El triunfo de “Seb” en el Rally de Cataluña prácticamente le abrió las puertas de un título que parecía esquivo a inicios de temporada, pero después de nueve victorias el astro alsaciano parece inalcanzable para el finlandés Mikko Hirvonnen (Ford Focus). Loeb sumó en España su cuarto triunfo al hilo y el 45 de su prolífica trayectoria, superando a leyendas como Tommi Makinen y Juha Kankkunen.

La estrategia del galo parece sencilla: acelerar, sacar toda la ventaja posible y aprovechar el sistema de “splits”, que permite conocer a los pilotos cómo va el resto de sus rivales. Y aunque ese sistema es cuestionado pues desvirtúa el espíritu del rally, Loeb ha demostrado que más allá del coche y la carretera, su principal referente es él mismo. Sin embargo, todo podría cambiar la próxima temporada, con el anunciado retorno de su Némesis, el finlandés Marcus Gronholm.

Cuestionado por alejarse en plenitud de facultades, el otrora monarca desechó una propuesta de Malcolm Wilson tras el pasado rally alemán, pero parece dispuesto a pilotear un Subaru la próxima campaña. Ello significaría no solo un atractivo duelo de pilotos entre Loeb, Gronholm e Hirvonnen, sino una batalla por el honor del equipo, entre Citroën, Ford y Subaru. Asimismo, Loeb confirmó que el próximo año pretende competir en un campeonato paralelo al WRC, que parece ser el Campeonato alemán de turismos (DTM), al cual ingresará Citroën. Ello compensaría su ausencia del rally monegasco, emblemática cita que pasará al campeonato intercontinental de rallyes (IRC), donde los potentes S2000 podrían marcar la diferencia sobre el C4 WRC del francés.

Todo ello en medio de una campaña impulsada por los organizadores del WRC para sacarlo de cierto ostracismo y estimular a los patrocinadores, lo cual trae aparejada ciertos cambios en el calendario. Por lo pronto, permanecen fijas las pruebas de Montecarlo, Cataluña, Gran Bretaña, Finlandia, Italia, Japón, Argentina y Alemania, en tanto las cuatro restantes rotarán con el IRC. Otra idea consiste en retirar paulatinamente los modelos WRC a partir del 2011, para dar entrada a los Súper 2000, en los que la electrónica y ayudas al piloto se reducirán al máximo, para minimizar el coste de los coches.