Así, ¡Y qué historia!, pretende promover la cultura y las tradiciones desde un Salón de Exhibiciones, a la vez que permite preservar el patrimonio y la integridad técnica y funcional de los vehículos a través de un Taller de Reparación-Restauración. También, lograr una función social mediante un Club de Propietarios que organiza reuniones, foros y encuentros de asociados. 
Parte de este proyecto es el Jaguar Mark VIII 1956, de su propiedad. Lo adquirió hace unos cuatro años de manos de Ángel Manuel “el Pili”, amigo por años que ha participado en restauraciones de estos autos. En aquel momento el Jaguar se encontraba en un estado deplorable, pero su potencial era inmenso. Iván comenzó a investigar detalles del singular vehículo, sabiendo que no sería sencillo restaurarlo. Apenas habían llegado unos veinte a Cuba y su producción total fue de 6 227 unidades. Por esa razón buscar piezas y partes era casi imposible.
El Mark VIII compartía elementos con otros modelos de la marca, pero tenía muchos detalles propios. El motor seis en línea, de 3.4 L y 190 CV, tenía una tapa de aluminio diferente, que Jaguar llamaba Tipo B. El interior del auto era más lujoso que su antecesor y sus instrumentos diferentes. Estaba provisto de dos bombas eléctricas de gasolina –ya en aquel entonces– y frenos de discos en las cuatro ruedas.
Por suerte, su trabajo en Panamá –como Representante de una transnacional española de marina flotante– le facilitó información y acceso a opciones de piezas y agregados. Muchas de estas piezas las encontró solo de segunda mano, restauradas, en la mismísima Inglaterra, a través de Jaguar Unlimited. La “relojería” –los instrumentos– fue muy difícil de hallar.
Así, aglutinó lo mejor de su proyecto ¡Y qué Historia!, comenzando por su propio hijo Hansel, e inició la restauración el precioso automóvil. Pero la mecánica era solo una parte del problema, el trabajo sobre la carrocería hecha por Helio –un “mago” que es tornero, chapista y carrocero– dejó listo el Jaguar para que otro Iván “el Bolo” lograra una excelente pintura y los restauradores y tapiceros hicieran también lo suyo. 
A partir de numerosas imágenes y especificaciones de la época se logró devolver al vehículo todo el carácter y la hidalguía de antaño, de forma que el espectacular resultado se puede apreciar en las fotos que acompañan estas líneas, ¡disfrútenlas!


Jaguar Mark VIII: Classic & Exceptional

Vintage cars are a deep-rooted passion in Ivan Mesa’s. Actually, they have put together several aspects of these rolling gems in the ¡Y qué historia! project, in an effort to foster the preservation of automobiles’ history in Cuba.
This 1956 Jaguar Mark VIII is part of that project. Nearly four years ago, he got it from Ángel Manuel “Pili”, a friend that is also interested in the restoration of these cars. The Jaguar was in a dreadful condition, but its potential was huge. Iván did some research on the vehicle.
There were barely twenty of these in Cuba and only 6 227 units were made. That was the reason why finding parts was a nearly impossible task. Based on numerous images and specifications of that time, the vehicle was given back its character and nobility.