 1942, cuando se detuvo toda la fabricación de autos norteamericana para dedicarse «al esfuerzo de guerra». Como hemos repetido otras veces, esta fue una práctica casi unánime de la industria y solo se hicieron unos pequeños cambios de imagen para marcar la diferencia ó incluso para suplir algún material escaso. A pesar de este esfuerzo organizativo las carencias propias de la época demoraron la aparición de los Mercury en los salones de venta. Hasta fecha tan tardía como el 6 de Febrero de 1946- se priorizó la salida de los Ford, los cuales llegaron a la venta en Octubre de 1945- cuando el año automotriz estaba en todo su apogeo. La mayor diferencia con los modelos de 1942 se centraban en la parrilla frontal, la cual ahora estaba dividida en tres secciones de barras finas y verticales delimitadas por un marco que las rodeaba. Otra diferencia significativa fue la eliminación de la transmisión Liquamatic Drive, sustituida por una convencional de tres cambios manuales . El motor empleado sería el mismo V8 de válvulas laterales que en 1950 llevaría al astro del cine James Dean al máximo de su carrera en el clásico «Rebelde sin causa», filme que afianzó la imagen de Mercury en el mercado. Nuestro modesto V8 tenía, como hemos dicho, válvulas laterales; 239.4 pulgadas cúbicas de desplazamiento; compresión de 6, 75:1 y alimentado por un carburador Holley 94 de doble venturi, era capaz de producir hasta 100 H.P. a 3 800. Comparado con los motores que estarían por llegar en los próximos años, este V8 palidece a todas vistas, pero si tenemos en cuenta que su desarrollo es anterior a la Segunda Guerra Mundial, entonces debemos darle una calificación de sobresaliente para su categoría. El año 1946 finalizó con el lugar decimoprimero en ventas para Mercury como marca en el mercado norteamericano y en los próximos dos años se mantendría oscilando alrededor de esa posición, pues los autos apenas tendrían variaciones. Para 1947 los cambios se limitarían al marco de la parrilla central que finalmente sería cromado, gracias a mayores existencias, algunos cambios en los adornos del maletero; y en el interior se rediseñarían las esferas del panel de instrumentos. La producción tuvo un incremento hasta las 86 363 unidades, contra 70 955 del año anterior, aunque se incorporaron algunas novedades técnicas como un distribuidor de corriente a prueba de humedad y cables eléctricos resistentes al aceite. Para el año de 1948, final de esta serie, se mantendría sin cambios el mismo modelo; solo se volverían a cambiar las esferas de los instrumentos y se eliminaría el cierre de la columna de dirección. La producción, sin embargo, decreció hasta 50 268 automóviles; suficientes para mantener a Mercury en el décimo puesto de la industria norteamericana, como marca. El precio de fábrica de estos automóviles osciló alrededor de los 1 500,00 U.S.D. y llegó hasta los 1 660,00 en su último año. Sin dudas Mercury siguió el paso de la industria en estos primeros años de vida como División independiente dentro de Ford Motor Co. pero fue sin duda una política sensata dentro la época: quienes se apresuraron a lanzar modelos completamente nuevos apenas terminada la Segunda Guerra Mundial, no sobrevivieron la experiencia y cayeron abatidos apenas en un lustro. La serie Mercury 1946-48 cumplió su trabajo de lograr la presencia de la marca en el mercado de posguerra y desmarcó su imagen de Ford, logrando consolidarse como un producto independiente, una nueva División de esa poderosa compañía. Y por si fuera poco, hoy todavía encontramos excelentes ejemplares, como el que ilustra este trabajo, rodando en plena forma.