Montoto, uno de los plásticos cubanos más reconocidos en la actualidad, comenzó desde muy joven en el mundo del arte, pues sus primeros estudios fueron en su tierra natal, Pinar del Río, aunque su formación la alcanzó en la famosa Escuela Nacional de Arte de La Habana. Allí obtuvo una beca para el Instituto Súrikov de Moscú, donde se graduó en 1984 como Master of Finest Art. Más de 30 exposiciones personales e innumerables muestras colectivas en Cuba y el extranjero avalan su rica y diversa trayectoria profesional. En 2005 y 2006 fue invitado a la Muestra de Pintura y Escultura Latinoamericana de El Salvador. Su escultura había dado firme inicio en Venecia en el propio 2005, y también su joyería exclusiva. Hay obras suyas en el Centro de Arte Contemporáneo «Wifredo Lam» de La Habana, el «Lowe Art Museum» de La Florida, y otras colecciones. El Museo del Vaticano exhibe «Aquí la paz», recibido por el Papa Juan Pablo II en 1999. Montoto es Profesor Consultante del Instituto Superior de Arte de La Habana y, entre otras, ha recibido la Distinción por la Cultura Nacional. Parco en el hablar, se torna locuaz si es sobre su obra. Considera su base la tradición y cultura visual hispánica. Y acota: «siempre me impresionó mucho más Velásquez que Durero». En Montoto impera cada vez más el sentido de la economía de medios. Pero ahora las frutas -suaves, jugosas, sonrosadas- aparecen como un elemento de sensualidad, que también tiene que ver con su personalidad. «Ellas activan el deseo, el apetito carnal», dice. Por estos días en que recién despunta 2008, este pintor proyecta un gran mural con frutas tropicales para un restaurante en Cancún y acaba de terminar una vajilla exclusiva para la tienda Colección Habana de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. Si se le pregunta si continuará por esa línea estética, sólo sonríe. Probablemente ya gesta un nuevo y doble sentido.